/ sábado 28 de septiembre de 2024

‘Abrazos, no balazos’, , la continuidad fallida

El fracaso en materia de seguridad continuará en el siguiente sexenio.

No se vislumbra otro panorama si la política pública del siguiente gobierno que encabezará Claudia Sheinbaum Pardo insiste en un modelo de estilo “hippie” que durante seis años dejó casi 200 mil muertos.

Es cierto que la violencia solo genera más violencia, pero cuando se ejerce desde el Estado para sofocar los brotes de violencia generado por el narcotráfico está justificada para evitar muertes de personas inocentes.

Lo que pasa en Culiacán y otros municipios desde el 9 de septiembre es un “estado de sitio” donde las autoridades prefieren no enfrentar a los delincuentes.

Los generadores de violencia hacen de las suyas y aprovechan medios de difusión como las redes sociales para generar terror en la población, que ante la falta de reacción del Estado mexicano dejar de ejercer su vida cotidiana: salir al cine, comer en restaurantes, bailar por las noches en un ambiente de tranquilidad.

El Presidente Andrés Manuel López Obrador dijo este viernes en El Rosario que si las cosas se salen de control, el Estado mexicano pondrá orden, pero este discurso no tiene eco social, más bien, lo opaca el miedo ciudadano.

Por más tropas militares que se envían a la entidad para combatir al crimen organizado, el ciudadano de a pie no se siente seguro, como dicen los que saben, “percepción es realidad”.

La realidad que vivimos los sinaloenses, o mejor dicho, los habitantes de Culiacán en ese caso, contrasta con la narrativa que se quiere imponer desde el ámbito político de Palacio Nacional.

El Gobernador y el Presidente a días de dejar el poder, no han entendido que no combatir a los criminales es al mismo tiempo una claudicación de su principal función, garantizar la seguridad de la ciudadanía.

En la víspera del nuevo gobierno cuatroteísta el rumbo de la seguridad parece no encontrar un cauce para la pacificación, mientras tanto se buscan culpables del otro lado de la frontera a la creciente amenaza de la violencia.

No señor Presidente, el problema seguirá aquí cuando usted se vaya y los sinaloenses seguirán atrapados en la barbarie narca.