Culiacán, Sin.- Tiempo después que debutó como ampayer profesional se le hizo una proyección de cuánto tiempo podría permanecer prestando sus servicios como tal y que su resultado generó podría llevarlo a cabo por espacio de 18 años, pero producto de la negación de un permiso para estar al lado de su hija Carol Ivania en un momento de problemas de salud, al final declinó hacer carrera a ese nivel para poder estar más cerca de la familia.
En esa tesitura, en su momento, se encontró José de Jesús Alemán Cervantes, quien luego que debutó como ampayer de beisbol (al igual que su hermano Carlos) a los 17 años, fue a los 30 cuando encontró la oportunidad de brincar al área profesional, concretamente en la Liga Mexicana de Beisbol (LMB), donde apenas laboró una temporada (2005) –media en la Liga Mexicana del Pacífico—porque cuando acudió a prestar sus servicios en la siguiente edición se le presentó el problema de salud de su hija más pequeña.
A raíz de algunos comentarios insanos que se generaron a su inesperado regreso de la LMB, indicó que en el 2006 llegó a esta vida su hija –tiene dos varones--, que ella nació con un tumor en el párpado izquierdo, mismo que se le complicó demasiado y requería de una operación inmediata.
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En esos momentos yo me encontraba trabajando allá (ciudad de México), solicité permiso para acudir a esta cirugía, estar al lado de mi hija, y me dijeron que no. Que yo no era el doctor para estar aquí, ante lo que comenté que tenían razón, pero decía mi esposa que yo era el papá de esa niña, de tal suerte que ella me necesitaba en esos momentos. Ellos me decían que yo tenía un contrato firmado con la liga, pero yo respondí que los contratos tienen derechos y obligaciones; mi obligación era sacarles el trabajo, pero también tenía derecho a pedir permiso de salud y no me lo dieron.
Alemán Cervantes
Tal fue la frustración de Alemán Cervantes –egresado de la ESEF UAS 1995-99-- en ese arranque de campaña de 2006, que “mejor me bajé del barco. Lo comenté con mi esposa, que es mi almohada y llegamos a esa determinación”.
Pero aclaró que fue muy en contra de su parecer y voluntad el decidir regresarse.
Al día de hoy, soy sincero, me sigue saliendo una lágrima de coraje, de impotencia, de poder haber hecho algo más de lo que ellos me proyectaban, pero aun así sigo con mi trabajo, lo quiero tanto y respeto demasiado que por ello sigo aquí.
Cervantes
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¿Te arrepientes de la decisión que tomaste en ese momento?
--Laboralmente o profesionalmente hablando, sí. Sí por lo que estaba estipulado, por la proyección que ellos me tenían, pero por lo sentimental no, porque para mí, todo padre es la familia, son los hijos y a final de cuentas, gracias a Dios y al doctor, mi hija salió bien de la operación y al día de hoy le quedó como un recuerdo y está bien.
Ampayer
El “Cuatillo” José de Jesús --hijo del “Cuate” Carlos Alemán Bueno (qepd)—tiene una carrera de 27 años impartiendo justicia dentro de los terrenos de beisbol y softbol, donde ha dejado constancia de ser de una persona preparada para aplicar debidamente el reglamento y tener paciencia para saber escuchar reclamaciones (justas o injustas) tratando de resolverlas de la forma más adecuada que lo conduzcan a llevar el juego por el mejor camino posible.
El recordar que su padre el “Cuate” Alemán fue ampayer, se puede pensar que esta labor que desarrolla sucedió gracias a la figura de su progenitor y no fue así.
El haber iniciado carrera de impartidor de justicia a los 17 años de edad (al parejo con su hermano Carlos), al tiempo le generó una visión de conformar un grupo donde adhirieron a su padre (era lanzador de softbol) y otros elementos más.
El conformar el nuevo cuerpo de ampayeo denominado Culiacán 97, fue gracias a que el softbol estaba creciendo a pasos agigantados y requería de sangre nueva y más adelante lo rebautizaron Nuevo Milenio.
Durante ese trajinar, José de Jesús tuvo otro acierto, involucrar al Jr., quien desde niño mostró sus deseos de abrazar el softbol como parte de su vida.
A los 9 años de edad ya tenía alcances para abrirse camino como anotador y lo hacía tan bien que trabajo le sobraba, pero el destino le tenía deparado lo mejor, algo que ya corría por las venas de su abuelo, de su tío y de su padre: Fungir como ampayer.
A los 15 años de edad le llegó la oportunidad de oro y ya tiene cinco en estas labores, pero no piensa (por el momento) en despegar al profesionalismo, él quiere prepararse académicamente y en ello está enfocado, pero de que ostenta clase para ser mejor juez o árbitro, le sobra.
“Mis tres hijos nacieron en un terreno de juego, pero dicen que la sangre y las profesiones no son para todos. A uno de los dos varones le gustó lo que es el deporte y el otro no, tiene otros proyectos y otras ideas que se le respetan y apoyan. A Jesús Jr. le comenté que si quería seguir mis pasos y me dijo que no, que él quería estudiar una carrera, y aunque yo le dije que el ser ampayer profesional también era una carrera, pero que como el vio mi dura etapa en ese momento crítico, no le gustó la manera de cómo se me dio el trato y declinó”.
FRASE
“Al día de hoy, soy sincero, me sigue saliendo una lágrima de coraje, de impotencia, de poder haber hecho algo más de lo que ellos me proyectaban, pero aun así sigo con mi trabajo, lo quiero tanto y respeto demasiado que por ello sigo aquí”.
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AÑOS tiene de servicio como ampayer de beisbol y softbol José de Jesús Alemán Cervantes, quien en el profesionalismo solamente lo hizo en una temporada en la LMB y media en la LMP
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