Mazatlán, Sin.- A 34 años de la tragedia, los vecinos de la casa desconocen todavía a ciencia cierta qué pasó ese 11 de marzo de 1986, en el que murieron a balazos cuatro miembros de una familia, tres de sus trabajadores y las mascotas, pero muchos de los vecinos aseguran que en la vivienda abandonada hasta hoy vagan las almas de las víctimas, porque por las noches algunos han escuchado voces y lamentos, otros han visto sombras y hay quienes dicen haber observado a personas entrar para realizar ritos satánicos o de brujería.
Esa mañana, los vecinos se enteraron de los hechos donde el padre de familia quedó ensangrentado al pie de la puerta, su esposa estaba muerta en el auto, dos de los hijos asesinados adentro; ahora se sabe que la única sobreviviente de la familia fue una hija que estaba jugando en casa de una vecina.
Sobre el motivo de la tragedia, hay muchas teorías, desde que se trató de un ajuste de cuentas o un pleito por una herencia hasta que el hombre de la casa enloqueció.
Las personas que se han atrevido a entrar a la “casa embrujada” cuentan que en el lugar abundan las energías negativas y que ya entrada la noche se aparecen fantasmas.
Algunos vecinos dicen que nunca han escuchado nada, pero otros platican que son varias las veces que al pasar frente a la casa por las noches han escuchado prolongados lamentos de terror tanto de adultos como de niños que le atribuyen a las almas infortunadas de las víctimas, las cuales, comentan, no han encontrado el descanso eterno.
Buscadores de fantasmas que han hecho expedición nocturna con sensores de movimiento y detector de campos electromagnéticos, aseguran en videos subidos al internet que se ha detectado actividad paranormal en la vivienda.
Todas estas historias se han entretejido con el pasar del tiempo, al grado que la casa abandonada se ha convertido en una leyenda de terror que cuentan chicos y grandes.
El 24 de octubre del 2018, el entonces alcalde de Mazatlán, Fernando Pucheta, recorrió la zona y ante la queja de los vecinos por los malos olores que despedía la casa y su abandono, ordenó al personal de Aseo y Limpia de Servicios Públicos, entrar a la casa y limpiarla.
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Los trabajadores municipales encontraron escombro, basura arrojada por años, desechos y excremento humano, ya que era usada como hogar por algunos indigentes, y sus paredes por dentro estaban completamente grafiteadas.
Y a pesar que desde entonces se selló el frente con malla de alambre, hay quienes aseguran que en la “casa donde mataron a toda la familia” se siguen escuchando por las noches lamentos y se ven sombras desde el exterior.
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