El nuevo gobierno de Claudia Sheinbaum tendrá que lidiar con una deuda de más de 99 mil millones de dólares de Petróleos Mexicanos (Pemex).
Si bien este nivel de endeudamiento es seis por ciento menor, respecto de 2018, una de las mayores presiones que enfrenta la petrolera en el corto plazo es el pago a proveedores.
“Cuando llegamos al gobierno, la deuda de esa empresa era de 105 mil millones de dólares; ahora es 99 mil millones de dólares, o sea, se redujo en seis mil millones de dólares”, dijo el presidente Andrés Manuel López Obrador en su mensaje a la nación por su Sexto Informe de Gobierno el domingo pasado.
Del monto total de la deuda de Pemex, 6.3 por ciento corresponde a compromisos con proveedores. De acuerdo con información de la petrolera, al cierre de julio sus adeudos con contratistas y proveedores ascendían a 125 mil 240.3 millones de pesos, equivalentes a unos seis mil 282.5 millones de dólares. Este adeudo con proveedores también se redujo, ya que al cierre de 2018 era de siete mil 583 millones de dólares.
Pese a estas disminuciones, la próxima administración federal tendrá la prioridad de hacer frente a los compromisos de la mayor empresa del país, consideró Ana Lilia Moreno, coordinadora del Programa de Competencia y Regulación de México Evalúa.
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“Es la herencia que recibe Sheinbaum y existe la duda de si este cambio de régimen de empresas productivas a empresas públicas conllevará una estructura de la deuda, yo pienso que sí porque es la prioridad, liberar a la empresa de esta carga para poder avanzar en proyectos productivos”, consideró.
Para Moreno, el principal tema para la administración de Sheinbaum, en materia energética, será cómo se va a estructurar la deuda de Pemex.
“Existe la premisa de que al país le podría convenir atraer la deuda de Pemex y renegociar, lo cual suena lógico porque el gobierno tiene mejor calificación de deuda que la petrolera”, dijo.
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Para la analista de México Evalúa si Pemex no modifica su modelo de negocio, basado en la soberanía de combustibles, va a seguir perdiendo dinero. Añadió que la parte de la deuda con proveedores y contratistas es importante hacia adelante, sobre todo en el marco de una reforma al poder judicial, ya que los acreedores no sólo facilitan los insumos, los procesos y los servicios, sino que también, dijo, son un pulso importante de la confianza empresarial.
“La reforma judicial no da mucha garantía de que en caso de que haya incumplimientos de pagos o desacuerdos se puedan dirimir en tribunales nacionales, por lo que si se maneja mal este tema los proveedores van a acudir ante tribunales internacionales de arbitraje y ese tipo de litigios disminuye la confianza de inversionistas”, concluyó.