Culiacán, Sin.- Antes de las nueve de la mañana, Carolina llega a la Catedral de Culiacán para iniciar su jornada laboral, la acompaña una carriola rosa, una mochila, un radio y las ganas de salir adelante para sacar para la renta de la silla de boleador.
En la mochila lleva todo lo necesario para el cuidado y alimentación de su bebé, en la carriola lleva a su hija de apenas dos meses de nacida y el radio es para entretener a la niña con música porque la arrulla.
La boleadora de zapatos se gana la vida junto a su pequeña para subsistir, sin importarle, ni tenerle miedo a la ola de contagios por la variante Ómicron de Covid-19, “porque la necesidad es más grande que la pandemia.”
ACOMPAÑADA DE SU BELLO ÁNGEL.
Una bebé de ojos azules, con un mameluco rosa es entretenida con la radio mientras su mamá bolea los zapatos; cada día prepara en una mochila lo necesario para que su pequeña bebé pase el día con ella y refiere que la lleva con ella a trabajar, porque no tiene quien se la cuide.
“Traigo todo en la mochila, traigo leche, el agua, los pañales y las toallitas todo eso y pues es que tengo necesidad de salir a trabajar”, expresó Carolina.
Asimismo, mencionó que la mayoría de los boleadores que se encuentran en Catedral, le expresan su admiración hacia ella porque trabaja y cuida a su bebé al mismo tiempo, los clientes a veces esperan a que Carolina atienda a la niña y después seguir trabajando.
“La mayoría me dice que me admiran, porque estoy trabajando y cuidando a la bebé al mismo tiempo. No tengo quien me la cuide, pues mira los clientes se esperan a veces cuando está llorando para que la atienda un ratito y ya después los boleo”, contó.
POR NECESIDAD
Carolina Mejía es madre de otros dos niños, pero ellos están al cuidado de su familia y como muchas mujeres de Sinaloa sale en busca de un sustento familiar, sin importar arriesgar la por la cuarta ola de Covid-19 que está en el estado, pues refiere que la necesidad es más grande que el temor a la pandemia.
Ella aprendió a bolear zapatos cuando trabajaba con otro boleador profesional de Catedral y platica que han bajado las boleadas y que todos los días tiene que sacar la renta de la silla de bolero.
“La renta es diaria, varios pesos diarios que tengo que sacar”, subrayó.
Carolina se encuentra en la Catedral de Culiacán de 8:00 de la mañana hasta las 5:30, boleando zapatos de todo tipo, desde botas, botines, chancletas, zapatos de charol, choclos etc., detalla que en un día laboral atiende alrededor de siete clientes y cobra aproximadamente de treinta a cuarenta pesos, dependiendo del tipo y tamaño del calzado.
BAJARON MUCHO LAS BOLEADAS
Debido a la cuarta ola de contagios, platicó que hay muchas mujeres solteras que necesitan ayuda de parte del gobierno para guarderías gratuitas y dejar a sus bebés seguros para no exponerlos en los trabajos.
También invitó a la población a que vayan con ella a lustrar sus zapatos porque actualmente bajaron las boleadas y la ayudarían mucho a ella y a sus hijos.
Personas que estén dispuestos a solidarizarse con Carolina y a su pequeña niña, pueden ir a Catedral personalmente y apoyarla con una bolsa de pañales, toallitas húmedas o un apoyo económico.
OFICIO EN EXTINCIÓN
Cada vez este oficio de lustrar calzado, como el del zapatero, se va perdiendo debido a que la modernidad exige un cambio de zapatos en lugar de repararlos y pintarlos.
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