Se presentó el presupuesto de egresos de la federación para 2025. Ya tenemos la cobija de Pesos y centavos con la cual todos los mexicanos nos tapamos; como siempre, no alcanzará para todos. No pretendo lanzar un rosario de cifras que dicen poco o nada. Ustedes mismos pueden consultar el documento y realizar un análisis minucioso en lo cuantitativo; sin embargo, hay muchas cosas de las cuáles podemos platicar desde la perspectiva cualitativa.
La deuda pública ha aumentado significativamente en los últimos años, llegando a 1.7 billones de pesos en 2024. Esto puede generar una carga financiera pesada para las futuras administraciones y limitar la capacidad del gobierno para invertir en proyectos de desarrollo.
De entrada, el presupuesto será menor en términos reales (cuando se considera la inflación). En otras palabras, en 2024 se tuvo más dinero que lo que se tendrá en 2025. El gran problema que se plantea es que los programas sociales aumentaron y el presupuesto se hizo menor. No va quedar otra que sacar la tarjeta de crédito para pagar lo que no alcanza con los ingresos propios.
Usar crédito para financiar el desarrollo de un país no es malo cuando el dinero que pedimos es utilizado de manera sensata. Podemos tomar las finanzas personales para hacer un símil sobre el uso del crédito. Imaginen que ustedes tienen una tarjeta de crédito con un monto de 100 mil Pesos. Tienen varias opciones para utilizar el crédito: Salir de vacaciones; comprar un nuevo guardarropa; pagar un semestre de la educación de sus hijos; poner un negocio; gastar en restaurantes o simplemente entregar ese dinero a la beneficencia. Cualquiera que sea la decisión que se tome tendrá que pagar el crédito. Lo mismo sucede con el país. No es lo mismo endeudarse para construir infraestructura que en un futuro representará al país más ingresos o gastar el dinero en algunos programas sociales que son más gasto que inversión.
La cobija presupuestaria parte de premisas muy optimistas. Para el 2025; volviendo al tema de las finanzas personales, pongo nuevos ejemplos. Imagine ahora que tiene que hacer el presupuesto para el próximo año. Hay que tomar en cuenta los pagos de colegiaturas; hipotecas, gastos de diversión; ropa; calzado; alimentación; etc. Considera que todos esos gastos deberán ser cubiertos con los ingresos de su trabajo. Para planear esos gastos usted cuenta con futuras comisiones de acuerdo a sus propios cálculos, reparto de utilidades de la empresa, algún aumento que tiene apalabrado con su jefes, ¿pero que sucede si las comisiones no llegan, los bonos son menos de lo pensado y los aumentos solo se quedaron en promesas?. Lo mismo sucede a nivel nacional. El gobierno federal está considerando que la economía crecerá más de lo que está proyectada, piensa que el dólar estará más barato de lo que teneos ahora y que los intereses de la deuda no serán tan caros como los tenemos actualmente.
De entrada, ya vimos que la SHCP tuvo que rectificar sobre la reducción del presupuesto a las Universidades Públicas. Prometen que en lugar de recorte tendrán un aumento; sin embargo, eso significa que el presupuesto presentado tendrá un aumento que no estaba considerado. De algún lugar tendrán que tomar esos recursos para tapar el error inicial. La cobija dejará desprotegido a algún sector que no estaba considerado.
La elaboración de presupuestos federales en México ha sido históricamente optimista, lo que ha generado una serie de consecuencias negativas para la economía y la sociedad. Los presupuestos optimistas pueden generar un desequilibrio fiscal, ya que los gastos superan a los ingresos. Esto puede llevar a una reducción de la inversión en sectores clave, como educación y salud.
Los políticos pueden sentir presión para presentar presupuestos optimistas para ganar apoyo popular o para cumplir con objetivos políticos. Es fundamental aumentar la transparencia en la elaboración de los presupuestos, incluyendo la publicación de información detallada sobre los ingresos y gastos. Los presupuestos federales optimistas en México tienen costos significativos para la economía y la sociedad. Es importante encontrar un equilibrio entre el gasto y los ingresos, y priorizar las necesidades básicas de la población.
¿Usted qué opina, amable lector? ¿Le gustó como lo tapa la cobija?