Existen de suadero, pastor, alambre, chorizo, bistec e infinidad de ingredientes y combinaciones, basta una tortilla, carne y verdura como nopales y papas para saciar el apetito y mejor aún, el paladar.
Sin embargo, la realización de este delicioso y ya conocido manjar mexicano tiene un toque artístico en su preparación, ya que no cualquiera puede hacerlo.
Ernesto es un taquero que empezó su profesión a los ocho años con la tutoría de su padre, el cual también se dedica a lo mismo desde que tiene conocimiento.
Para Ernesto, quien es defeño de nacimiento, lo más importante y lo que más le llena de su profesión es el ver que la gente se va satisfecha y contenta con lo que ha ingerido, feliz.
El puesto en donde ejerce su profesión suele ser un lugar donde hay risas, charlas profundas, enojos, amoríos, etc. Ernesto ha visto desde las bromas más pesadas hasta declaraciones de amor más románticas.
A determinadas horas es cuando más clientela tiene, desde los que van a desayunar a las 9 de la mañana, hasta los que comen a las 2, 3 de la tarde y los que ya casi cenan a las 6 pm, cuando muy difícilmente sigue teniendo producto.
El futuro es incierto, pero Ernesto se ve siendo jefe de otras sucursales de tacos, el nombre de su negocio aún no lo sabe, pero está seguro de querer poner más taquerías y seguir atendiendo con gusto a las personas.
Ernesto es timido, nervioso, noble y comedido, cualidades que le han traido clientes de años, buenas experiencias y sobre todo, amistades.
Ser taquero es una profesión difícil, el estar de pie tantas horas al calor de la parrilla, con retención del 100%, estar siempre sonriente, escuchando, ofreciendo, cocinando, sudando, entre otras cosas se dice fácil, pero es una ardua tarea que estos profesionales de los tacos realizan día con día.