Culiacán, Sin.- Aguantan calor, lluvias, frío, la dura intemperie de Culiacán, se exponen a los riesgos de un tráfico citadino alocado, pero quienes trabajan en los cruceros y semáforos de la ciudad son personas que se ganan la moneda para subsistir.
En los últimos años de pandemia, se ha visto más la presencia de personas que trabajan en las calles de Culiacán, sobre todo porque muchos de ellos fueron víctimas del desempleo que originó la pandemia por Covid-19, otros más que por su edad ya no se les permite trabajar, o abandonan sus trabajos por motivos de salud.
Tal es el caso de Don Toño, quien dice llevar más de 30 años vendiendo periódicos en la Calzada de las Américas Norte, a contra esquina de Ciudad Universitaria; por muchos años ha sido la manera de llevar el sustento a su hogar.
Don Toño tiene un problema en sus rodillas, lo que originó que abandonara su antiguo trabajo de albañilería, mencionó que a sus 68 años y por las condiciones en las que se encuentra le es difícil conseguir un trabajo, para poder mantenerse.
"Con esta pandemia ha mermado todo, antes vendía hasta 200 periódicos, ahorita vendo los 20; está muy difícil, hay veces que no saco ni pa’ comer", dijo.
Don Toño, mencionó que el gran corazón de los culiacanenses ha hecho que pueda seguir adelante, pues además le regalan despensas, comida y a veces le dejan buena propina.
Mucha gente me compra el periódico nomás para ayudarme.
Don Toño
UN HOBBY EN EL PAVIMENTO
Pero por otra parte, se encuentran los trabajos más difíciles, bailar break dance. Aquiles lleva 8 años en las calles de Culiacán, mostrando su talento con un compañero, se colocan con una pequeña bocina, que suena y pone a retumbar la avenida Álvaro Obregón en el centro de la capital.
A pesar de que realizan algunas maromas y es muy cansado el estar bajo el sol, siempre le ven el lado positivo a las cosas; se mantienen optimistas haciendo lo que les gusta y de paso ganándose la moneda.
"Lo he convertido en una forma de vivir, el baile para mí fue algo que me rescató, tengo una discapacidad motora y lo fui adaptando como una forma de vida porque me ha ayudado como Física y mentalmente", expresó.
En el boulevard Francisco I. Madero, esquina con Álvaro Obregón, se encontraba arriba de un monociclo realizando malabares, Santos un joven originario de El Salvador, quien además trabaja con una pelota y con machetes.
Relató que desde pequeño inició con unos palos chinos, y poco a poco ha ido aprendiendo más cosas que las incorpora al mismo tiempo en el que se sube al monociclo, lo cual ve como un pasatiempo.
“Yo le llamo pasatiempo, pero igual de ahí genero dinero para seguir viajando, avanzando; también me dedico a la artesanía y hago un poco de música en los camiones”, comentó.
“A veces gano, a veces no, pero lo compenso con la artesanía que vendo y con música, siempre busco generar dinero por otros lados”, expuso.
A sus 29 años, Santos ha recorrido, Panamá, Costa Rica, Belice y Nicaragua, haciendo sus malabares y actualmente se encuentra en la Capital Sinaloense porque sus planes son regresarse a su casa en el mes de marzo.
A pesar de que ellos realizan diferentes actividades en las calles de la ciudad, tienen el mismo fin: generar ingresos para sobrevivir y tener un sustento:
Don Toño, necesita generar ingresos para mantenerse, pues no quiere ser una carga para su familia; Aquiles el bailador, lo hace para poder ir a concursar a otros lugares y porque lo motiva ante su discapacidad motora; y Santos espera generar recursos para regresar a su tierra, el Salvador y vender artesanías junto con su familia.
Lo he convertido en una forma de vivir, el baile para mí fue algo que me rescató.
Aquiles ,Breakdance
DESEMPLEO
Cerca de un 46 por ciento de las personas en Sinaloa trabajan de manera informal y sólo un 5.5 por ciento no tiene un empleo.
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