Culiacán, Sin.- El maltrato familiar mantiene en estado de alerta a las agrupaciones de abogados e instituciones que defienden a las mujeres, en momentos en que para contener la pandemia del Covid-19 las autoridades sanitarias, dictaron una serie de medidas como la cuarentena, donde las principales víctimas del encierro son las amas de casa que calladamente reciben maltratos físicos y verbales por parte de sus maridos y que se han convertido en algo cotidiano.
Alejandra Vellatti, coordinadora general del Centro de Justicia de Mujeres, advierte que además de violencia emocional y psicológica, las mujeres que acuden a este centro, se les vulnera económicamente.
Destacó que durante la pandemia, se han atendido en los refugios de Gobierno del Estado más de 30 mujeres, aunque muchas por temor siguen soportando la violencia familiar y no denuncian por lo tanto, tampoco acuden a los centros a buscar protección.
Dalila es una ama de casa, que antes de la pandemia trabajaba en una panadería, le iba más o menos bien “porque no tenía encima a mi marido… por unas horas era libre”, detalla.
Dice que a veces, prefería mejor batallar con el Covid-19 a lidiar con su marido.
“Es tan pesado mi marido y más ahora que se quedó sin trabajo, nos maltrata, nos echa en cara lo que nos comemos, ha llegado hasta los golpes, la verdad no lo aguanto, además nos ha restringido todo”, dice.
La señora que tiene 32 años y dos niñas de dos y cuatro años, señala que no lo abandona porque tiene miedo ir por el mundo sola “y con dos criaturas, además mi esposo me ha dicho que si lo abandono me busca y me quita las niñas, tengo miedo que pueda cumplir su amenaza, además tiene algunas influencias porque ha trabajado con gente conocida”.
También Mónica sufre violencia familiar. Tiene 24 años y un menor de cinco años.
Ella por el contrario buscó apoyo con unos diputados, la apoyaron, pero sigue con el temor de que su esposo la encuentre y le siga haciendo daño.
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“Yo trabajaba en un restaurante, me tocó el recorte por el Covid-19, al ver que ya no había entradas, porque ganaba más o menos bien con las propinas, mi esposo me empezó a gritar, maltratar, me decía que no valía nada, descaradamente le llamaban mujeres por teléfono, me las presumía, incluso me decía que con el dinero que llevaba antes, él les compraba regalos y hasta me insinuaba que saliera a buscar más recursos para que él se siguiera dando la mejor vida”, recuerda.
Recuerda que cuando trabajaba, su esposo le revisaba las llamadas, las fotos en su celular.
“Me celaba mucho, yo pensaba que lo hacía porque me quería, pero ahora me doy cuenta que era por el temor de que ya no le llevara dinero. Yo lo quería mucho, ahora no sé si siento todavía amor, pero, si cambiara a lo mejor regresaba con él. Por lo pronto estoy con una familia, la apoyo en su casa, en las labores, me permitieron quedarme ahí con mi hijo”.
La coordinadora general del Centro de Justicia de Mujeres exhortó a todas las mujeres que sufren violencia intrafamiliar no tengan miedo de denunciar y que acudan a estos refugios que son anónimos y se mantiene la confidencialidad de las víctimas.
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