En México el próximo 31 de octubre dará inicio el horario de invierno, el cual permanecerá en nuestro sistema de manera indefinida puesto que este parece ser el último año en que se utilizará el horario de verano después de que el Senado de la República apruebe su derogación.
Mucho se ha comentado acerca de este nuevo modelo en referencia al ahorro de tiempo y energía que produce, pero ¿cuál es el efecto que tiene en nuestro cuerpo el adaptarse a un horario nuevo?
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El cuerpo humano se regula con base en un reloj biológico que mantiene una rutina de sueño y funcionamiento conocido como ritmo cicardiano, proceso que responde a diversos factores externos de nuestro ambiente.
Estas señales externas como la cantidad de iluminación exterior, el clima y otros elementos se relacionan con los procesos químicos que realiza el cuerpo tales como la producción de melatonina y la somnolencia, la secreción hormonal y la digestión, por ende, el desfase producido durante el cambio de horario ocasiona un desequilibrio para el cuerpo.
Por esta razón, durante el proceso de adaptación a un nuevo huso horario se pueden observar síntomas de malestar general entre la personas.
El jetlag
El jetlag o síndrome de los husos horarios aparece cuando nuestro reloj interno se adapta al nuevo horario en poco tiempo. Esto supone problemas como fatiga, somnolencia, irritabilidad, dificultad para dormir y falta de apetito.
Prevención
Para prevenir este tipo de situaciones se puede intentar anticiparse al cambio modificando las horas de comida, reduciendo la actividad física, evitando el uso prolongado de dispositivos electrónicos y absteniéndose de consumir medicamentos para dormir.