Mazatlán, Sin.- Desde hace algunos años el surfing ha ido rompiendo con esos tabúes de que sólo era para personas “vagas” y “sin oficio”. Poco a poco ha dado ese paso para ser un deporte de reconocimiento local, nacional e internacional.
En el puerto existen varias escuelas que se dedican a enseñar a niños, jóvenes y adultos el arte de surfear, ya que no es cosa sencilla aprenderlo. Sobre las playas de Mazatlán se le ve a Alessandra Yanuzzo, una joven apasionada por el deporte y por la naturaleza.
Ella es maestra de yoga y de surf al mismo tiempo, transmite su enseñanza desde que llegó de la Ciudad de México ya hace algunos años y ha entregado por completo su vida al mar, a quien considera como su amor a primera vista.
Ella comenzó abriéndose camino en este difícil y exigente deporte, luchando con los tapujos que existían en ese entonces, pero siempre destacando con su fuerte carácter y ganas de aprender a domar las olas.
“Yo desde que llegué a Mazatlán siempre quise acercarme al mar, pero en ese momento había muchos estereotipos para el surf, entonces para mi mamá no era muy bien visto y tuve que hacerlo a escondidas, pero para mí fue muy difícil hacerlo, porque en ese momento no existía una escuela que te ayudara”, menciona.
A base de “golpes” fue como Yanuzzo aprendió algo que le apasionaba.
“Pues yo me hice amiga de los surfistas de estar tanto estar en la playa, así que junté para comprarme unas aletas y una tabla y el primer día se me perdió una, pero sí fue muy difícil aprender, porque muchos de ellos lo que quieren es surfear y es muy complicado que te puedan enseñar”.
Ya con lo poco aprendido y con una tabla más grande, ella comenzó a hacer una metodología de enseñanza, la cual sería requerida más adelante.
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Pero el destino tendría preparado otra cosa para ella, ya que emigró a Guadalajara para estudiar Psicología, pero al mismo tiempo se acercó de nuevo al mar a través de las clases de yoga, esto con el fin de salir adelante con su hija.
“Cuando comencé a hacer yoga, se me hizo más fácil surfear y mucha gente me comenzó a buscar, sobre todo los grandes, a los cuales yo comienzo con el yoga para poder fortalecerlos tanto física como mentalmente, para tener una paciencia para poder surfear”.
“Y a raíz de eso ya comencé a ser más constante, porque el surf es un deporte muy celoso, que te pide esa constancia, pero ya hace mucho tiempo que competí, en un nacional aquí en Mazatlán, hasta que deje las competencias por un lado y hacer algunas otras actividades”.
SU CREACIÓN DE GUARDIANES DE LAS OLAS
Hace aproximadamente siete años, Alessandra comenzó un proyecto llamado Guardianes de las Olas, un tipo de escuela de educación ambiental, ya que el tema de playas sucias es algo que le preocupa mucho.
“Una vez caminando por la playa iba recogiendo basura y comencé a idear cómo podría educar a los más grandes a tomar esa conciencia ambiental, pero después reaccioné y dije, no, mi trabajo es educar a los más pequeños y comencé hacerlo enamorando a los niños con el mar a través del surf”.
A la fecha, Alessandra, junto con su hija y otros varios surfistas, ha estado al frente de este proyecto, llevando el surf a un nivel más allá de lo deportivo.
“Aquí en la playa le enseñamos a los niños cómo es el impacto que se tiene al tirar plásticos al mar, nosotros tratamos de enseñarle con el ejemplo, nosotros como escuela no generamos plástico y siempre estamos buscando de no ensuciar y cuando trabajamos usamos materiales reciclables”.
A pesar de que la escuela ya tiene sus años, aún sigue enfocándose en seguir siendo un semillero, tanto de futuros surfistas, como de un cambio de pensamiento, en temas ecológicos y de conciencia.
La escuela sigue creciendo día con día y eso significa que habrán muchos más guardianes que vigilen el mar, mientras están “domando” una ola o disfrutando de una tarde en la playa y esto es gracias al trabajo de Alessandra y su equipo, que aspira a tener muchos más niños sin un costo y seguir siendo el semillero de muchos grandes surfistas.
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