Culiacán Sin.- A un mes de ese trágico día en que 13 personas murieron, los culiacanenses expresan que no se sienten seguros con la presencia militar, pues creen que esto no va a detener un suceso como el del jueves negro, pero a la vez, aseguran que ya Culiacán ha vuelto a la “normalidad”, a la “violencia normal” para un culichi en la vida diaria.
“Al parecer todo sigue igual, no se ha visto que las fuerzas armadas estén desplegadas y nos andén vigilando. Lo cierto es que nosotros como ciudadanos culichis acostumbrados a vivir en esto, lo vemos hasta cierto punto normal, no en la magnitud que fue el jueves negro pero estamos acostumbrados a que diario aparecen equis número de muertos en cualquier lugar”, expresó Isidro Salas, trabajador del Mercado Garmendia.
Ya pasó un mes después de que el 17 de octubre no hubiera ley ni gobierno en Culiacán, solo el estruendo de las armas largas y granadas que la gente de “Los chapitos”, tiraban en las calles de la ciudad sin importar las vidas inocentes que pudiera cobrarse. La orden fue clara para ellos: salvar al jefe, Ovidio Guzmán.
Ese día causó terror para quienes se encontraban en el Centro de la ciudad, el Desarrollo Urbano Tres Ríos y el Infonavit Humaya, fue en estos tres sectores dónde hasta al día siguiente aún había cuerpos tirados y vehículos humeantes.
Los días siguientes a ese jueves, la ciudad estuvo sola, la ciudadanía resguardada y los comercios con cortina abajo, aún se percibía el miedo. Hasta el día lunes la vida del culiacanense volvió a reincorporarse a la rutina pero aún con temor de que pudiera pasar algo similar.
DESPLIEGUE
Para contrarrestar esa inseguridad, el gobierno Federal decidió desplegar la fuerza militar, más de 300 elementos del ejército: Policía Militar y Guardia Nacional, con la finalidad de que realicen rondines por las calles de la capital que se volvió tendencia internacional en los medios por la violencia.
Isidro señaló que él no ha visto la seguridad que presumieron que brindaría el ejército en la ciudad.
“Yo no he visto en el centro ese patrullaje que presumieron de las fuerzas armadas, solamente a los policías en bicicleta que siempre rondan por acá”, dijo.
Hay ciudadanos como Víctor, que aseguran que no podría volver a pasar una situación como la del jueves negro, pues ya Culiacán ha vuelto a la normalidad.
“Ya estamos en calma, todo está relajado. Gracias a Dios no pasó nada a la ciudadanía, aunque lamentablemente sí hubo algunas pérdidas humanas de inocentes pero pudo haber sido peor como en otros estados del país. Quizá ya hemos vuelto a la calma porque estamos acostumbrados a este tipo de situaciones violentas y con gobierno o sin gobierno, nosotros somos los que retomamos o abandonamos el curso de las cosas”, opinó, Víctor, locatario del centro de Culiacán.
Culiacán opta por ver el lado bueno de las cosas y continuar, seguir trabajando y viviendo el día a día dejando atrás el sangriento escenario del 17 de octubre, pero sumando vidas perdidas por violencia y narcotráfico a los largo de las semanas.
HAY ESPERANZA
Julio César Palomera ve un panorama favorable como comerciante, pues el buen fin le ha sentado muy bien en su negocio de desechables y botanas dentro del mercado Garmendia. Con actitud positiva y esperanzada dijo que en Culiacán las cosas cambiarán para bien y habrá seguridad.
“Yo he visto un panorama favorable, un buen cambio y ahora con el buen fin tanto los consumidores como los comerciantes aprovechamos está actividad para salir a la calle y hacernos de cosas útiles, reactivando la economía”, comentó.
Julio César compartió que se siente más seguro, como trabajador que madruga y vuelve a casa por la noche, cuando ve a los elementos de la Guardia Nacional o Policía Militar.
“No sé si sea necesario que estén los rondines del gobierno pero sirve para que nosotros sintamos el apoyo del gobierno y así estar más cómodo transitando en la calle. Estará en el ejército y el gobierno si vuelve a pasar algo como el jueves negro”, apuntó.
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Hay quienes difieren entre sí es seguro el ver militares en la calle o no, pero la opinión pública coincide en que hay cierto nivel de violencia y muerte ya normalizada para quien nació y vive en Culiacán, Sinaloa.
Ya el tráfico no se parece al del 18 y 19 de octubre dónde ni los camiones estaban pasando, el peatón ha vuelto a tomar las banquetas y cruces. El estudiante y profesionista ha vuelto a la rutina, y los comerciantes suben la cortina y se preparan para las ventas de navidad. Todo, dicen, ha vuelto a la violencia “normal”.
JUEVES NEGRO
El 17 de octubre, un "ejército" de gatilleros del Cártel de Sinaloa tomó Culiacán a sangre y fuego para obligar a las fuerzas federales a liberar a Ovidio Guzmán, hijo del narcotraficante Joaquín El Chapo Guzmán
13
personas fallecieron oficialmente ese Jueves Negro, dos de esas víctimas eran ciudadanos que quedaron atrapados en el fuego cruzado
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