Este lunes 15 de julio, por lo menos una docena de autobuses para capacidad de más de 40 personas partieron a la Ciudad de México para participar en las manifestaciones anunciadas en el Zócalo frente a Palacio Nacional.
Todo con la intención de hacer eco nacional de la inconformidad de la élite universitaria por los procesos penales que le abrió la Fiscalía y el Poder Judicial.
Hay que recordar que no es la comunidad universitaria la que está en el banquillo, sino algunos de sus dirigentes, acusados de manejar de manera irregular los fondos de la Universidad, con compras que no siguieron procedimientos que marca la ley.
Pero si de por sí los dirigentes de la UAS se hacen los dignos por el tema del gasto del recurso, pero luego arman estas parafernalias de movilizar a personal en camiones oficiales, con pancartas y, ¿gastos pagados?
¿De dónde salieron los miles de pesos para mover a los uaseños a la Ciudad de México? ¿Es correcto usar unidades oficiales de la Universidad con fines particulares, aunque se diga que es una persecución política? ¿Quién paga los viáticos, maestros y trabajadores administrativos sacaron de su bolsa para financiar la ida? ¿Y el hospedaje y alimentación?
La UAS tendría que rendir cuentas sobre cómo organizó este viajecito, como también tiene que rendir cuentas del por qué en el aumento de las cuotas escolares que ya empiezan a denunciar los estudiantes.
Quirino en el ojo del huracán
Primero fue la fotografía con el Innombrable Carlos Salinas de Gortari, en una fiesta fifí de un connotado empresario español, luego fue la bonanza repentina que ha tenido como empresario en Madrid, en donde ya fundó una nueva empresa, la cual es propiedad a su vez de una de sus empresas con sede en Mazatlán.
Su declaración patrimonial de este 2024, señala que le fue muy bien en sus negocios hoteleros e inmobiliarios al exgobernador sinaloense, incluso se dice que durante su gobierno sus empresas se vieron beneficiadas por el boom económico que recibió Mazatlán.
Y ahora Quirino no haya cómo deshacerse del contrato de 15 millones de pesos que le pagó a la empresa subsidiaria de Latinus, una de las principales enemigas del gobierno de López Obrador, la cual es investigada por la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), por recibir dinero de gobiernos estatales.
El vocero de Quirino, Alberto Camacho, quien fungió como jefe de Comunicación Social en su gobierno, se ha defendido diciendo que el contrato fue por publicidad, unos banners que lucía la plataforma de Latinus en aquel 2021 en que Ordaz Coppel entregó el poder a Morena, con Rocha Moya.
Total que no andan cómo desenmarañarse de este brete en el que se metieron, el tercer palo mediático que recibe Quirino Ordaz que aspira a formar parte del gabinete ampliado de Sheinbaum o por lo menos permanecer a la sombra del poder en la Embajada de México en Madrid. Veremos qué le traen los tiempos.
