Culiacán, Sin.- Silvia Margarita Galván es una mujer jubilada que dedica su tiempo a escribir poesía e historias; y crear imágenes únicas en sus pinturas.
La artesana expone su pasión por las artes, cada jueves, en el callejón Andrade, espacio donde comparte sus emociones, ideas, e inquietudes, que plasma en sus y cuadros.
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“Desde que tengo uso de razón, siempre me puse a escribir y pintar”, dijo Silvia Margarita.
Para generar un ingreso extra, ofrece acuarelas; pinturas sobre lienzos de madera; separadores para libros; y las dos publicaciones literarias que ha creado gracias a sus vivencias.
Historias con fines de cambio
Uno de sus libros es el cuento llamado ‘El tesoro más grande’ que habla sobre Frida, la araña lectora, que ama leer; pese a que tiene problemas de comprensión.
“Hay muchos niños que eso les da flojera; incluso, les agarran bullying porque no saben, que no aprenden; más cuando tienen una discapacidad”, explicó Silvia.
El relato tiene el objetivo que los niños que tienen obstáculos similares a los de la araña Frida, no dejen de leer por la desmotivación que pueden causar.
“Entre más dificultades tengan para la lectura, tengan dislexia; tienen que practicar más y más”, agregó.
Su gusto por la poesía inició desde una corta edad, pues comenzó a escribir con unas simpáticas rimas dedicadas a su mamá, cuando Silvia tenía apenas 7 años.
“Le puse ‘boca de sandía, imagínate lo que ella sintió”, recordó entre risas, “pero me dijo: ‘te quedó muy bonito’”.
Con el paso del tiempo, una tragedia llegó a la vida de su familia, al enterarse de que su padre perdió la vida.
Hecho que sirvió de inspiración para redactar el primer poema, que inició su poemario que lleva el nombre de ‘Lo que queda atrás’.
“Porque él murió y yo le hice ese poema; y poco a poquito hice más”, explicó la artesana.
Actualmente, está trabajando en el siguiente libro, relacionado con la docencia, basado en su experiencia como maestra de diversos niveles educativos.
De igual forma, su afición por dibujar y pintar surgió a temprana edad.
“Una vez le agarré las pinturas de uñas a mi mamá para pintar algo, yo estaba muy chica, y mi mamá lo que hizo, en lugar de regañarme, me inscribió en un curso de verano”, recordó alegremente.
Gracias al apoyo que su madre le dio desde pequeña, Silvia ha participado en dos exposiciones colectivas; además de otra individual, con sus mejores obras.
“Me siento satisfecha porque lo he logrado poco a poco”, expresó.
De vez en cuando, Silvia participa en el programa de Gobierno, ‘Tejiendo sueños’, el cual ofrece un espacio a los artesanos para fomentar el desarrollo del arte y el comercio local.