Culiacán, Sin.- Diciembre se caracteriza por ser un mes lleno de alegría y celebraciones, sin embargo, todo indica que este fin de año será diferente.
La vida nocturna en Culiacán ha permanecido muerta desde hace casi tres meses, debido a la ola de violencia generada por la pugna entre grupos delincuenciales.
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Lo anterior, ha provocado la cancelación de la mayoría de las fiestas en las últimas semanas, por lo que miles de músicos, eventistas, decoradores, meseros, floristas, banqueteros, fotógrafos, arrendadores de salones y todas las personas que ofrecen servicios para celebraciones, se han quedado sin trabajo.
Según Edgar Mendoza, eventista y coordinador de servicios en Culiacán con experiencia en el ramo desde hace 29 años, informó que el 90 por ciento de los eventos y fiestas, desde el pasado 09 de septiembre, día en que se desató la ola de violencia en el estado, se han cancelado o pospuesto.
El también propietario de la empresa “Vino Tinto Eventos”, señaló que las tres décadas que lleva como eventista en Culiacán, el sector al que representa había atravesado por una sola ocasión una situación similar.
“En el 2008 tuvimos un único toque de queda que me ha tocado vivir aquí en Culiacán, y se paró el trabajo porque prácticamente era lo mismo. La gente tenía mucho temor, sufríamos de inseguridad, de miedos, no queríamos arriesgar los bienes materiales, sobretodo la integridad física”, manifestó.
Cabe recordar que en aquel año, dos cárteles de la droga también se disputaron el territorio sinaloense. Ese enfrentamiento dejó a miles de muertos y marcó una etapa de violencia focalizada en regiones estratégicas. No obstante, Edgar subrayó que aquél toque de queda para las fiestas, duró alrededor de un mes. La actual guerra entre grupos delincuenciales lleva casi tres meses, el mismo tiempo en el que la mayoría de las fiestas han sido canceladas.
“Es más largo esto, ante tanta incertidumbre no sabemos qué va a pasar, no sabemos de qué manera va a actuar el gobierno. Francamente es una incertidumbre muy grande y nos está afectando a todos en todos los ramos”, externó.
Los involucrados en las celebraciones llegan a acuerdos que afecten lo menos posible a ambas partes: clientes y prestadores de servicios. Según lo establecido en los contratos de las fiestas, se establecen las cuotas de amonestación por la cancelación o posposición de cada evento.
Las tardeadas y la autocensura
Para poder realizar algunas pocas fiestas y posadas durante este periodo de guerra, los eventistas y festejados han tenido que implementar un cambio en la logística de las celebraciones.
Como medida de seguridad, y también por cuestiones de logística y garantía de la asistencia de los invitados, los eventos se llevan a cabo durante la tarde.
“Regularmente nosotros ahorita recomendamos hacer los eventos a media tarde. Varían los horarios. La mayoría comienzan entre 2 y 5 de la tarde porque hay gente que quiere regresar más temprano a sus casas. Para terminar a las 10, y que a las 10:30 ya estén todos en sus casas”, precisó.
Además, los eventos se están haciendo de una manera más íntima, con pocos invitados.
“Los pocos eventos que realizamos la verdad salimos con temor. No podemos trasladarnos con confianza al salir del evento, o de regreso hacia nuestros hogares o centros de trabajo. Arriesgamos la integridad física, nuestros bienes, las herramientas de trabajo”, lamentó.
Manuel Delgado, secretario general del sindicato de la música norteña en Culiacán , señaló que antes de la ola de violencia, mucha gente solía cerrar las calles para que tocaran las bandas en sus fiestas; coincidió en que hoy en día, los eventos se llevan a cabo a puerta cerrada.
“Hay gente que hace las fiestas en sus patios. Optan por cerrar la puerta de la casa y te llevan al patio. Estás tocando con volumen bajo, la verdad, porque la gente también, los ciudadanos, tienen miedo de que les pase algo”, mencionó.
El músico refiere que las bandas estaban acostumbradas a ser contratadas en las noches, para alguna serenata de última hora o “pachangas”, no obstante, con el autotoque de queda que se ha impuesto la gran mayoría de los culiacanenses, eso ha quedado en el olvido.
“A las 10 de la noche no hay ni una persona en la calle, por lo cual se presenta un desabasto de trabajo para los músicos”, dijo.
Además, como medida de precaución ante una mala reacción de los grupos delincuenciales, así como para fomentar una cultura nueva en la ciudad, el líder de músicos reveló que han optado por dejar de tocar narcocorridos.
“Le decimos al cliente que no tocamos corridos. Y muchos sí nos aceptan así ahorita como están los hechos. Nadie se ha enojado”, agregó.
Desde hace semanas, es común que la población se encuentre a las bandas musicales en los camellones de los bulevares tocando, pues la falta de trabajo los ha orillado a pedir dinero en los semáforos para poder cubrir los gastos de sus hogares.
“Claro que sí. Sí nos da miedo porque también uno pues tiene familia y pues tiene que protegerse, que no le toque una bala pérdida en un momento de violencia. Sí tenemos miedo”, puntualizó Delgado.
Aunque algunos meseros locales y emprendedores han sido apoyados por el gobierno con despensas, sin embargo, consideran que hay mucha ausencia de información hacia el gremio sobre cómo ser beneficiarios de dichos apoyos.