Su nombre científico es Brosimum alicastrum, pero también tiene más de 50 nombres, muchos de ellos en las lenguas indígenas de México, como maya, totonaco y mixteco, por mencionar algunas.
Es un árbol originario de América tropical, región que se extiende desde México a través de Centroamérica, hasta Colombia, Perú, Venezuela y las islas del Caribe, como Cuba, Jamaica y Trinidad.
Es de talla mediana a grande, oscila entre los 20 a 30 metros, pero también puede llegar a alcanzar hasta 45 metros. Es de savia lechosa, pequeñas hojas ovaladas y semillas esféricas, de piel delgada, color castaño y cotiledones verdes, gruesos y feculentos (que contienen fécula), las cuales, tostadas o cocidas, tienen un sabor parecido a las castañas.
En el norte de la península de Yucatán se le conoce con el nombre de Ramón y es uno de los principales alimentos para el ganado durante la época seca. La pulpa del fruto es comestible, contiene un aceite esencial, así como grasa y azúcares; con las semillas se hace una harina utilizada para elaborar pan o una especie de tortilla, así como galletas, sopas, tortitas, café y harina para panqueques y atol. También con ellas pueden prepararse pasteles de diversos sabores, flanes, helados, pizzas, manjares y platos típicos de cada región.
Tiene muchos otros usos, como forraje, base para chicle, para confeccionar los mangos de implementos agrícolas, como pulpa para papel y como madera para usar en el interior de los hogares.
Los indígenas de Chiapas utilizan su semilla como sustituto del maíz, cuando la cosecha no fue buena; con esta semilla se preparan tortillas y las hojas también sirven para alimento de sus animales.
El Museo de la Gastronomía Yucateca (MUGY) promueve su conservación, incluso cuentan con uno muy grande al fondo de la propiedad, del cual preparan una fresca y deliciosa infusión que sirven en su restaurante. Consulta http://yucatan.travel y lánzate a probar a Yucatán estas vacaciones las delicias del árbol Ramón.
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