Culiacán, Sin.- En la era digital, los stickers han pasado de ser simples elementos decorativos para convertirse en herramientas de comunicación en diversas plataformas de mensajería y redes sociales.
Este uso ha generado preocupación debido a su potencial para convertirse en una nueva forma de bullying entre los jóvenes.
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El periódico El PAÍS participó recientemente en un experimento con alumnos de 17 años en un instituto de Madrid para analizar el impacto que tienen los stickers en su forma de relacionarse. Concluyendo entre sus resultados que:
- El 90% de los encuestados colecciona stickers en sus conversaciones de WhatsApp o Telegram. La mayoría reconoce tener stickers con contenido racista, machista, homófobo, de ideología radical o violentos.
- Y un 70% reconoce que los guarda porque les “hace gracia”. También lamentan haber tenido alguna experiencia negativa con el uso de estas pegatinas.
Es relevante señalar que entre los adolescentes y, en ocasiones, entre algunos adultos, es bastante frecuente que se conviertan fotos de compañeros, amigos o familiares en stickers sin su consentimiento.
Estas imágenes pueden ser tomadas de conversaciones o redes sociales y luego editadas para crear un efecto "divertido". Sin embargo, muchas veces estos stickers resultan ser insultantes y despectivos, ya que se les añaden elementos que buscan ridiculizar a la persona retratada, con el objetivo de humillarla y provocar risas a su costa.
A continuación te dejamos lo que sabemos hasta el momento sobre la afectación que los stickers pueden tener en los adolescentes:
Uso malintencionado
Aunque los stickers están diseñados para expresar emociones y añadir un toque divertido a las conversaciones, algunos jóvenes los están utilizando para enviar mensajes burlones o despectivos. Los stickers que imitan o distorsionan características físicas, o que representan estereotipos negativos, pueden ser usados para humillar a compañeros de clase o amigos.
Falta de empatía
La naturaleza gráfica y a menudo exagerada de los stickers puede deshumanizar el mensaje que se está enviando. Esto puede llevar a que los agresores no sean plenamente conscientes del daño que están causando, ya que el impacto emocional de los stickers puede ser minimizado por la falta de interacción cara a cara.
Difusión rápida
Al igual que otros tipos de contenido en línea, los stickers pueden ser compartidos rápidamente entre grupos de jóvenes, amplificando el efecto del bullying. Un sticker insultante o cruel puede volverse viral dentro de un grupo escolar, aumentando el alcance del ataque y profundizando el impacto en la víctima.
Dificultades para controlar el contenido
A diferencia de los mensajes de texto que pueden ser más fácilmente moderados o discutidos, los stickers son a menudo enviados impulsivamente y pueden ser difíciles de rastrear. Los jóvenes pueden sentirse más propensos a enviar stickers ofensivos sin pensar en las consecuencias, ya que estos elementos gráficos suelen ser menos formales que un texto escrito.
Impacto psicológico
Los efectos psicológicos del cyberbullying mediante stickers pueden ser profundos. Las víctimas pueden experimentar ansiedad, depresión y baja autoestima, exacerbadas por la naturaleza constante y ubicua de las interacciones digitales. La persistencia de los ataques a través de stickers puede llevar a un sentimiento de impotencia y desesperanza.
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Medidas preventivas
La educación sobre el uso responsable de stickers y la promoción de la empatía en las interacciones digitales son cruciales. Las escuelas y los padres deben estar atentos a las señales de bullying y fomentar un ambiente donde los jóvenes se sientan seguros para hablar sobre sus experiencias.
Aunque los stickers de WhatsApp pueden agregar un elemento lúdico a las conversaciones digitales, es esencial ser conscientes de su potencial para ser utilizados de manera negativa. Promover una comunicación respetuosa y educar a los jóvenes sobre los efectos del ciberbullying puede ayudar a mitigar el impacto de estas nuevas formas de acoso.