Culiacán, Sin.- Desde que el softbol llegó para quedarse en esta ciudad capital del estado de Sinaloa se estableció que se trataba de un deporte que uniría familias enteras, considerando que cualquiera puede practicarlo.
Tan es así que, dependiendo de la calidad de cada jugador, existen las categorías en las diversas ligas, luego la posibilidad de integrarse en una selección municipal para acudir a un estatal y enseguida a la fase nacional.
Dependiendo de lo que cada quien muestre en todos esos certámenes se abre la posibilidad de avanzar más allá: Mundiales, Centroamericanos, Panamericanos y Juegos Olímpicos.
Pero bueno, ¿Por qué todo ese preámbulo?
Encontramos a una verdadera familia que abrazó este deporte para garantizar una mejor unidad entre todos sus integrantes, pero gracias a su interés en destacar un poco más allá, dos de ellas –en su momento- se ganaron el derecho a ser convocadas a la selección nacional categoría Mayor y así poder representar a México en importantes certámenes.
Nos referimos a la familia Hernández Gastélum que marcó una historia propia y única en este deporte, porque hombres y mujeres, e impulsados y orientados por su padre Don Hilario (quien poseía los conocimientos de beisbol y que estuvo cerca de arribar al profesionalismo), optaron por continuar su relación familiar, más allá de las cuatro paredes y un techo, al terreno deportivo.
Ana, Juany, Karina y Claudia, son las mujeres, mientras que los varones Israel “Tuza” (qepd), José Luis “Tuzita” (qepd), Roberto e Hilario, son los hermanos Gastélum Hernández.
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De ahí se desprende el que su cuñada Lucy Meléndez (también reconocida lanzadora y esposa de Hilario) y un buen número de sobrinos, también decidieron probar las mieles que produce el softbol.
Pero y qué tan importante es para la familia el que todos estén inmersos en este deporte.
“Empezando con la familia, yo me siento orgullosa de todos mis hermanos. Yo fui la primera que inicié en el softbol, luego mi comadre Claudia –hermana--, Juany, yo las invité, pero iban con otro equipo, Ana, Lucy (cuñada) y yo casi siempre jugando juntas porque éramos de las pioneras en el softbol y mis hermanos. Israel que todo el tiempo le gustó el deporte y hasta nos patrocinó, pitcheaba, para nosotros significaba mucho porque decían; ahí vienen las Hernández. Mi padre ahí estuvo siempre atrás de home, él y mi mamá (Concepción), ellos no se perdían ningún juego.
Cuando José Luis falleció empezó a decaer el ánimo de mi mamá y no quería salir, yo seguí jugando y le dije que había que seguir otra vez. Yo, la verdad vengo de una familia softbolista, mi papá beisbolista y mis hermanos jugaban futbol, pero les dio por el softbol”, manifestó Karina que a los 15 años incursionó a este deporte donde ya tiene 38 y la posición que dominada y jugaba con gran calidad era la de paradora en corto.
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Y luego indicó que lo importante es que todos jugaron softbol, cada quién en su nivel, pero muy entusiastas.
Karina (que también dominó las artes marciales donde llegó a ostentar el nivel de Cinta Negra) tuvo grandes años en el softbol, pues gracias a su probado nivel representó a Culiacán en estatales Libre y Máster, a Sinaloa en justas nacionales de la misma categoría y a México en un Centroamericano en Valencia, Venezuela en 1999 y al siguiente año también fue convocada, pero en su trabajo no recibió permiso.
Su hermana Claudia de 48 años y que a los 13 llegó al softbol, también fue de las que voló alto a nivel local, estatal, nacional e internacional, pero que en este último no fue más allá debido a la decisión de cristalizarse como madre de familia.
Debido a su relevante trabajo y números que poseía como lanzadora, fue llamada a selección nacional en 1992 pero no pudo acudir a un Panamericano al estar embarazada, en 1994 a otro similar no hizo el viaje porque recién había ´parido´ y en 1999 que era un Preolímpico en Valencia, Venezuela, por fin se presentó.
Y en cuanto a que le dejó el que toda la familia estuviera inmiscuida en este deporte, unos con más, otros con menos nivel.
Claudia, mi papá, cuando yo le dije que quería jugar, me dijo: hija, que vas a jugar, no vas a dar con bola, déjate de cosas, dedícate a lo que jugabas (voleibol). Yo le dije que eso ya no me llamaba la atención, yo quiero jugar softbol, le dije. Y mi papá me insistía, no hija, te vas a lastimar, no sabes agarrar la manilla ni el bat y le dije, quiero que me enseñes a catchar y a agarrar. Mi papá fue compañero mío de ir a correr, cuando supo que me iba ir a juegos internacionales me acompañaba a correr todas las mañanas y me servía mucho.
Claudia, que nunca quiso ser del montón, expresó que ella se fijó una meta, “miraba como mi hermana (Karina) se superaba poco a poco y yo dije, también puedo lanzar y me dieron la oportunidad que me costó mucho trabajo porque no tenía nada de control, pero a base de ejercicio y técnica es como empecé a subir el nivel”.
¿Qué significa para ti el que sea una familia netamente softbolera?
Es una satisfacción enorme ver que tanta familia nos dediquemos al mismo deporte, que nos guste lo mismo, que platiquemos lo mismo y que nos enojábamos igual. Me ha dejado mucha familia de amigos, no he tenido, creo, mejor familia en otro lado, como en el softbol.
Claudia
FRASE
Mi papá, cuando yo le dije que quería jugar, me dijo: hija, que vas a jugar, no vas a dar con bola, déjate de cosas, dedícate a lo que jugabas (voleibol).
Claudia Hernández Gastélum
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