Culiacán, Sin.- Aquello era un griterío antes de que el espectáculo diera inicio, que para motivar a los peques de kínder allí estaban sus maestras, dale que dale, aplaude que aplaude, una lindura de ambiente que fue aprovechada por los artistas del grupo argentino Los Sakados del Tacho, quienes -ni tardos ni perezosos- pidieron a los niños una especial exclamación: ¡Arriba Nortíteres! Y entonces ellos lo hicieron, como apenas los potentes pechos infantiles lo saben hacer, inundando de algarabía el Teatro Universitario de la UAS y dando un marco magnífico al antepenúltimo día de actividades de este Festival Internacional NORTÍTERES 2018.
Las Aventuras de Lavandino llevó el nombre de la obra que desde el norte de Argentina trajeron al Festival, que dio inicio con un perifoneo anunciando un show con estrellas indiscutibles de Hip Hop, así como un desfile de mascotas. Pero antes, hubo la aparición de un par de perritos enamoradizos, lo mismo que unas pelotas juguetonas. Luego emergió en escena un simpático y greñudo muñeco, quien queriendo ayudar a uno de los canes que se había atascado por allí, le propinó tremendos tijerazos al pelaje, dejándolo calvo de la espalda. ¡Malo, malo!, le gritaron los pequeños.
Enseguida el tumulto infantil gozó con la presencia de un chinito medio hippie, quien hizo uso de la pedagogía para enseñar cómo sembrar árboles con la ayuda del barro y semillas. Pero el títere chinito hizo mucho más que acciones ecológicas, pues hizo aparecer un pozo mágico donde, quien se aventara a sus profundidades, podía volver a la ‘realidad’, es decir, a como era antes, situación que ayudó al muñeco greñudo, pues andaba dando lamentos luego de que su novia se enojara por haber dejado calvo al perrito aquél. Una zambullida al pozo mágico y, ¡tras!, ya andaba el canecillo dando tatahuilas, feliz con la vuelta de su pelaje.
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El final del espectáculo fue marcado con la actuación de un par de jovencillos, esto es, dos muñecos punketos, pero bailando al ritmo del Hip Hop, títeres elaborados a partir de deshechos de basura (con la cabeza de recipientes de plástico), que justo eso significa el nombre del grupo: Los Sakados del Tacho, es decir, “sacados del tambo de la basura”, concluyendo en una lección de reciclado para hacer más limpio el mundo, las calles, los mares y las ciudades.