Culiacán, Sin.- Hay quienes viven décadas de sus vidas sin encontrar la alegría y bienestar, otros cambian el panorama rápidamente, mientras muchos mueren sin cambiar su situación.
En el caso de Arely Inzunza, le tomó 40 años hallar la felicidad que buscó en parejas, trabajos, hasta en la procreación; pero después de mucha terapia y traumas familiares por sanar, descubrió aquello que tanto anhelaba: las llaves de su felicidad.
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La conductora sinaloense impartió una dinámica y emotiva conferencia en el auditorio del Jardín Botánico de Culiacán, que reunió a decenas de personas cautivadas por el talento de Arely para transmitir, así como las impactantes palabras que tenía para compartir.
Arely Inzunza recientemente se especializó en constelaciones familiares, dinámica terapéutica que ayuda a encontrar una imagen oculta en la historia familiar, que mantiene viviendo una sensación, emoción, sentimiento o situación que desborda a cada individuo, a fin de reconocer y restaurar encaminado a mayor paz y armonía.
Inspirada en esta herramienta terapéutica creada por el espiritualista alemán Bert Hellinger, la conductora argumentó que la base de la clave para ser feliz viene de las raíces familiares.
Forzando lo propio en lo ajeno
En su plática, Arely cautivó al público compartiendo una parte importante de su vida, tan personal que las lágrimas intentaron quebrarla frente a la asistencia, pero su profesionalismo y fuerza la mantuvieron firme durante más de hora.
Sus memorias fueron desnudadas ante espectadores intrigados por su historia de vida, que alberga reproches a su padre por no cumplir sus expectativas, y lo que parecía una interminable competencia de quien sabía más contra su madre.
Los pleitos y diferencias solo escarbaban más en un vacío que amenazaba con abollar el corazón de Arely, cuando pensaba que estaba luchando por ser mejor que sus antecesores, como si la historia de otros no fuera parte de la suya.
Amor y orden
En la conferencia “Las llaves de la felicidad”, producida por el también conductor German Zambada, conocido como el Primo German, la bella rubia explicó que estos conflictos en relaciones no se derivan de la falta de amor, sino de la carencia de orden en los vínculos socio afectivos.
“Imaginen que el agua es el amor y el cauce del río es el orden; si las cosas están en orden, el río fluye y da vida… ese es un amor en desorden (señala la fotografía de una ciudad inundada). El amor es fuerza, el detalle es que cuando el amor está en desorden hace que ese amor arrase con todo a su paso y destruya”, ejemplificó Inzunza.
“No es falta de amor, no es falta de querer, es no tener la capacidad de no tener una relación en orden”, agregó.
Jerarquías, familia y equilibrio
En las constelaciones familiares se afirma que el padre siempre está a lado derecho del hijo o hija, brindando fuerza y ganas de salir adelante, al tiempo que la madre permanece a la izquierda otorgando amor y herramientas sociales para enfrentarse al mundo; ambos a un paso atrás para que el fruto de su amor camine hacia delante.
Detrás de los padres, hay abuelos, bisabuelos e incontables antecesores que forman una parte de cada miembro de la familia, independientemente de si llevan una relación sana, conviven, se quieren, se aceptan, o no.
“La vinculación jamás se pierde, toda la vida serán mi familia”, puntualizó Arely.
Por ello, cada pariente ocupa un peldaño en una jerarquía familiar, dependiendo de su tiempo en vida, el peso y la importancia de sus funciones.
Según la guamuchilense, parte de ser feliz, tiene que ver con entender que en toda familia, jerarquía y relación debe haber un balance cuya fórmula es “de lo bueno que me das, te doy un poco más; de lo malo que me das, te doy un poco menos”, exceptuando los padres e hijos.
El equilibrio cambia en la relación de progenitores y sucesores, pues los padres siempre darán, para que los frutos de su amor puedan tomar todo lo que necesiten; sin embargo, muchas veces, los hijos prefieren velar por aquello que no es suyo y despreciar lo que sus antecesores les ofrecen.
“Rechazar a un familiar es rechazar una parte de los hijos, de uno mismo”.
Raíces fuertes = frutos fuertes
“Cuando me di la oportunidad de honrar a mi padre y a mi madre, honrarlos exactamente como son, como fueron y como serán; a saber que todo lo que yo he vivido en mi vida es perfecto y que cada una de las cosas que ellos me dieron son las monedas correctas para ser la mujer que hoy soy”, entendió que sus padres completan ambas partes que a Arely de le hacían falta.
Respetar jerarquías; aceptar a sus parientes; mantener equilibrios; honrar dones recibidos, al igual que a los dadores de vida; y principalmente, siendo felices, le han enseñado la forma de llenar ese hueco en su pecho.
Al finalizar esta apasionante charla, que incluyó múltiples actividades interactivas con el público, Arely Inzunza conmovió al público hasta llevarlo al borde de las lágrimas, en tanto se le quebraba la voz al aceptar, amar y honrar su realidad en voz alta, ahora que vive su vida abriendo todo lo que desee a su paso con la llave de la felicidad.