Culiacán, Sin. - A primera vista se observa un paisaje desolado y llano, algunas máquinas retirando tierra y escombro se asoman a lo lejos y, más cerca pequeños tejabanes de cartón componen el cuadro de la entrada al basurero clandestino de la colonia Piggy Back.
Metros más adelante se asoman grandes agujeros en el suelo como fauces monstruosas, la vista alcanza para ver toneladas de basura y escombro, a la izquierda una montaña de llantas a medio quemar, no dejan de escupir humo negro y más al fondo un ave extraña reposa en un charco de aguas negras a la espera de algo de comer.
Son tres fosas gigantes, producto de la extracción de materiales para la construcción del Aeropuerto, la Central de Autobuses Milenium y parte de la carretera "Costerita". Desde entonces se fueron llenando de basura, desperdicios, escombros y encobijados; durante la temporada de lluvias se convierten en un foco de riesgo sanitario por la cría de mosquitos, y aunque el gobierno municipal conoce el caso, nunca se ha diseñado algún mecanismo para evitar el uso ilegal de dicha zona.
Además, es evidente que la basura daña los mantos freáticos.
Alrededor de 100 familias dependen de la recolección de basura en Piggy Back, pasan todo el día buscando entre los desechos alguna cosa de valor o materiales que se puedan vender. Ellos han sido testigos de los últimos cuatro incendios masivos que se han presentado este año. También de cómo empresas y desconocidos acuden a tirar desperdicios de todo tipo, que además de ser ilegal, son peligrosos: desechos médicos, desechos químicos inflamables, desechos orgánicos, inorgánicos, de todo.Una mujer recolectora cuenta que gracias a ese trabajo puede pagarles los estudios a sus hijas.
Otra persona más, comenta que es una opción para las personas que no reciben oportunidades en otra parte, ya sea por su edad o por su estado físico.
Aquí se vienen todos a trabajar, hasta esos viciosos que no consiguen trabajo en otra parte, o como uno, que ya no me dan trabajo.
Recolector
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Pepenadores del lugar denuncian la desatención del gobierno, dicen que nunca mandan vigilancia o patrullas, pues se han suscitado encuentros violentos a causa de no permitir la tira de basura prohibida en el lugar.
"El comisario nunca se aparece por acá, nomás viene cuando va salir en la tele o cuando trae chismes de lavadero", dijo irónicamente uno de los pepenadores.El último incendio que se presentó en una de las grandes fosas ocurrió apenas el sábado pasado y paró los trabajos de recolección por el humo. Pero hoy, entre el humo, sigue la pepena.
El fondo de éste, es cubierto por un mar de envases de plástico.Los trabajadores dicen que por seguridad solo se está aceptando que se tire escombro y material no inflamable, pero por la falta de seguridad, nadie puede garantizarlo. Las bocas del megabasurón sigue bien abierta
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