/ martes 12 de diciembre de 2023

Palabra de Antígona | ¡Señoras candidatas, escuchen!

Al término de la campaña de los 16 días de activismo contra las violencias de género,me quedó una sensación de vacío. Creada por el Instituto para el Liderazgo Global delas Mujeres en 1991, en Washington, hace más de tres décadas, tenía el objetivo deexigir a los gobiernos del mundo la prevención y eliminación de la violencia contra lasmujeres y las niñas.

Se unió al 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra laMujer, al 10 de diciembre, Día Mundial de los Derechos Humanos, para generarreflexiones y acciones desde la sociedad civil y presionar a gobiernos y sociedad aactuar.

Una vez reconocida por la Organización de las Naciones Unidas, los gobiernos seapoderaron de su sentido y profundidad. La usaron. En México, desnaturalizada, estáconvertida en una campaña de propaganda gubernamental.

Este es el mejor ejemplo: el 28 de noviembre el Instituto Nacional de las Mujeres informóque en cinco años el gobierno de la República destinó “recursos sin precedentes” demás de cuatro mil 200 millones de pesos para atender la violencia contra las mujeres.

La información oficialista contrasta con la realidad. Todas las personas enteradassabemos que desapareció en esta administración la prevención de la violencia contra lasmujeres. Se prefirió entregar dinero para los programas de bienestar, mientras losprogramas de capacitación y la formación de hombres y mujeres, para comprender elfondo de la problemática de la violencia específica contra las mujeres, se nulificaron.

A la sensación de vacío se suma un sentimiento de congoja, por la superficialidad cómose conduce el funcionariado público ante esta tragedia cotidiana. Pienso en la vida diaria,en esos lugares, llamados hogares, donde deberían aprenderse el afecto y los valores.

La realidad es otra. La primera semana de diciembre se conoció el Estudio Mundialsobre el Homicidio 2023 de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito(UNODC), cuya revelación más contundente es que cada hora en el mundo sonasesinadas 52 personas, de las cuales 10 son mujeres, y de ellas, el 66 por cientoresultan de homicidios cometidos por la pareja. Las asesinadas, además, significan el 54por ciento de todos los homicidios sucedidos en el hogar.

Las revelaciones de Naciones Unidas muestran el fracaso global de la búsqueda de lapaz y la disminución de la violencia dentro de los hogares. Da certidumbre de lavigencia del sistema fundado en el ejercicio del poder patriarcal. Muestra que elhomicidio en casa, contra hombres, mujeres, niños y niñas cobra mucho más vidas quelas que se pierden en conflictos armados y el terrorismo.

¿Qué es lo que ello nos dice? Que estamos en una crisis de relaciones interpersonales,que el discurso familista se hace pedazos; que está al descubierto que al interior de loshogares, con matrimonios simulados, de felices y formales familias, lo que se anida esrencor y violencia. Ahí están perdidos los valores de solidaridad, ciudadanía,generosidad, compromiso comunitario y el amor como una aspiración humana.

El estudio dice que la guerra, esa terrible que nos acosa en Medio Oriente, es menosletal que lo que viven millones de personas en su propia casa.

Pienso que ello les tendría que decir algo a las mujeres en la política, a sus proyectos degobierno, dónde poner el dinero y la mirada para construir y empujar el cambio cultural,la revolución – esa si- de las conciencias y la búsqueda de una mejor convivencia, y noel odio y la división. Pero eso es utópico, porque mexicanos y mexicanas, están sólo eneso, en la lucha por el poder. Es una desgracia. Veremos.

Periodista. Directora del portal informativo http: www.semmexico.mx

Al término de la campaña de los 16 días de activismo contra las violencias de género,me quedó una sensación de vacío. Creada por el Instituto para el Liderazgo Global delas Mujeres en 1991, en Washington, hace más de tres décadas, tenía el objetivo deexigir a los gobiernos del mundo la prevención y eliminación de la violencia contra lasmujeres y las niñas.

Se unió al 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra laMujer, al 10 de diciembre, Día Mundial de los Derechos Humanos, para generarreflexiones y acciones desde la sociedad civil y presionar a gobiernos y sociedad aactuar.

Una vez reconocida por la Organización de las Naciones Unidas, los gobiernos seapoderaron de su sentido y profundidad. La usaron. En México, desnaturalizada, estáconvertida en una campaña de propaganda gubernamental.

Este es el mejor ejemplo: el 28 de noviembre el Instituto Nacional de las Mujeres informóque en cinco años el gobierno de la República destinó “recursos sin precedentes” demás de cuatro mil 200 millones de pesos para atender la violencia contra las mujeres.

La información oficialista contrasta con la realidad. Todas las personas enteradassabemos que desapareció en esta administración la prevención de la violencia contra lasmujeres. Se prefirió entregar dinero para los programas de bienestar, mientras losprogramas de capacitación y la formación de hombres y mujeres, para comprender elfondo de la problemática de la violencia específica contra las mujeres, se nulificaron.

A la sensación de vacío se suma un sentimiento de congoja, por la superficialidad cómose conduce el funcionariado público ante esta tragedia cotidiana. Pienso en la vida diaria,en esos lugares, llamados hogares, donde deberían aprenderse el afecto y los valores.

La realidad es otra. La primera semana de diciembre se conoció el Estudio Mundialsobre el Homicidio 2023 de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito(UNODC), cuya revelación más contundente es que cada hora en el mundo sonasesinadas 52 personas, de las cuales 10 son mujeres, y de ellas, el 66 por cientoresultan de homicidios cometidos por la pareja. Las asesinadas, además, significan el 54por ciento de todos los homicidios sucedidos en el hogar.

Las revelaciones de Naciones Unidas muestran el fracaso global de la búsqueda de lapaz y la disminución de la violencia dentro de los hogares. Da certidumbre de lavigencia del sistema fundado en el ejercicio del poder patriarcal. Muestra que elhomicidio en casa, contra hombres, mujeres, niños y niñas cobra mucho más vidas quelas que se pierden en conflictos armados y el terrorismo.

¿Qué es lo que ello nos dice? Que estamos en una crisis de relaciones interpersonales,que el discurso familista se hace pedazos; que está al descubierto que al interior de loshogares, con matrimonios simulados, de felices y formales familias, lo que se anida esrencor y violencia. Ahí están perdidos los valores de solidaridad, ciudadanía,generosidad, compromiso comunitario y el amor como una aspiración humana.

El estudio dice que la guerra, esa terrible que nos acosa en Medio Oriente, es menosletal que lo que viven millones de personas en su propia casa.

Pienso que ello les tendría que decir algo a las mujeres en la política, a sus proyectos degobierno, dónde poner el dinero y la mirada para construir y empujar el cambio cultural,la revolución – esa si- de las conciencias y la búsqueda de una mejor convivencia, y noel odio y la división. Pero eso es utópico, porque mexicanos y mexicanas, están sólo eneso, en la lucha por el poder. Es una desgracia. Veremos.

Periodista. Directora del portal informativo http: www.semmexico.mx

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