Mazatlán, Sinaloa.- El reloj marcaba las seis de la mañana del 23 de marzo de 1994, día en que Mazatlán se paralizó por la mañana, tras la llegada del entonces candidato a la presidencia de la república mexicana, Luis Donaldo Colosio Murrieta.
La presencia del aspirante a presidente de México, por parte del Partido Revolucionario Institucional, ameritaba los más mínimos cuidados, pues se trataba de un político fuerte a la silla presidencial, que ahora sí venía hacer el cambio de sus antecesores.
La glorieta Sánchez Taboada era el escenario donde momentos antes se presentaría el militante priista, lugar en el que se concentraron cerca de 500 agentes policiacos, tanto visibles como encubiertos.
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Un grupo especial de policías, que vestían de civil, había sido contratado por el ex gobernador del estado de Sinaloa, Antonio Toledo Corro, muy amigo de Colosio Murrieta.
La solicitud de reforzar la seguridad de Colosio, fue hecha a Roberto Robles Rendón, quien conocía ampliamente de los cuidados que debía llevar un evento de esa naturaleza.
Dicha persona, es identificada como el creador del primer grupo antisecuestros en el estado, quien era considerado como un hombre inteligente en materia de seguridad.
Entre los cerca de 18 elementos de seguridad se encontraba Francisca Paredes Figueroa “La Pancha”, hoy líder de colonos de la colonia Estero, quien sentía mucha admiración y respeto por el candidato.
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Sin vestir un uniforme que delatara su presencia, la mujer policía junto con sus compañeros, fueron apostados en puntos estratégicos para cuidar al candidato del PRI.
Algunos se encontraban por la avenida Ignacio Zaragoza, otros cerca de la casa de Toledo Corro, en el paseo Olas Altas, y unos más en el cerro De la Nevería, donde anteriormente se hallaban las oficinas del Canal 7, hoy TVP.
Precisamente, en las alturas de dicho montículo se halla Paredes Figueroa, quien no perdía de vista los movimientos de las personas que caminaban de un lado a otro donde se llevaría el acto político.
Recuerda, anteriormente, Luis Donaldo Colosio ya había visitado Mazatlán, se había presentado en los campitos deportivos “Benito Juárez” y de ahí a pie se traslado con toda la militancia priista hacia sus oficinas, en la colonia Centro.
El político en su vida, asegura no fue por azares del destino, pues dice ser muy amiga de una prima-hermana del extinto político, “Blanquita” Colosio quien vive en el municipio de San Ignacio.
El reforzar la seguridad en el acto político, señala la entonces mujer policía, era un preámbulo de que algo pudo haber pasado en el puerto, de que el aspirante a la presidencia pudo haber sido asesinado ahí, y no donde fue alcanzado por una bala certera.
Cerca de una hora, menciona, transcurrió el evento, donde las órdenes de los altos mandos era tener mucho cuidado, pues se mencionaba de la presencia de mucha gente sospechosa que podría hacer algo.
Por lo anterior, indicó, los elementos policiacos tuvieron que apostarse en la zona rocosa que se encuentra a un costado de la glorieta, todo para evitar una posible tragedia en el municipio.
Tras concluir la actividad, el candidato se retiró entre el tumulto de gente, para enseguida dirigirse a otro acto, que sería el último de su carrera y de su vida: Lomas Taurinas, Tijuana, Baja California.
Mientras el político se acercaba a su destino, “La Pancha” junto con los demás policías, se dirigieron a la ciudad de Los Mochis, al norte del estado, donde estaba comisionada.
Por carretera, mencionó, se dirigieron a su segunda encomienda en el día, mientras que el licenciado continuaba con su proselitismo en otro punto del país, donde se trasladaba vía aérea.
La mujer policía recuerda las horas de lo que restaba de ese día se convirtieron en segundos, pues no había pasado mucho de que había visto al candidato, que en ese momento habían anunciado su muerte.
“Cuando yo salgo de bañarme, veo en la televisión de que habían baleado a Luis Donaldo Colosio, y en eso me gritaron lo mataron, lo mataron, lo habían llevado al hospital, pero ahí confirmaron de que había muerto”.
Triste por lo sucedido, la ex militante priista, señaló, fue bueno el trabajo que hicieron durante la presencia de Colosio Murrieta en Mazatlán, pero su muerte hizo que cambiara de posturahacia el partido, por el que militó por más de 30 años.
“Cómo es posible que una persona que dice va a trabajar bien por los mexicanos lo hayan asesinado, justo en plena campaña, la verdad por eso ya no quise pertenecer al PRI”.
Ahora, antes de emitir un voto, reconoce, la presencia de Luis Donaldo está en su ser, en su mente, por lo que primero se fija quién es el candidato para poder dar su sufragio.
En la actualidad, menciona, nadie ha superado en las ideas de cambio que tenía Luis Donaldo Colosio Murrieta, inclusive ni siquiera su hijo, que ha estado muy cerca de la política.
Precisamente, asegura, las palabras del mártir priista han sido aprovechadas por otros políticos como Andrés Manuel López Obrador, a través de la visualización de un México de hambre y sed de justicia.
Paredes Figueroa, asegura, la hipótesis de que lo mandaron matar es cierta, y que había sido el mismo régimen político de ese entonces, pues se trataba de un hombre que buscaba cambiar a México.
Después de la muerte de Colosio, menciona, ya no todo es igual para el partido tricolor, que después de eso presentó dos severas caídas al perder la presidencia con Vicente Fox Quezada, Felipe Calderón, y en la actualidad con Andrés Manuel López Obrador.
Un liderazgo como el que tuvo Luis Donaldo, así como evitar los dedazos de candidatos y sacar a quienes se han aprovechado del pueblo, asegura, es lo que le falta al PRI para que pueda volver a ocupar la silla presidencial.