/ lunes 11 de noviembre de 2024

Tiempos Políticos | Gámez, ¿con respaldo y capacidad para el 27?

Es inequívoco, que Juan de Dios Gámez Mendívil concibió como cierta la deferencia del gobernador Rubén Rocha Moya para que busque la gubernatura de Sinaloa, que se convirtió en el premio que todos desean sacarse “sin comprar cachito”, más en esas pasiones que se desataron en las que admitió el apoyo, tendrá que calibrar sí en verdad, cuenta con las tablas suficientes y la capacidad para estar en la jugada.

Hay un ambiente precario entre quienes conforman el entorno inmediato del alcalde culiacanense, que no les permite asegurar que se anime a someterse a un auto examen de lo que es y lo que hizo hasta la fecha por el bien de la sociedad y, específicamente, por quienes más lo necesitan.

Si en lo que se cree como vital, comulga con los principios de Movimiento de Regeneración Nacional de no mentir, no robar, no traicionar y de poner en la mira del bienestar y el progreso a los más jodidos del pueblo, podría estar a salvo.

Más se ignora a ciencia cierta.

Todavía no paga el obsequio que le cayó del cielo al erigirse en el heredero de Jesús Estrada Ferreiro y esto le fue difícil porque como arribó carente del vínculo que se hace con los de abajo en las colonias populares y en las rancherías cuando se hace campaña, lo que se plantea es casi imposible.

Su abrupta toma de silla municipal, no le generó sensibilidad ni compromisos y solo asemejó actuar a la medida de las circunstancias al pasar por encima del que le dejó el espacio.

Estratégicamente, le criticó todo aquello de que lo acusaron los comerciantes, los adultos mayores, los discapacitados y las viudas de policías. De una iniciativa propia, no se supo nada.

Frente a esa tesitura, es muy remoto que el actual munícipe entre al campo de una retrospectiva. Como los hechos hablan más que las palabras, no posee un inventario de sucesos que lo avalen para merecer una candidatura.

Cimienta su esperanza y hasta su seguridad de que será el bueno para el 2027 por Morena, en base a su parentesco con quien ostenta el poder máximo en la entidad.

Y a eso se atiene.

No es ingenuo el presidente municipal de la capital y basa su destino en casi nada, dijera el viejo herrero de Navolato, de extensa sabiduría política y popular, Nicolás Machado.

En contra parte ignora que los adversarios que también figuran en la carrera son de “carne y queso” y con décadas –algunos- de ventaja en trayectoria y experiencia.

Si no labora para crear más músculo se le dificultarán las cosas. No serán tan fáciles como le resultaron en el periodo anterior al que vive.

Gerardo Vargas Landeros, Enrique Inzunza Cázarez e Imelda Castro, tejen a diario redes de contribuciones favorables a las exigencias de la ciudadanía y fomentan sus relaciones con grupos poderosos que desde la Ciudad de México, influirán en la decisión de éste y otros estados.

Sectores con los que por supuesto, Claudia Sheinbaum Pardo, convive permanentemente y con los una cercanía milimétrica los une, como la del sinaloense Julio Berdegué Sacristán, ministro de Agricultura, que aparte tiene años de vuelo en la pista.

Los drones de guerra escalan el peligro.

La operación de los drones de guerra que surcan los cielos de poblados y dejan caer artefactos explosivos, a abrió una nueva moda en la confrontación que los grupos delictivos organizados, iniciaron el nueve de septiembre de este año. El secretario de Seguridad Pública de Sinaloa, Gerardo Mérida reveló ello y asi aceptó prácticamente lo que no se esperaba.

Desde el día en que se detectaron estos armamentos “hechizos” a la aparición de eventos en que se activaron los drones en vuelo, lamentablemente el nivel de los enfrentamientos escaló a lo más peligroso.

Desde que los ciudadanos se enteraron del uso de los aparatos, el miedo aumentó gradualmente.

No es que sea una inventiva en el territorio urbano de la comunidad.

Es lo que realmente se escucha en las pláticas de quienes, incluso, se prepararon para acudir a los espectáculos, a las escuelas o a sus lugares de trabajo. Ya anuncian que no saldrán a menos que se necesita.

Temen que las caiga algo explosivo, en lo que se imaginan verse como víctimas centrales de escenarios que no pensaron en ser protagonistas.