“Abuelitos”, tras un trocito de vida más

Las personas mayores han encontrado un oasis en medio de la pandemia gracias a la inmunización

Irene Medrano Villanueva  │El Sol de Sinaloa

  · sábado 10 de abril de 2021

Foto: Irene Medrano Villanueva│El Sol de Sinaloa

Culiacán, Sin.- Los centros de vacunación a los adultos mayores se han convertido en un caleidoscopio, donde se observan escenas verdaderamente dramáticas, ancianitos que apenas se mueven y que van en busca de la pócima prometida, y por otro lado, vemos jóvenes que con un amor a su futura profesión los atienden, pero no falta el “prietito en el arroz”, como son algunos servidores de la nación que ven con desprecio a los de avanzada edad.

¡Haz de cuenta que andamos mendingando un trocito de vida más…! dice con lágrimas en los ojos, don Gabriel, quien por fin fue escuchado por Brenda Ortiz, estudiante de quinto semestre de la Facultad de Medicina de la UAS.

Precisamente en esta Facultad -uno de los centros de vacunación-, es donde se escenifica este viacrucis, el melodrama que se está viviendo en la capital del estado, lo atemperan jovencitos que se ponen en el lugar del anciano que con pasado cansado no pueden llegar al lugar donde recibirán la vacuna, y ellos, sin ningún temor al contagio, los ayudan, los suben en sillas de ruedas y hasta los cargan.

Estudiantes de enfermería, de medicina están dando ejemplo de cómo amar y servir a los demás, sin recibir nada a cambio, con una sonrisa y un apapacho reciben a los ancianitos, les explican lo que significa la vacuna contra el Covid-19 y los cuidados que deben de tener después de que se les aplicó, les preguntan si tienen alguna enfermedad, si son alérgicos a algún medicamento.

UNA CHICA EJEMPLAR

Brenda Ortiz, en ese momento tiene a su cargo cerca de diez ancianitos que serán vacunados y que además de cursar la vejez, también tienen algún problema de discapacidad, con dulzura les habla, les explica una, dos y hasta tres veces los cuidados que tendrán después de ser vacunados. Les ayuda a quitarse la camisa, el suéter, es decir los prepara para cuando llegue la enfermera a aplicar la inyección.

Si después de la vacuna tienen algún efecto, tomar un paracetamol y en remoto caso que empeoren los padecimientos hay que hablarle a su médico…

Brenda Ortiz


Foto: Irene Medrano Villanueva│El Sol de Sinaloa

Algunos abuelitos llegan con miedo, azorados, sin saber qué hacer, pero ahí están los jovencitos para quitarles esos temores como Valentina Reyes estudiante de cuarto semestre de la carrera de enfermería, quien con su voz calmada, dicharachera y alegre, los calma, les da seguridad.

“Ya estoy listo…a la hora que quieran, nomás que esto se está tardando mucho”, señala José Miranda Castro, quien poco antes, estaba asustado y con ganas de salir corriendo.

“A ver madre…deje le acomodo su vestidito”, le dice Valentina amorosamente a una ancianita que apenas puede moverse.

Después de una larga espera, por fin llega la prolongación de la vida: las vacunas.

“Llegó el “piquete”, que me sacará del encierro y me dará un poquito de más tiempo para seguir viviendo”, dice don Gumercindo de 93 años.

Empiezan las enfermeras a vacunar, van y vienen, sin ninguna expresión en su cara, de manera automática ensartan la aguja, les ponen una torunda y se retiran por otra ámpula, pero ahí están los jovencitos para calmar sus angustias.

“No se frote, nada más sosténgala…pasando de 15 a 20 minutos se pueden ir…tranquilos, no pasa nada, es nada más precaución. Si tienen algún problema levanten la mano para llamar a un doctor, tenemos también una ambulancia, pero no va a ser necesario”, les explica Luis Antonio Gómez Zazueta, del quinto semestre de medicina.

Foto: Irene Medrano Villanueva│El Sol de Sinaloa

Maricela, es una de las enfermeras que aplica la vacuna, parca, sin expresión, nos ignora cuándo le preguntamos si trabaja en el IMSS, sin embargo, uno de las ancianas dice conocerla.

Es hija de una vecina, ella es enfermera privada, pero nosotros los viejos pobres, no podemos contratarla porque cobra 28 mil pesos al mes.

Rosa

Dice que a ella le dio un vértigo periférico y requirió de ayuda y sus hijos por no cuidarla quisieron contratarla, pero al saber lo que cobraba, le apalabraron a una señora para que estuviera con ella.

Los Servidores de la Nación, también dan de que hablar, pero, no, como verdaderos servidores, sino, de acuerdo a los quejosos, de manera despiadada los ignoran.

Foto: Irene Medrano Villanueva│El Sol de Sinaloa

“Estos siervos de la “maldición”, parece que su jefe López Obrador les dio un curso intensivo de insolencia, son igual que él de cínico, si protestamos estamos contra ellos, igual que el Peje, son unos groseros, déspotas, te dejan con la palabra en la boca…lamenta la profesora jubilada Enedina López, después de que le quiso hacer una pregunta a la señorita que traía un chaleco con el logotipo que dice “servidor de la nación” y en lugar de recibir una respuesta, la regañó.

“Es una vergüenza que traigan en el chaleco las estampas de verdaderos héroes de la nación. Creo que estas jovencitas y jovencitos no recibieron clases de civismo, si no, no se comportarían como lo hacen, son déspotas, engreídos y altaneros, creen que nunca van a llegar a viejos”, rumia la profesora.

Explica que ella solamente les quería preguntar dónde estaban formados a los que les tocaba cita.

Foto: Irene Medrano Villanueva│El Sol de Sinaloa

“Yo tenía cita a las 9.30 de la mañana, pero estaban todos revueltos, se gritaban, hasta se gaznatearon unas señoras porque metieron a una doñita que ni siquiera cita traía, para evitar estos espectáculos muy solicita le pregunte a una "sierva" -que de servidora no tiene nada-, dónde me podía formar y me soltó una retahíla de groserías… siento que me faltó al respeto”, dijo.

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