Segunda y última parte
Si usted se dará cuenta, en lo narrado en el capítulo anterior por Verdugo Fálquez, no habla de fechas, así como tampoco, dirige palabra alguna en relación a quien era esa misteriosa dama a cuyo honor se le puso el nombre a la alberca, ni cómo se llamaba. Pero todos sabemos de por lo menos conocer lo último: Emma.
En los archivos de la propia Universidad Autónoma de Sinaloa y de su portal, encontramos suficiente información para redondear este reportaje, entre esto, nuestras vivencias y las aportadas por amigos mutuos, todos ellos futbolistas, pudimos rescatar el resto de la historia.
Continuamos.
Quienes en esos tiempos vivieron la experiencia de los cambios nos narraron dos anécdotas. La primera de ellas corrobora que en 1960 se instaló el alumbrado. Resulta que un equipo de la UAS fue invitado a jugar a Topolobampo, ya de regreso a Culiacán el trasporte se averió y a como pudieron, llegaron hasta el otro día por la noche, “aterrizando” en el estadio Universitario donde se jugaba un partido de liga. La otra es en relación a cuando se compartía el campo con el beisbol. Esto daba lugar a que los futbolistas, constantemente tropezaran con la lomita de pitcheo.
La historia inicia la década de los años 20´s. El terreno fue, expropiado por el ayuntamiento, de acuerdo a lo narrado por Verdugo Fálquez. El estadio fue construido entre 1921 y 1922 por el Ing. Eliseo Leyzaola Salazar, a iniciativa del H. Consejo Universitario de la entonces Universidad de Occidente, lo que hoy la actual Universidad Autónoma de Sinaloa con el visto bueno del rector Dr. Bernardo J. Gastélum.
Don Eliseo terminó el palco central elevado, un cuerpo de gradas a cada lado, así como gradas al frente en calidad de palco central, quedando pendientes los vestidores de los jugadores y de los sanitarios, construidos posteriormente. En el estadio se inició la Liga de la Costa del Pacífico el mes de noviembre del año de 1921 con el encuentro de los Ostioneros de Guaymas y los Tacuarineros de Culiacán.
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Como dato adicional, debemos mencionar que a nivel nacional, es el segundo escenario deportivo más antiguo, el honor le pertenece al estadio SOCUM (Sociedad Cuauhtémoc y Famosa) ubicado en Orizaba, Veracruz, construido el año de 1899. En un inicio era utilizado como velódromo, pero de 1900 solo es para la práctica del futbol. Pero si hablamos de beisbol, efectivamente fue el primero en su género, pero como en la actualidad el Universitario es solo para la práctica del balompié, el más antiguo aun en pie exclusivo para la práctica del béisbol, data de 1932 ubicado en Torreón, Coahuila y de los desaparecidos es el parque Franco Inglés, construido en 1925, pasó a ser el Parque Delta y finalmente propiedad del IMSS, llamado por eso mismo. Parque del Seguro Social.
Seguro es que solo el estadio universitario se podría escribir un libro con datos, fechas y anécdotas de todos los deportes ahí practicados, en el caso del fútbol solo algunas de ellas. Una: por corto tiempo la orientación de las porterías estaban ubicadas de sur a norte, es decir, de la “Rafael Buelna” hacia el malecón “Niños Héroes, la intención era en parte para evitar el montículo de pitcheo lo más posible.
Otra más: cuando el estadio fue dotado de alumbrado, a fines de los 50´s, se trataba de lámparas de baja eficiencia de tal forma que constantemente se “iba” la luz. ¿La solución? Fácil: como por mucho tiempo dejaban ingresar autos, estos se alineaban sobre la banda que da al malecón, todos encendían las luces y santo remedio, a continuar el juego. Si rebasaba mucho el tiempo sin que “regresara” la luz, ni modo, a encender los motores para cargar las baterías.
La boda. Sí, ahí hubo una boda durante un partido de futbol cuando el jugador de la Tenería Atlas el “Canguro” Zaragoza contrajo matrimonio por el civil con una dama de esta ciudad de Culiacán, el rival de los pupilos del señor Timmerman, fue el Cuauhtémoc. Al concluir el duelo, se dio paso al festejo. En este asunto hubo voces discordantes en el sentido de que unos aseguraron que ahí mismo fue el festejo y otros señalaron lo contrario. La primera versión fue la más recurrente, es más, uno de nuestros informantes aseguró que sillas y mesas fueron sacadas de la casa que habitada Lorenzo “guacho” Morales (esta es otra historia). “Yo estuve esa noche ahí” me aseguró uno de los entrevistados.
No podíamos dejar pasar la hazaña de Daniel “Dany” Cárdenas Izabal. Resulta que el portero rival fue al filo del área grande para lanzar su despeje, tras despejar la pelota regresó a su marco caminando de frente hacia los tres postes. Cuál no sería su sorpresa que vio pasar la pelota que fue al fondo de la red. ¿Qué sucedió? Lo inimaginable. Dany Cárdenas prácticamente desde media cancha fildeó la pelota y con certero y rotundo cabezazo la elevó para rebasar por aire la línea de meta. Un soberano golazo y una vergüenza para el portero, cuyo nombre no recordó el autor de la anotación, quien jugó con varios equipos, dado que primero trabajó como peón en el campo y luego fue a estudiar agronomía a Durango. Venía cuando podían los fines de semana y aprovechaba para practicar el deporte del fútbol que abandonó en la década de los 50´s para entrarle a la charrería.
En la actualidad, el inmueble continúa majestuoso, como un ícono de la capital sinaloense.
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