El sueño de Luis Álvarez, El Haragán, comenzó en las calles, con guitarra en mano, aprendiendo a mantener el equilibrio en los camiones y los vagones del Metro, mirando a la cara la dura realidad del mexicano, ese espinoso lugar de donde nacían sus canciones. Y aunque el sueño era demasiado grande, nunca imaginó que con su propia banda tocaría en el Auditorio Nacional.
Ahora, el próximo 7 de enero la banda de rock mexicano El Haragán y Compañía se presentará por segunda ocasión en ese escenario con un concierto sinfónico-eléctrico el cual es la continuación de los festejos de sus poco más de tres décadas de carrera.
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“La presentación en el Auditorio Nacional era algo inimaginable. Sin embargo, el propio éxito de la banda, así como su convocatoria es la que nos trae de nuevo aquí. Para mí fue una experiencia inolvidable, pararme en ese escenario, ver las luces y a toda la gente, algo muy bonito. Estar ahí es la realización de un sueño, no la culminación de una carrera.
“Elegimos hacer este concierto sinfónico para presentarles algo diferente a lo del primer concierto, que fue tal cual eléctrico, y porque nos dimos cuenta de que las rolas podían tener otra dimensión. Cuando rompes una canción y ves todas sus posibilidades, puedes hacer versiones muy diferentes. En este caso, con el sinfónico, toma un espacio y un tiempo distintos, que es lo que presentaremos”, explica Luis Álvarez, vocalista de la banda, en entrevista con El Sol de México.
Sobre cómo se organiza el concierto que contará con la participación de la Orquesta Filarmónica de Artes Escénicas e invitados especiales, el músico cuenta que fue un trabajo arduo de selección, pues tuvieron que elegir las canciones que mejor se adaptaran al estilo sinfónico, además de responder a las peticiones del público que los escucha.
VIGENTES GRACIAS AL PUEBLO
En un medio tan difícil como es la industria de la música, es poco frecuente que bandas cuya intención ha sido mantenerse en la escena independiente, permanezcan tanto tiempo en la preferencia de un público masivo como lo es el que sigue al Haragán y Cía., tanto en México, como Estados Unidos, Canadá y países de América Latina.
Sobre esto Luis Álvarez comenta: “Me he dado cuenta de que seguimos vigentes porque hacemos canciones a futuro, que las siguen cantando después de 33 años, que se han quedado en la mente colectiva. Son rolas que parecen predicciones, pues lo mismo que pasaba en los 80 y 90 se vuelve a repetir, la humanidad tenemos esa tendencia, incluso en la moda.
“El mercado siempre ha sido brutal, siempre hemos estado del otro lado. Pero hay que darnos cuenta de que hay dos Méxicos, nosotros nos fuimos directamente con el pueblo. Yo le canto a la ama de casa, al obrero, al albañil, al chavo de la calle, a la muñequita, a la prostituta, al pueblo, temas que tocan fibras muy especiales del ser humano. A eso se debe el fenómeno Haragán, y también a que no apostamos a cancioncitas cobardes o de amor, el rock es un gran movimiento de inconformidad de libertad, para canciones de amor tenemos a Juan Gabriel, que es el mejor, aunque sí se puede cantar de amor, pero hay que hacerlo de una manera más realista.
EL ROCK NACIONAL SIGUE MARGINADO
Al preguntarle sobre el estado actual del rock urbano, Luis hace una aclaración sobre aquel término. Dice que El Haragán y Cía, pertenece a un movimiento, cuyo origen se encuentra en los años setenta del siglo pasado, con el rock rupestre, encabezado por Rockdrigo González y Rafael Catana, entre otros.
Relata que El Haragán y Cía. tuvo contacto directo con las zonas marginales de México, en una escena que se volvió masiva, pero realista junto a otros como El Tri y Cecilia Toussain, Tex Tex, o Real de Catorce la cual tomó gran fuerza, aunque tuvieran poca aparición en televisoras, la cual en ese entonces era presentada como rock mexicano o rock nacional.
“Hoy, de manera despectiva, y no me molesta el término, nos llaman rock urbano. Está bien que lo llamen como quieran. Según ellos ‘el rock mexicano es aquel que escuchas en la radio’. De pronto todos los que vendieron sus ideales por la industria son el rock nacional, pero hay quienes nos hemos mantenido fieles.
“Las expectativas siguen siendo las mismas, el pulso lo veo todavía falto de oportunidades, porque sigue siendo marginado y lo echan a un lado. Hay grandes bandas que están tocando muy bien, que componen chido y otras que no. El Haragán y Cía., como nunca hemos tenido apoyo de televisoras y sí del pueblo, hemos crecido con base en ello, de tocar de colonia en colonia, de pueblo en pueblo, de ciudad en ciudad, de estado en estado y en estado de ebriedad”, cuenta entre risas el rockero.
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Sin embargo, Luis reconoce que la banda ha hecho colaboraciones con televisoras y otros grandes medios, las cuales han sido eventuales; y también afirma que El Haragán y Cía., se ha vuelto más consiente de su profesionalización y la necesidad de infraestructura para evolucionar.
“No me clavo en mi sueño rockanrolero. Sí, el desmadre ya pasó. Muchas bandas creen que el rock es siempre ponerse hasta atrás, pero en ese camino se descuida todo". En este sentido Haragán y Cía hemos puesto mucho énfasis en cuanto a nuestra producción y logística. Vemos un camino de evolución propia, con un valor que si uno mismo no se da nadie lo va a dar”, concluye Luis Álvarez, que mira este camino de la autogestión también como un consejo a las bandas que siempre buscan espacios para sus propuestas.
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