Mucho se ha dicho que es un error desaparecer al Instituto Nacional de Transparencia y Acceso a la Información Pública (INAI), pero ahora que le toca el turno a la Comisión Estatal de Transparencia y Acceso a la Información Pública es necesario puntualizar lo que ocurren en Sinaloa con este órgano que se ha burocratizado y cuyo trabajo se ha vuelto una vergüenza en el plano estatal solapando a entes públicos sumamente opacos.
El 7 de noviembre pasado, la CEAIP, bajo la directriz de la comisionada Liliana Margarita Campuzano Vega, quién sabe a cuenta de qué, le entregó un galardón a la Universidad Autónoma de Sinaloa, ¡por ser transparente! Háganos el favor.
Si algún ente público peca de opacidad, esa es la Universidad. Basta revisar el cumplimiento de sus obligaciones en la Plataforma Nacional de Transparencia y el ciudadano podrá constatar que lo anterior se confirma, la información que los ciudadanos pueden consultar ahí es poca, deficiente y desfasada.
¿De dónde sacó Campuzano Vega que la UAS es transparente? ¿Qué interés tiene la comisionada presidenta de quedar bien con la élite universitaria? Lo anterior no es algo dicho en esta columna a la ligera, es grave que un órgano garante de la transparencia en Sinaloa solape a una institución que reiteradamente bloquea el acceso a la información a los ciudadanos.
¿Quieren otra prueba? Pues resulta que la UAS es uno de los sujetos obligados que de manera reiterada se ampara frente a las resoluciones de la CEAIP; sí, es decir, para no acatar las resoluciones donde se le obliga a la Universidad a entregar información pública, la institución opta por ampararse.
De hecho, por ser omiso, el director de la Unidad de Transparencia de la UAS, Francisco Bringas, fue sancionado por la misma CEAIP y actualmente busca un amparo para no pagar las multas que le fueron impuestas al funcionario universitario.
Más allá de los juicios que le mantienen enderezados a sus funcionarios, tanto la Fiscalía como la Auditoría Superior del Estado ante los jueces de control, y por más que se quiera comprar un discurso, lo cierto es que la opacidad reina en la UAS. Reina la opacidad, la omisión y la falta de preocupación por su comunidad estudiantil.
Y eso fue lo que premió la CEAIP. Pero la Universidad es solo un caso, en los sindicatos también campea la opacidad y el incumplimiento de obligaciones, en algunos ayuntamientos, etcétera, por lo que en efecto, es necesario replantearse la existencia de un organismo que en lugar de proteger a los ciudadanos, protege a entes públicos sumidos en la omisión de la Ley.
“Jalemos con la banda”
Jalemos con la Banda fue una iniciativa ciudadana que encontró eco en la sociedad civil, este jueves 21 de noviembre se volcaron a Catedral para hacerse escuchar, y de paso recabar apoyos para los músicos.
Pocas veces un evento de esta naturaleza alcanza el adjetivo de exitoso, al unísono tomaron el espacio público, la música y la alegría. Claro está, hubo quien criticara que se hiciera a un lado donde una madre tiene un plantón para exigir la aparición de su hijo, pero si bien es cierto que todos los casos son dolorosos, tampoco la toma de la ciudad por la sociedad, debe verse como algo malo, sino al contrario.
La esperanza vendrá de la sociedad civil, y no de las instituciones. Esperemos que este tipo de eventos sean tomados como ciudadanos y nadie busque sacar raja política, como sí lo hizo la UAS, al boletinar que la Universidad apoyó el evento.