Si algo ha marcado la vida pública del país en los últimos años, es la normalización de la violencia política, preponderantemente hacia militantes de la oposición, algo que antaño era parte de litigios y protestas poselectorales hoy es un factor determinante del resultado electoral en muchas partes del territorio nacional. Y no solamente tiene que ver con homicidios dolosos, sino también con otras formas de violencia como la amenaza, el atentado, el secuestro y la desaparición. Sinaloa no ha sido la excepción y hoy padecemos un gobierno autoritario (el ejercicio abusivo dela autoridad) que persigue, denosta y calumnia a quienes disienten de su obsesiva pretensión de pensamiento único.
Y como diría el clásico Carlos Monsiváis, para documentar nuestro pesimismo y ponerle números a esta lamentable realidad, hace unos días la consultora de riesgo político Integralia Consultores que dirige el expresidente del INE Luis Carlos Ugalde, publicó un informe muy completo sobre ese tema titulado Violencia Política. Balance Poselectoral 2023-2024.
Pionero en este tipo de análisis, Integralia inicia el texto definiendo a la violencia político-electoral como “todo acto ejercido contra actores que participan, formal informalmente, en proceso electorales para influir en los resultados por medio de la fuerza: asesinatos, atentados, amenazas, secuestros, desapariciones y cualquier otro mecanismo que produzca daño físico o emocional”.
En este 2024 Sinaloa no estuvo ajeno a este fenómeno de la violencia político electoral. Hay diversas historias y testimonios de actores locales que fueron intimidados o amenazados para desistir de alguna pretensión o posición política, desde poderes fácticos, pero también desde los mismos poderes formales de la entidad.
Para dimensionar la magnitud de este fenómeno, dice Integralia que el proceso electoral 2023-2024 ha sido el más violento de la historia moderna, pues de septiembre del 2023 al día de la elección documentaron 889 víctimas de violencia política, incluyendo el asesinato de 39 aspirantes o candidatos. Las víctimas de violencia política incrementaron 197.3% en comparación con 2021 (299 casos) y 132% frente a 2018 (674 casos).
El informe del doctor Ugalde también da testimonio de que el orden de gobierno más vulnerable a la violencia política es el municipio, al grado de que el 75% de los ataques contra candidaturas se concentró en este ámbito de gobierno. Del mismo modo, 92% de las candidaturas asesinadas buscaban un puesto de elección en dicho orden de gobierno, principalmente presidencias.
Esta focalización en los municipios, concluye Integralia, “se debe a que las elecciones en el ámbito local son vistas por los grupos criminales como un medio eficaz para acceder al ejercicio del poder político. Las estadísticas sugieren que, después de los comicios, existen más territorios donde los grupos criminales dictan las reglas de la vida económica y la convivencia social”.
Sin duda, una de las políticas públicas que peores resultados ha dado en el sexenio que termina, ha sido la de seguridad pública operada bajo el mantra de “abrazos no balazos”. Un gobierno que cerrará con récord de casi 200 mil homicidios dolosos(como referente, EU tuvo un total de 50 mil muertos en la Guerra de Vietman), cuando la misión primaria de todo Estado nacional es proteger la vida e integridad de sus habitantes.
Un fracaso absoluto. No hubo seguridad pública en la Cuarta Transformación. Incluso, de acuerdo con Naciones Unidas (Global Study on Homicide 2023), México se encuentra entre los 18 países del orbe que superan una tasa de 20 muertes violentas intencionadas por cada 100 mil habitantes. Mientras la tasa mundial es de 5.8 homicidios por cada 100 mil personas, en México resultó de 28.2. El riesgo de perder la vida en nuestro país por un homicidio es casi cinco veces más alto que en el promedio global.
En esta materia se está cerrando el sexenio con el peor panorama: militarización, sin paz ni seguridad. No hay profesionalización policial, ni servicios de inteligencia y menos prevención social. Aunado a ello, llevamos dos meses consecutivos con pérdida de empleos formales (inusual, casi inédito: -25,503 en mayo y -29,555 en junio), la inflación general en 5%, pero en alimentos (frutas y verduras) del 19%, y ni de broma PIB promedio del 4% anual; tendremos crecimiento cero en términos percápita, pues cada año se incorporan un millón de jóvenes al mercado laboral.
México requiere crecimiento económico urgente y condiciones de paz y seguridad para ser viable en el largo plazo. De otra manera, será imposible sostener los programas sociales basados en transferencias monetarias, pues se han agotado y a las reservas, fondos y fideicomisos que dejaron los gobiernos anteriores, y los niveles de endeudamiento ya son insostenibles. Una definición clásica nos recuerda que “el populismo es pan para hoy y hambre para mañana”. Hagamos un gobierno responsable para que nunca falte el pan en la mesa de los mexicanos.
Excelente inicio de semana.15/Jul/2024.