Mazatlán, Sinaloa.- Su primer contacto con la inmensidad del océano fue a los cuatro años, a esa edad ella pidió conocer la playa, alguien la tomó en los brazos, la llevó arriba de un crucero y esa fascinación que le produjo su encuentro, tiempo más tarde la llevaría a estudiar en la Escuela Náutica de Mazatlán.
La vista que tuve del puente de pasajeros, porque era un crucero a lo que fue la bahía de Acapulco, ahí hizo clic algo en mi cabeza, ahí me enamoré de esa vista.
Fernanda.
Originaria del Puerto de Tampico, y nacida lejos del mar, en Morelia, Michoacán, como una broma de la vida, que más tarde la marcaría como una mujer amante de los viajes, una trotamundos, como ella misma se describe.
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La inquietud empezó a los quince años, cuando tuvo la fortuna de tener un viaje de regalo a Europa, misma que ella prolongó por medios propios y tiempo que sirvió para hacer amistad. Conoció a una chica española llamada Eva, quien tenía un hermano graduado de la Armada de España; fue él quien despertó su inquietud.
Esa amistad a su regreso a México, se mantuvo por cartas, que eras misivas dobles, por un lado le escribía Eva y por otro lado Francisco , en las cuales este chico le explicaba cómo era el estilo de vida en la armada, cómo se realizaban las guardias. Francisco le fue dando de alguna manera la orientación de cómo hacerle para buscar becas y apoyos. Y así mismo, la joven respondía los escritos.
Así Fernanda se da a la tarea de obtener toda la información necesaria haciendo todo lo posible para conseguir tres becas para esta carrera. Con toda la seriedad que aprendió a darle a sus asuntos, hace una reunión en la recámara de sus padres con música de fondo, para expresarles su proyecto de vida, en los mares, a los que ellos le dan un rotundo, no.
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Para su hija mujer ellos ya tenían planeado que estudiara Ciencias de la Comunicación, en Monterrey.
"Fue un estira y afloja, en el que defendí mis ideales, porque me hacía sentir feliz poder y tan emocionada, ya que en la carrera en España, además de los cinco años de estudio, había uno más de Tecnología Nuclear" comenta en la entrevista vía telefónica la Capitana.
El sueño de ella era por plazos, en los que se veía en un coche viejo, y vivir rentando, posteriormente, diseñar una casa a su gusto y tener un auto nuevo, además de viajar por el mundo que es algo que le apasiona.
Al final de cuentas se queda en Tampico, en donde no se adaptó y decidió buscar otras opciones como la Escuela Náutica Mercante Cap. Antonio Gómez Maqueo.
Fue la primera generación completa mixta, empezaron cinco y se graduaron dos, siendo una de ellas, a lo largo de su profesionalización se ha topado cada vez más con mujeres dentro de este mundo marino, al grado de no conocer sus nombres, ya que es una carrera que se ha extendido a nivel mundial.
"Cuando yo regresé de la carrera, sabía quiénes estaban a bordo, había muchísimas mujeres" comenta.
En 1997 cuando estaba en unas prácticas de verano en la Terminal de Productos Especializados en el puerto de Altamira, Tamaulipas, estando en la recepción de las embarcaciones, le tocó recibir un navío tripulado en su totalidad por puras mujeres, cuando en México en las escuelas de este tipo seguía el tabú y el cuestionamiento, del quehacer de una mujer en institución para hombres.
A Fernanda nuca le importó la opinión que se generaba alrededor, por haber decidido estudiar esta carrera, ella iba por su sueño y nadie la iba a parar.
Para ella no fue difícil salir adelante en aquellos años, en un mundo pensado para hombres, en que les daban carilla por ser mujeres, lo que no la hizo desistir.
Llegar a ser Capitana de Altura no fue nada sencillo, ya que además de prepararse de manera profesional, se tiene que obtener la validación para poder trabajar en una embarcación, como el capitán, la máxima autoridad de la misma.
"Ser capitán te convierte en responsable de la tripulación, del cumplimiento de sus obligaciones, además de generar la armonía y seguridad, para realizar todas las actividades abordo", explica la Capitán.
El trabajar en altamar implica muchos días fuera de tierra, el día que se llega a puerto, se van turnando para poder bajar a tierra y disfrutar unas cuantas horas. Hay veces que se trabaja un mes y se descansa el mismo tiempo, pero los viajes pueden extenderse por mucho más.
Las primeras prácticas profesionales las realizó en atunero de la empresa Pesca Azteca y de ahí vinieron muchas empresas más, en las que ha obtenido buenas experiencias. Está es una carrera en la que constantemente se tiene que estar certificando, para poder estar arriba de un barco.
Hace apenas una semana viajó a esta ciudad para tomar el curso de actualización de Gestión de Recursos del Puente. Actualmente está en un receso, aunque se encuentra planeando el regreso a este mundo que tanto le apasiona. Muy pronto se encontrará de nuevo con su amado mar.
Fernanda invita a todas las jóvenes a atreverse, a luchar por lo que quieren, a que no se detengan y sobre todo que sea algo que les apasione. ¡Todos a bordo¡
Información extra
En Mazatlán: En la Escuela Náutica del puerto, se pueden cursar las carreras de Piloto, Maquinista y Electrónico Naval