Culiacán, Sin.- Su afición por el beisbol inició como aficionado a los tres años de edad impulsando a los Tomateros de Culiacán, sin embargo, una discapacidad física de nacimiento en su brazo derecho le impedía jugar, aparte que sus padres no podían concebir que, si lo hiciera pudiera sucederle un accidente que lamentar.
Pero al paso de los años la situación empezó a sufrir variantes, el entonces niño tuvo más visión de la vida, en su escuela (Colegio Jean Piaget) se enteró que formarían un equipo de beisbol, lo hizo saber a sus progenitores y a partir de ahí se le abrieron las puertas para que se le presentara la oportunidad que él anhelaba: incursionar en este el llamado Rey de los Deportes.
Nos referimos al jovencito Héctor Armando Loaiza Villegas, quien hoy a sus 14 años de edad ya tiene más claro de lo que quiere y hasta donde desea llegar; que es el probar suerte en el profesionalismo.
Y piensa en grande: Las Ligas Mayores.
Y comprobado está que no solo en el beisbol nada es imposible, sino que, en la vida misma, nada debe detenernos y que la perseverancia de un ser humano puede hacerlo conseguir hasta los sueños más difíciles e inalcanzables.
Loaiza Villegas, quien nació con Parálisis Plexo Braquial (Es un grupo de nervios alrededor del hombro. Se puede presentar una pérdida del movimiento o debilidad del brazo) el 21 de febrero de 2007, incursionó de manera oficial en el beisbol a los 8 años de edad.
“Lo empecé a llevar a los 3 años de edad a ver a los Tomateros, empezó a gustarle desde el principio y después nos pidió, desde chico, jugar beisbol, sin embargo, a mi señora (Lucy) le temía que jugara y que se fuera a lesionar”, expresó el señor Héctor Loaiza, referente a su hijo.
Asienta el señor Héctor que a su hijo le fue gustando y entendiendo a este bello deporte, hasta que por medio del colegio donde estudia hicieron un tipo clase extra escolar de deportes y fue como armaron un equipo y lo inscribieron en la Liga Culiacán AC “ y él dijo voy a jugar beisbol, decía que quería ir a una escuela de beisbol y nosotros le sacábamos evasivas de que no había, hasta que un día llegó a la casa y dijo, mamá sí hay escuela de beisbol, van a jugar los de la escuela, quiero jugar y de ahí empezó a jugar”.
Él niño Héctor Armando sabía y le quedaba en claro lo de su discapacidad, pero jamás dejó del lado su deseo, interés y perseverancia y establecer sobre todas las cosas que se podía contra eso y más.
Como él, hay muchos casos de peloteros que, venciendo su discapacidad arribaron al mejor beisbol del mundo tales como Jim Abbott, Chad Bentz, Bert Shepard, Monty Stratton, Pete Gray, Lou Brissie, Ignacio Molinet, Diego “El Manco” Martínez y Mordecai Brown.
El jugador zurdo natural, también quería ser él propio, crear su personalidad y encontró la fórmula de cómo tenía que hacerle para desprenderse rápido de su guante para cambiarlo de una mano a otra a efecto del fildeo. Y lo consiguió, así como también en el momento de pararse en el pentágono para hacer contacto con la esférica.
Eso del cambio de guante se me hizo solo, con la práctica y no me fijé en ningún jugador para hacerlo. Yo lo hiceHéctor Armando
Pero va más allá al sostener que pese a su discapacidad en el brazo derecho no se le ha dificultado jugar el beisbol.
“Yo juego normal, al inicio me sentía mal, pero pude poco a poco y le agarré la maña para agarrar la bola, quitarme el guante volvérmelo a poner”, manifestó.
Otro de los factores en su crecimiento es que los managers que ha tenido le han externado la total confianza en que puede hacer bien las cosas “y no he tenido problemas”.
Con sus seis años dentro del beisbol, explicó que rescata que este deporte le gusta mucho, que siempre la ha querido jugar desde chiquito y que ha acudido a varios eventos nacionales y que ha pisado el césped de estadios como de los Yanquis de Nueva York.
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“Sí lo pisé (el césped de los Mulos de Manhatan) y sentí tan padre, pisar un estadio de Grandes Ligas y sí he pensado en algún día jugar en las Mayores. He pensado que sí puedo y para hacerlo hay que entrenar mucho y enfocarme mucho en el beisbol”, manifestó.
El jovencito en mención, que actualmente milita en la categoría Juvenil Menor, ha tenido la oportunidad de jugar en certámenes nacionales con sede en Puebla, Mazatlán y esta ciudad.
De la misma forma acudir a eventos de invitación a Irving, Miami y Nueva York, ver el mejor beisbol de mundo que le ha permitido pensar a lo grande y no practicar este deporte, solo por salud, sino ver más allá.
“Mis padres se portan bien, me apoyan mucho”.
Por cuanto a su afición por Tomateros citó que le apasiona todo, que no le falla a los Guindas (excepto a la recién finalizada por el Covid-19) porque también ellos fueron su inspiración para lo que hoy es, pero más para lo que tiene en mente: el beisbol profesional y las Grandes Ligas.
¿Si algún día llegaras a Grandes Ligas, con quién te gustaría jugar?
“Con Dodgers, es mi meta jugar un día profesional y no quito el dedo del renglón, entreno toda la semana”.
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