Culiacán, Sin.- Quien visita Navolato, no puede irse sin antes probar los famosos Churros Machuca, una tradición de sabor que data desde 1955, muchos años antes de que esta región se convirtiera en municipio.
Para Jesús Alberto Niebla, trabajador de los Machuca, ser un servidor de estas golosinas, ha sido un orgullo que ha portado desde hace 20 años.
Todavía recuerda los inicios de ese negocio que con el paso de los años se volvió familiar, pues relata que en 1955 fueron la señora Guadalupe Machuca y su esposo Ezequiel Martínez, quienes iniciaron con la primera venta de churros en el municipio cañero.
Se instalaron en una carretita en las afueras del mercado Hidalgo.
"Iniciaron ellos dos, primero se ponían afuera del mercado municipal, ahí salieron los primeros clientes", relató mientras vertía la mezcla de los hotcakes sobre un comal caliente.
Con el paso de los años y el involucramiento de los hijos de los Machuca Martínez, este negocio fue creciendo hasta convertirse en una pequeña empresa que se ha mantenido en el corazón de la ciudad por 66 años.
Desde hace más de 20 años, se ubican sobre la calle Antonio Rosales y Vicente Guerrero, a unos metros del ayuntamiento.
Churrero de Corazón
Jesús Alberto Niebla, es el señor de los 'quequis', como muchos lo conocen. En entrevista para El Sol de Sinaloa, comentó que su vida se ha vuelto una rutina dedicada a este negocio, pues a diario madruga para ayudar en la limpieza y el transporte del remolque, la preparación del material de trabajo como lo son comales, bandejas e insumos extra de sabor como los son el azúcar, la lecherita y las cajetas.
A pesar de sus años de servicio, Jesús Alberto asegura que llegará a retirarse sin nunca antes haber descubierto el secreto de las recetas de la mezcla de churros y hotcakes pues sus ingredientes se han mantenido como un secreto familiar que solo conocen sus creadores y los hijos de los Machuca.
"Yo ayudo en ocasiones a batir la masa, pero nunca he sabido la receta porque me entregan todo ya vertido, es una receta familiar que ellos mantienen muy en secreto", comenta.
"Es muy bonito trabajar y servirle a la gente, todos aquí nos conocen donde sea nos hecha grito" refirió.
“Cuando yo empecé los churros se vendían por rueda así entera, la pieza costaba centavos, no recuerdo bien si 50 centavos cada uno, los quequis costaban 3 pesos ahora ya están en 10".
De generación en generación
Tras la muerte de Guadalupe y Ezequiel, el negocio pasó en manos de Ramón Machuca, uno de los hermanos Machuca Martínez.
A pesar de ser él quien se dedicaba a la administración del comercio, la realidad es que sus hermanos siempre han estado involucrados en las ventas, apoyando laboralmente y emprendiendo en el negocio, sin embargo, la muerte también llegó para Ramón y desde hace pocos años el negocio quedó a cargo de su esposa Josefina López.
Por otra parte, María Teresa Machuca, hermana de Ramón, se ha dedicado a darle un giro extra a la venta de los churros, pues ella se encarga de promocionarlos con servicios para eventos, fiestas de cumpleaños, ferias, festividades del pueblo o sindicaturas.
Luego de más de 60 años, la familia completa interactúa en ese remolque de sabor que se instala diariamente en el centro de Navolato. Hermanos, esposos, esposas, nueras, yernos, hijos y hasta los nietos apoyan en la atención de los clientes.
"Si podemos decir que fue de generación en generación, todos trabajan, todos se involucran, hay ocasiones en que vienen los hermanos a echarnos la vuelta y trabajan aquí, los nietos más grandes de Guadalupe y Ezequiel a veces también vienen y nos ayudan, generalmente vienen los fines de semana", concluye Jesús Alberto.
Fundación
Desde su creación en 1955 los churros y hotcakes Machuca, han sido el legado empresarial y culinario de tres generaciones familiares.
66 Son los años que tiene este negocio de sabor en Navolato.
20 Son los años que lleva Jesús Alberto trabajando la harina para moldear la típica forma de estas golosinas.
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