Culiacán Sin.- Una de las formas en las que una persona puede plasmar en papel un pensamiento o una imagen y lograr el plus al convertirlo en una profesión, es dedicarse 100 por ciento a la artesanía, camino que siguió Carlos Reséndiz Soria, reconocido artesano por sus dotes e innovación en la técnica “popotillo”.
Originario de la Ciudad de México, aprendió la técnica a los 12 años de edad cuando acudió a un taller impartido por un maestro de Oaxaca, sin saber que por ya 16 años sería su trayectoria de vida y forma de sustento económico.
Las imágenes que a simple vista parecen ser creadas con pintura, al enfocar la atención en los detalles, las personas se dan cuenta que todo está formado por pequeños “palitos” de diferentes colores y texturas, acomodados de diversas formas y tamaños que cuida la delicadeza de la artesanía.
El artesano de 49 años, explicó que el material que utilizan es escoba de cambray, la cual se da en regiones volcánicas, se tiñe con tintes naturales y se pega sobre cera de campeche o una preparación de cera de abeja y resina de árbol.
En cuanto a las técnicas que se utiliza, dijo que varían de la imagen, ya sea cielo, agua o rostros y en su caso hace uso de ocho, como, regado, ondulado, lineal, degradado, encimado, entre otros.
La técnica de popotillo es trabajada en estados de Puebla, Tlaxcala, Hidalgo, Michoacán, Ciudad de México y gracias a Carlos, ha llegado a Sinaloa, lugar en donde poco a poco ha buscado que los ciudadanos sean conscientes de esta artesanía.
Sin saber que iba a encontrar su vocación al tener la curiosidad de una nueva técnica, Carlos, a cuatro meses de haber iniciado su taller de popotillo quedó maravillado de su manejo, mismo que en el corto tiempo lo dominó al mismo nivel que su maestro.
Iniciando con rellenar pequeñas imágenes tradicionales de inditos, comenzó el camino de dar vida a una imagen a través de cientos de popotitos adecuados a la medida en hojas pequeñas, para posteriormente llegar a crear grandes cuadros como especialista.
Sumado a sus habilidades en pintura, rompió algunas reglas al dejar de delinear la imagen en negro, optando por meter colores directos, un oscuro que contrastara con el claro.
En el tiempo de preparación de una artesanía, comentó que a cada trabajo se le dedica entre dos y tres horas diarias, en la que tener habilidades de dibujo y pintura ayuda a sombrear, degradar, matizar y buscar el hacer que sea vea realmente como una fotografía.
Sobre los tamaños de los popotes, el especialista, aclaró que el único que se deja largo es el del margen, al ser lo que va a contener y mantener una línea, mientras que el resto tiene que ser pequeño, en donde depende el dibujo y el tamaño, en el que, entre más fino sea el material es mejor.
Cuando el artesano tomó la decisión de dedicarse a esto, se vio en la necesidad de generar su propia materia prima, obteniendo primero la semilla, después un terreno en el Estado de México y aprendió las técnicas de teñido en Oaxaca, Chiapas y Guerrero, en alrededor de dos años y medio.
Además de tener el conocimiento para crear cera, la cual aprendió en Puebla, Tlaxcala y Guanajuato, a través de talleres, hasta que logró abastecerse el mismo y dejó de comprar el material.
Para el proceso de tintes naturales de escoba de cambray, mencionó que depende de la materia prima, como plantas, cochinilla grana, anilinas, entre otros, en los que, se toma un mes entre limpiar y teñir, este último cuando haya mucho sol para que quede más brillante.
Ante la dedicación y amor que plasma en cada una de las imágenes, el artesano ha sido reconocido con dos primeros lugares Ciudad de México 2011 y 2013, además de tercero nacional en 2009.
Ascendiendo de esta manera a la categoría más alta en artesanía del país como “grandes maestros del patrimonio artesanal”, en donde ha recibido dos menciones honorificas, uno en 2014 y otro en 2017.
El especialista, destacó que uno de los primeros lugares nacionales era una imagen de unos perros cazadores, cuadro que fue enviado a Francia, al ser un trabajo que realizó con alianza francesa, la cual es una institución de prestigio.
Mientras que, en 2017, un cuadro de la imagen de Xochimilco fue vendido y actualmente está en Houston; en 2013, la figura de un conjunto de charolas, portavasos y porta saleros, fue comprada por el Museo de arte popular.
“Cada que tu logras ganar un premio, más importante que lo económico, es la parte de prestigio que te da, la invitación que tienes a lugares, los lugares a los que te llevan, aparte que, si tú le vas dando un valor agregado a lo que haces”, expresó.
En ese sentido, destacó que no es lo mismo hace 20 años cuando empezó a vender, a la actualidad en donde lo hace con una firma, un reconocimiento y una trayectoria.
Sin embargo, dijo que lo que continúa siendo una complicación es la venta de artesanía porque en muchos lugares no la conocen por la falta de difusión que existe en el país, en el que, para poder incrementar esto es necesario hacerlo a través de talleres presenciales, con explicaciones en expo - ventas.
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En conjunto con Patricia Gómez, van a inaugurar una tienda artesanal en la nueva plaza “Explanada”, en donde habrá un área especial llamada “La plazita”, para la exposición y venta de gastronomía y artesanía local
Como parte de la innovación que están realizando, han unido el bule con la técnica “popotillo”, para iniciar a promover la artesanía en el estado, a través de la marca registrada “Cho’oloi”.
Con esto, añadió que lo que buscan es rescatar el valor que tiene la artesanía porque no es solo hacerlo, venderlo y ya, sino que también es una representación del municipio, estado y país en donde se creó, para cuando esté en exposición en otros países las personas conozcan la cultura.
“Estamos buscando la manera de poder hacer entender a los artesanos que no es solo vender, tiene un valor la artesanía no solo para ellos, también para el municipio y también para el país”, finalizó.
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