Culiacán, Sin.- Pedro Prado lleva una vida recta, serena. Inimaginable que haya pasado 16 años en Cruz Roja, debatiéndose entre una sórdida guerra que le daba servicios diarios con aroma a pólvora, y la constante de los accidentes a gran escala.
Siendo un adolescente de 16 años, Pedro ingresó a la institución en el cuerpo de juventud. Tras dos años de capacitación, subió a una ambulancia y no paró de servir durante 16 años más. Hasta entonces, media vida entregada al voluntariado.
Eran los años ochenta, una década marcada por el inicio de los grandes problemas actuales de Culiacán, años atrás comenzaba una de las primeras guerras del narco y la ciudad se comenzaba a acostumbrar a los tiroteos a plena luz.
Pedro cuenta sin esfuerzo los detalles de sus servicios en ese entonces. Y al igual de recurrentes que los tiroteos, extrañamente eran las volcaduras de camiones de pasajeros, específicamente de una línea.
Era tarde ya, un llamado recurrente; accidente de volcadura de un camión. Fue rumbo al Espinal y como tantas veces esos años, era un Norte de Sonora. Algo pasaba en ese tiempo, recuerda, Pedro, que las volcaduras parecían ser cosa de todos los días.
Llegaron al lugar, una curva conocida por los que transitan esos parajes. Y Pedro presenció una visión catastrófica; a simple viste eran 30 personas tiradas al rededor del transporte, heridos de gravedad la mayoría y unos muertos.
Pedro actuó rápido y en un rápido y casi inconsciente triage logró estabilizar a una docena de pacientes. Junto a la otra unidad pudieron estabilizar a todos los heridos y apartar a los cadáveres.
El paramédico ejecutó todos y cada uno de los ejercicios que aprendió en la escuela de socorrismo. Detuvo hemorragias, alineó huesos y contuvo crisis. Apenas rebasaba los 20 años y su experiencia ya sostenía totalmente accidentes de esa magnitud.
Unas horas largas pasaron en ese atardecer, para cuando terminaron el aire era ámbar y tenían que regresar a Culiacán. Dos unidades repletas de heridos pero la sensación de otra victoria se sentía cerca.
Un accidente más a la lista, Pedro sabía que seguirian ocurriendo, pero no sabía porqué. Sin embargo estaba preparado, como siguió así durante sus años en la institución.
20 años después de su retiro, regresó al cuerpo de veteranos, aportando toda esa experiencia y temple a las nuevas generaciones, ayudando a entender la vida y las emergencias porque la receta de valor y humanidad no ha cambiado en los últimos cuarenta años.
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Son los años que han pasado desde aquel episodio vivido con el autobús Norte de Sonora.
EXPERIENCIA VETERANA
Pedro Prado cumplió 16 añosde servicio como socorrista de la Cruz Roja
EL RETORNO
20 años después de retirarse, ahora Pedro ha vuelto al servicio en el área de veteranos de la institución.
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