Bambis dientes de leche, un divertido y nostálgico monólogo

La puesta en escena es referente sobre la construcción del individuo y la pasión colectiva

Fernanda Favela | El Sol de Sinaloa

  · lunes 3 de octubre de 2022

Bambis dientes de leche forma parte de las obras ganadoras del Circuito Nacional de Artes Escénicas Chapultepec: Teatro y espacios independientes 2022. Foto: Cortesía | Antón Araiza

Culiacán, Sin.- Mientras la selección azteca perdía frente a Alemania en la ronda de penales y la fiebre pambolera aquejaba a México en el Mundial del 86, el personaje del monólogo “Bambis dientes de leche”, se encontraba en su fiesta de cumpleaños número 5, dicho suceso deportivo internacional pasó a la historia de una nación, pero también a la de este hombre que trae a su presente los alegres y nostálgicos recuerdos de su infancia.

Bambis dientes de leche, se trata de un monólogo refrescante sobre la visión del ser humano, del individuo construyéndose al centro de la pasión colectiva, habla de los sueños, deseos y oportunidades; también de las circunstancias que nos hacen tomar decisiones importantes, de una niñez llena de ilusiones y miedos, así como de la libertad de expresarse con el fin de alcanzar la felicidad, aunque sea momentánea.

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Un piso de lona, un trapeador y una cubeta es lo único que acompaña al actor en escena, el montaje, al igual que todos los de la compañía Ocho metros cúbicos A.C., propone un potente vínculo con el espectador haciendo un uso mínimo de elementos escenográficos, apostando a la potencia actoral en esta historia personal, escrita e interpretada por Antón Araiza.

Foto: Cortesía | Antón Araiza

Bajo la dirección de David Jiménez Sánchez, el monólogo consta de cuatro cuadros con una actoralidad específica; en el principio se narran los primeros recuerdos del mundial al estilo de una comedia stand up; el segundo transcurre a través de una coreografía de tap, una precisa secuencia de movimientos-audio que acompañan y contrapuntean los textos de la obra; el cuadro siguiente propone un sistema físico de movimientos acompañados de un trapeador, se utiliza el agua como elemento base y la escenografía se convierte en un piso deslizante en donde todo es dinámico y lúdico y finalmente se cierra la obra con un sistema actoral de habla franca al público.

La puesta toma como un pretexto al deporte más popular, masivo e inconmensurable en sus aficionados y detractores, el actor aborda el escenario como el jugador a la cancha. Se crea una coreografía en un espacio donde el mayor peso recae en el trabajo corporal, en la correcta ejecución de los pasos; se siente con intensidad, así se gane o se pierda, en cualquier caso, logra que el corazón se estremezca.

“Habrá quien sostenga que el teatro y el futbol no tienen punto de encuentro, mi opinión, muy discutible, es que hasta ahora no había encontrado esas similitudes; la principal, el lograr congregar a esa cantidad de seres en un lugar y tiempo determinado para ser testigos de un acontecimiento vivo, el futbol y el teatro son algo único”, declaró Araiza.

También aseguró, “bambis dientes de leche no es una autobiografía, pero no puedo negar que sí hay en ella episodios imborrables de mi vida, ¿cuáles? La muerte de mi padre, el recuerdo de lo increíble que fueron mis fiestas de cumpleaños, la sensación de lograr llenar un álbum del mundial, la experiencia de subirme a un elefante y estar frente a treinta mil personas, el formar parte de un equipo infantil de futbol, mi infancia y la enorme felicidad que me da el estar en el escenario”, destacó.

Para entender más a fondo de dónde viene la idea de Bambis, el actor comentó que las charlas sobre el balompié son más concurridas de lo que pudiera imaginarse, incluso cuando se reúne con sus compañeros de trabajo para decidir sobre futuros proyectos de la compañía, aunque él no se siente identificado con lo que ahí se narra, comprendió que ese mundo es parte de su equipo. “Mientras ellos platicaban, pensaba en la posibilidad de hablar del mismo tema, pero desde otro lugar, desde mi propia cancha, por así decirlo. Una obra que hable de futbol para los no futbolistas. Claro, no sabía que en el camino mi sensación sería otra”, concluyó Antón Araiza.