Los líderes mundiales que se reunirán este fin de semana en la localidad costera vasca de Biarritz están divididos, pero el país anfitrión Francia espera que la cocina local ayude a digerir los desacuerdos.
El presidente Emmanuel Macron quiere establecer un tono informal en la cumbre con los líderes de Gran Bretaña, Canadá, Alemania, Italia, Japón y Estados Unidos después que la reunión del año pasado en Quebec terminó en un caos que subrayó las tensiones entre Washington y sus principales aliados.
Un equipo de cuatro chefs con estrellas Michelin, entre ellos Andreé Rosier de la cercana ciudad de Bayona, prepararán comidas con productos locales, pero los menús se mantienen como secreto de Estado hasta que los líderes se sienten a cenar el sábado por la noche.
"La gastronomía siempre ha sido parte de la diplomacia", dijo Vincent Jumert, segundo mayordomo del Palacio del Elíseo.
"Estamos aquí para que sea un momento agradable alrededor de una buena mesa, con buenos vinos locales, para que este momento pueda aliviar algunas pequeñas tensiones o problemas que puedan existir", agregó.
En total, 24 líderes y jefes de organizaciones internacionales se reunirán en Biarritz, después de que Macron decidió ampliar los debates más allá del formato del Grupo de los Siete.