Se creía que la depresión era una enfermedad que solamente afectaba a adultos, pero esto ya dejó de ser así, pues afecta de igual manera a los niños. Actualmente cientos de menores han sido diagnosticados con trastornos depresivos.
Según los datos proporcionados por la Encuesta Nacional de Salud (2006), la prevalencia del trastorno depresivo mayor (TDM) se estima del 1,8% en niños de 9 años, del 2.3% en adolescentes de 13 y 14 años, y del 3.4% en jóvenes de 18 años.
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Antes de la pubertad, la prevalencia de depresión no difiere según sexo. Entre adolescentes, sin embargo, la prevalencia es mayor para el sexo femenino, con una razón 2:1.
Los trastornos depresivos entre los adolescentes tienen a menudo un curso crónico y con altibajos. Existe un riesgo entre 2 y 4 veces superior de persistencia de la enfermedad en la edad adulta.
Ahora, ¿A qué signos y síntomas debemos estar alerta los padres para actuar precozmente?
Menores de 7 años
El síntoma más frecuente a esta edad es la ansiedad. Manifiestan irritabilidad, rabietas frecuentes, llanto inmotivado, quejas somáticas (dolor de cabeza, dolores abdominales), pérdida de interés por los juegos propios a su edad, cansancio excesivo o aumento de la actividad motora.
También pueden presentar un fracaso en alcanzar el peso para su edad cronológica, retraso psicomotor o dificultad en el desarrollo emocional. En niños pequeños, el trastorno depresivo mayor se asocia con frecuencia a los trastornos de ansiedad y las fobias escolares.
Niños de 7 años a edad puberal
Los síntomas se presentan fundamentalmente en 3 formas:
a) Afectiva y conductual: Irritabilidad, agresividad, agitación o inhibición psicomotriz, astenia, apatía, tristeza, y sensación frecuente de aburrimiento, culpabilidad y en ocasiones ideas recurrentes de muerte.
b) Cognitiva y actividad escolar: Baja autoestima, falta de concentración, disminución del rendimiento escolar, fobia escolar, trastornos de conducta en la escuela y en la relación con sus iguales.
c) Somática: Dolor de cabeza, dolor abdominal, trastornos del control de esfínteres, trastorno del sueño (insomnio o hipersomnia), bajo peso para su edad cronológica y disminución o aumento del apetito
¿Cómo se diagnostica?
Diagnosticarla puede ser difícil debido a que puede presentar síntomas típicos de otros trastornos y pudiera confundirse, como la ansiedad o el trastorno por déficit de atención con hiperactividad.
A pesar de que un niño puede presentar uno o más síntomas de depresión, generalmente se considera un trastorno depresivo si se observan cinco o más de los síntomas descritos por un determinado mínimo dos semanas durante la mayor parte del día y estos causan una interferencia significativa en sus actividades diarias.