La balacera en el interior del penal de Aguaruto ocurrida la noche del domingo solo pone de manifiesto lo que para muchos es obvio: Gobierno del Estado no es capaz de mantener el orden en Culiacán, ni en las calles ni en el interior de sus cárceles.

El saldo de la balacera fue de un muerto y tres heridos, quienes ya son atendidos. Según la información que se ha dado a conocer poco a poco, el occiso resultó trabajador de José Guadalupe “Lupe” Tapia, quien fue capturado el 9 de febrero de 2023 y desde entonces se encuentra en prisión.

“Lupe” Tapia era un conocido operador de la facción de Ismael “El Mayo” Zambada en la región de Tacuichamona, y en el contexto actual muchos ya hacen sus interpretaciones basados en esa información. Pero sea de quien fuese trabajador, el asunto relevante es lo que ocurre en la cárcel.

Desde el Culiacanazo, en el que Ovidio Guzmán López tuvo que ser liberado tras un operativo fallido por parte del gobierno federal, no se veía en el penal de Aguaruto un conflicto como el que ocurrió el domingo.

No fue hasta esta mañana que se dio a conocer la versión oficial del asunto, en la que el secretario de Seguridad Pública, Gerardo Mérida Sánchez, informó que se habían asegurado droga, armas y dinero en el interior luego de la balacera.

Y esto es solo lo que se da a conocer. No se sabe a ciencia cierta qué mercancías son capaces de introducir los grupos delictivos en las cárceles de Sinaloa y controlar su flujo. Gobierno del Estado suele dar a conocer siempre que hay operativos y aseguramientos, pero no se sabe de qué recursos se vale la delincuencia para introducir todo lo asegurado.

La conferencia de Mérida, más que clarificar la situación, plantear un montón de preguntas. ¿Cómo es que se pueden introducir armas, drogas y dinero al penal bajo la vigilancia del gobierno? ¿O es que el gobierno sabe de esto y lo permite? Si no lo sabe, ¿por qué no lo sabe? ¿Tiene más control el crimen de las prisiones estatales que el propio estado?

Np hay condiciones de seguridad en ningún lugar de Culiacán, pero sobre todo no hay control de la seguridad en las cárceles.