Mazatlán está en el ojo de la opinión pública desde la semana pasada por dos llamados de peso a “no visitarlo”.
El primero fue el exhorto del Gobernador de Durango, Esteban Villegas, para que los ciudadanos de aquella entidad no vengan al puerto a vacacionar por la serie de hechos violentos registrados el fin de semana antepasado.
Y aunque matizó que es una situación lamentable porque quiere mucho a Mazatlán, y se le considera otra comunidad de Durango, lo cierto es que el comentario cimbró a la estructura turística y política de Sinaloa, al grado que el gobernador Rubén Rocha Moya salió reclamarle ese llamado.
El mandatario estatal duranguense tiene la obligación de ver por sus ciudadanos, solo hizo lo que consideró prudente en el escenario de los hechos de inseguridad.
El otro fue el que vino directamente de Canadá, para que los canadienses no viajen a México también por la inseguridad.
Los canadienses son una comunidad que se ha integrado por años a la vida del puerto, incluso muchos ya radican acá, otros vienen de vacaciones por hasta seis meses para evitar las extremas condiciones climáticas del país del norte del continente.
Lo cierto es que cada llamado de esta naturaleza sí provoca un cisma en la actividad comercial y turística, y de paso le da un llegue al sistema político en ese contexto de inseguridad.
Hay operativos, sí, hay resultados, sí, pero en la visión del ciudadano la violencia es más contundente.
¿Tanto fotógrafo?
Dicen que la alcaldesa Estrella Palacios, en una visita realizada el sábado a un panteón del puerto, traía buena cobertura mediática… ¡con personal del Ayuntamiento!
Sí, se le vieron hasta 5 fotógrafos visitando unas tumbas. Es un exceso ¿no?