Por más que el gobernador Rubén Rocha Moya se maneja con la bandera de hacer gestiones a favor de Sinaloa, lo evidente es que el mandatario quiere preparar una red circense por temor a caer en las acrobacias de gobernabilidad que realiza.
Presumió sus fotos con los diputados y senadores, diciendo que tiene su respaldo, pero no revela cuál fue el tema principal de los diálogos sostenidos, aunque todos sabemos que el tema era que desde que su nombre apareció en la carta del Mayo, el gobernador ha tenido una sobre exposición en medios nacional, y más ahora que padecemos una reyerta sangrienta en Sinaloa. Pero no. El gobernador no es la víctima de todo esto. Los ciudadanos que mueren y desparecen cada día sí lo son, máxime si son víctimas colaterales.
Sorprende pues que la clase política arrope a Rocha y diga que lo respalde, ¿de qué? El arropo y abrazo que se requiere es abrazar las causas del pueblo Sinaloense, no las figuras políticas.
Ver a Rocha cerca del Poder Legislativo federal es para plantear varios escenarios, y esto se comprueba con los tropiezos de la sexagésima cuarta legislatura que ya se fue y que nunca ganó ninguna con Feliciano Castro al frente de la Jucopo: perder ante Jesús Estrada Ferreiro la controversia constitucional por los descuentos del agua potable, el amparo a favor de la UAS contra la Ley de Educación Superior, y la reforma a la Casa Rosalina basada en una consulta fingida y costosa, que está en vías de impugnación.
No es de extrañar que haya causado controversia aquella vez que pidió "hacer una curvita" la Constitución para que AMLO continuara como presidente otro sexenio.
La visita es aún más polémica, ya que mientras Rocha tomaba café y quedaba atrapado en el elevador de San Lázaro, los ciudadanos solicitaban los requisitos para tramitar la revocación de mandato en noviembre.
Rochistas de oposición
Hablando de la revocación de mandato, el PRI y el PAN ya se han lavado las manos, la cara y hasta el tuétano para que el gobernador no los vea mal. Ellos no van a promover ni participar en el proceso, lo cual es positivo, porque al final de cuentas, restan más de lo que suman.
Y es que el juicio de la historia no solo recaerá sobre el gobernador y Morena, sino también sobre los partidos de oposición que no hacen nada por el pueblo, petrificados por la violencia que padecemos a doble fuego, el de la militarización y el de la delincuencia organizada.