Culiacán, Sin.- "Seamos felices para siempre", le dijo Sibei a María. Esa frase aguarda bajo los retratos de ambos en una compilación de las cartas de amor que el doctor le mandó a su amada cuando en Sinaloa, ni los chinos ni los japoneses eran bienvenidos.
A los 19 años, Sibei Okamura migró a Culiacán por alguna razón, como otros doctores japoneses. Sin saber español, encontró trabajo en una botica y cuando descubrieron los dueños cuál era su profesión, le dejaron abrir un consultorio en el que sus consultas no costaban a los pacientes.
Así lo relata Cristina Okamura, nieta de Jesús Sibei Okamura, quien se cambiara el nombre cuando se enamorara de María Echeverría, una culichi no solamente con mucho dinero, sino muy católica.
"Mi abuelo llegó en 1906, vivió primero en California, menos del año y después se vino para acá a Culiacán. Estaba junto con el doctor Ruperto L. Paliza y Andrés Vidales, él se dedicaba más a los niños pero en ese tiempo tenías que saber de todo", recuerda Cristina.
HISTORIA DE ANTAÑO
A ella le relataron sus familiares parte de lo que el doctor Okamura, como otros orientales, hicieron y pasaron en Sinaloa al migrar, quien, además de ser el que trajo Berenjena a Sinaloa, traducir un libro al español y beneficiar con acceso a la medicina gratuita a los enfermos, se casó con María Echeverría.
"Él estaba profundamente enamorado de ella, se cambió el nombre incluso a Jesús Sibei Okamura, para encajar un poco más en la familia que, además de tener mucho dinero, eran muy católicos. Los Echeverría le ayudaron mucho a mi abuelo cuando se tuvo que ocultar", dice la nieta de Sibei.
Fue por Alatata por donde Sibei llegó a Sinaloa. Sus parientes desconocen las verdaderas razones por las que migró, pero los registros históricos señalan que un cablegrama del 23 de enero de 1917 del Servicio de Migración Sur de Baja California, hacía saber a la secretaría de relaciones exteriores que se habían detenido 23 japoneses por violar las leyes migratorias. Los japoneses que ingresaban a Estados Unidos, se regresaban a México.
En México no querían a los orientales por ser trabajadores, el mexicano es flojo y, además, los chinos y japoneses eran muy buenos para la agricultura Cristina
Pero el romance que se dio entre Culiacán y ahora la ciudad hermana japonesa Wakayama, fue en 1911, en el puro año de la Revolución Culiacán.
"Mi abuelo tenía en un pedestal a mi abuela María, creemos que debió haber sido difícil que la familia de nuestra abuela lo aceptara ya que eran muy católicos, sin embargo, lo ayudaron en mucho y mi papá me cuenta que mis abuelos nunca pelearon, creo que tiene que ver con la manera de ser de los orientales: de carácter fuerte pero calmados a la vez" platica.
Después de haberse ocultado por seguridad en la masacre de la revolución, el doctor Okamura logró establecerse en Culiacán junto con su amada María y tuvo su propio consultorio y casas en el Primer Cuadro, una de ellas fue donde estaba el ahora extinto Bistro Miró.
DESCENDENCIA
La descendencia que el Doctor Okamura dejó, no fue sólo en su apellido, su nieta Cristina asegura que la familia preserva mucho de la cultura, no solo en los hábitos alimenticios sino en el carácter.
"Al menos tres veces a la semana comemos arroz y usamos salsa soya para casi todo. Somos ordenados y a diferencia del culichi que es escandaloso, somos más reservados, casi nos podrían decir fríos pero no lo interpretaría así. También somos ordenados, puntuales y tenemos nuestras rutinas que cumplimos puntualmente, también somos muy artísticos" asegura.
Así como Jesús Sibei, los japoneses Kudora, Tanamachi y Taniyama, hicieron su vida en Sinaloa.
Jesús Sibei y María tuvieron 11 hijos, los tres primeros, dixe Cristina, Jesús deseaba que fueran varones para entregar los tres primeros a ciertas encomiendas como la religión y la medicina.
En 1953 falleció el abuelo de Cristina, pero dejó en ellos parte de su amor y paciencia, rectitud y entrega al servicio.
"Hace no mucho se hacían reuniones el primero de noviembre aquí en la ciudad con la comunidad japonesa para honrar a nuestros ancestros, llevábamos a nuestra familia y les mostrábamos a las nuevas generaciones nuestros ritos y costumbres. Sin embargo, luego empezó a volverse muy comercial cuando dejó de ser el señor Kuroda quien lo organizaba" comenta.
Actualmente no se sabe con exactitud cuántos Okamuras hay al menos en Culiacán, pero lo que sí, es que Sinaloa ha recibido a chinos y japoneses hasta la fecha.
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En México no querían a los orientales por ser trabajadores, el mexicano es flojo y, además, los chinos y japoneses eran muy buenos para la agricultura Cristina Okamura, Descendiente de Sebei Okamura
PARA SABER
Según Wikipedia, la campaña antichina es el nombre que recibe el movimiento xenofóbico que se desarrolló en México entre 1911 y 1934 (aproximadamente), en contra de todo tipo de grupos orientales, pero en específico de chinos y japoneses.
1906
Es el año en que Sebie Okamura arriba a Sinaloa, procedente de California, en donde estuvo un tiempo.
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