Ya es un hecho que el Congreso tuvo una escasa participación, si no es que mínima, en su presunta consulta a la comunidad universitaria para reformar la Ley Orgánica de la UAS y así intentar tumbar el cacicazgo imperante.
Gastaron de nuestros impuestos, los ínclitos diputados, más de 4 millones de pesos en la instalación de mesas receptoras, pagarle al personal que estaba ahí desolado, mientras todo estaba suspendido por la violencia. Uno que otro iba a emitir su opinión. Sobre todo los de Morena.
Como ya lo manifestamos, no importa si fueron o no, el chiste era simular que hacían la consulta para así justificar la reforma que será votada. Es todo.
Eso sí, ningún solo diputado (ni siquiera de la oposición) existió para levantar la voz por el pueblo que se sumía en la incertidumbre a causa de la pandemia de la violencia, en un resguardo obligado, con aumento de estrés y
A nuestros diputados, qué duda cabe, no le interesa el pueblo, solo la agenda política de ellos y del gobernador Rubén Rocha Moya (en el caso de los "levantadedos" de Morena, porque los Pasistas defienden fuertemente sus intereses en la UAS).
Es lamentable que el Congreso esté volcado en este asunto de reformar la Ley solo para decapitar un cacicazgo que creó Héctor Melesio Cuén Ojeda y que hoy en día, ya asesinado, pues van por la última estocada para democratizar la institución.
Ilusiones vanas de quienes creen que la democracia será un hecho, cuando en realidad la élite política busca hacerse del control de la UAS como botín, ya lo hemos dicho en este espacio institucional: se va ir un grupo de control, quizá, para instalar otro. El caso es que lo que menos importa es qué opinan los universitarios, los estudiantes, ellos son la justificación de Maquiavelo.
Ojalá y estemos equivocados, y realmente dejen participar a todas las voces, pero pues si no lo hacen ahorita, bajo este esquema de autocracia.... ¿Tienen dudas? Dejen que camine la reforma judicial ya aprobada y veremos.
A la deriva
Todavía no es posible ver resultados en materia de seguridad, ni una estrategia clara de parte de los tres niveles de gobierno en el combate a la violencia.
Lo que se observa es que la sociedad sigue a la deriva, los camiones de basura sin pasar por muchos sectores y el temor latente continuará porque los sinaloenses saben del poder de fuego de los grupos criminales y saben que en cualquier momento puede haber otro estallido de violencia.
La indolencia del presidente Andrés Manuel López Obrador es del tamaño de su ambición por tumbar a la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Ya lo hizo, ya se va y ahora dice que le toca a Claudia.
En fin, que gobernar y hacer campaña son dos cosas distintas. Por lo pronto se auguran lluvias este fin de semana en Sinaloa.
