Si bien la crisis sanitaria por el Covid-19 ha afectado la economía de las industrias culturales y creativas de México, muchos artistas han encontrado en el confinamiento nuevas formas de creatividad, inspiración y reflexión. El aislamiento como una forma de la libertad.
Esto es lo que se concluye en el proyecto Creadores en aislamiento (2020), un libro digital en el cual se reúnen las opiniones de más de 120 artistas de diferentes disciplinas, como Elena Poniatowska, Sergio Ramírez, Xavier Velasco, Diana Bracho, Mónica Lavín, Marina de Tavira, Sabo Romo, Andrea Echeverri, Joselo, Arturo Ripstein y Natalia Beristain.
“La pandemia ha fungido como un empujón creativo y un empujón digital para la industria cultural, que aporta el 7.3% del PIB nacional”, dice el economista Ernesto Piedras, quien también participa en el libro. “Es interesante ver cómo la mayoría de los artistas tienen verbalizaciones positivas sobre el confinamiento. Hablan mucho sobre cómo se han recuperado a sí mismos gracias a la gran cantidad de tiempo que tienen para reflexionar y estimular su producción creativa”, agrega el también director de The Competitive Intelligence Unit.
Hay creadores a quienes les ha incrustado el gran valor que tiene la comunidad y el tejido social. Una de ellas es la realizadora Natalia Beristáin, quien se plantea lo siguiente: “¿Cómo hacer para tomar este momento violentísimo y darle vuelta? Está claro que de no hacerlo estamos destinados al fracaso como sociedad. Si algo me ha enseñado el confinamiento, por paradójico que parezca, es el poder que hay en lo colectivo”.
Hay otros, como Jorge Fons, director de cintas emblemáticas como Rojo amanecer (1990) y El callejón de los milagros (1995), que sólo se ha dedicado a ver una y otra vez películas que tenía años que no veía. El monero Jis, en cambio, prefiere la acción en lugar de la contemplación. Él se ha puesto a hacer dibujos relacionados con todo ese universo trágico que ha traído consigo el coronavirus. Y de paso ha adoptado una perrita callejera…
El fotógrafo Fernando Aceves ha preferido extraerse de sí mismo y abandonar un poco el arte de la lente, que siempre implica estar afuera, en el momento correcto. Por eso no tiene duda de que son tiempos de “reinventarnos al ser parte del nuevo mundo que ya se está gestando”.
El escritor Jorge F. Hernández piensa algo similar. A él le tocó vivir la pandemia desde Madrid, una de las ciudades más afectadas por el Covid-19 y donde el sistema de salud fue prácticamente rebasado. El mexicano extraña las cafeterías, los paseos por las plazas y las charlas en los bares. Pero también está seguro que toda esta turbulencia estimulará la capacidad literaria: “apuntalarán las voces inaudibles de los párrafos que siempre quedan por escribir y los trazos de un dibujo a línea donde podrán desfilar los treinta y tantos personajes de una novela nueva que ha de hilarse de cuento en cuento”.
Elena Poniatowska, ganadora del Premio Cervantes 2013, cuenta que ha vivido entre el silencio que ahora nos regala la falta de automóviles. “Eso nos permite a algunos oír su voz interior, quizá buscar dentro de sí mismos los que antes encontraban ahí afuera: en la calle”, agrega la autora de La noche de Tlatelolco.
La actriz Marina de Tavira se declara francamente preocupada por el futuro del teatro, que no tiene fecha para cuando volver a los escenarios. Para la protagonista de Roma, las artes escénicas han sido el ingrediente principal de su carrera artística. Deja, sin embargo, un atisbo de esperanza: “Sigo pensando que este momento histórico es nuestra gran oportunidad para salir mejores. ¡Ojalá no la desperdiciemos!”.
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