/ sábado 25 de septiembre de 2021

Crónicas de Ambulancia: Jorge Inzunza rescatista, socorrista y reportero

Nacido para salvar vidas, a los 19 años recibe la medalla al valor por el rescate en el puente Jorge Almada

Culiacán, Sin.- La sonrisa de Jorge Inzunza Bustillos se expande en su rostro con emoción al hablar de su labor como socorrista y de rescataste en la Cruz Roja.

El Comandate en Jefe, nació en Culiacán en el 17 de diciembre de 1967, y ya para 1979, comenzaría su vida entregada a esta institución.

Por el cumplimiento del 100 por ciento de asistencia en sus guardias, el Comandante Jorge Inzunza, recibe reconocimiento por parte de Cruz Roja Culiacán. Foto: Cortesía | Jorge Inzunza

Apenas tenía 12 años cuando, motivado por una plática con sus amigos de secundaria, llegó al Comité de Juventud un sábado 9 de septiembre de 1981, fecha que marcó su vida para hacer una carrera humanitaria paralela a su profesión de periodista.

A su corta edad, recibió el primer curso de primeros auxilios encaminados en un futuro para ser socorridas, también participaban en trabajos comunitarios y humanitarios en asilos de ancianos, ciudad de los niños, colonias de las periferias de Culiacán y zonas rurales.

“Para mí era gratificante poder enseñar en los ranchos cómo preparar, construir y mantener una fosa séptica o letrina a la gente de los ranchos, porque compartíamos un conocimiento que sería de mucha ayuda en los hogares de aquellos tiempos”, comenta el rescatista.

A la edad de 16 años todos los jóvenes que son parte de esta etapa ya cuentan con el curso de Socorrista de Primeros Auxilios, y sólo aquel que cuenta con la mayoría de edad puede participar ya en una acción real arriba de una ambulancia.

Jorge Inzunza acompañado del maestro Salvador López Gutiérrez, durante su participación en la Convención Nacional de Cruz Roja Mexicana, llevada a cabo en el estado de Chihuahua. Foto: Cortesía | Jorge Inzunza

Jorge cuenta que le batalló para que sus padres le dieran el permiso para poder andar atendiendo el llamado de emergencia que llegaba a la central de mando de Cruz Roja, pero lo consiguió.

“Fueron 12 años en los que yo presté mis servicios en la guardia de los viernes, que le correspondía a los jóvenes, supervisada siempre por un adulto; los sábados y domingos teníamos capacitación”, comenta.

Sucesos que lo marcaron

Como todos los jóvenes a la edad de 16 años, se describe como un joven con ganas de aprender y era un “desmadre”, porque no paraba en las instalaciones preguntado de todo a todos

El primer servicio en ambulancia fue al El Limón de los Ramos, él iba con mucho miedo, pues habían reportado que un tráiler había caído encima de otro vehículo y que había varios muertos.

Precisamente a edad, conoció al novel sacerdote Magaña, quien en la semana hacía sus funciones de sacerdote y algunos viernes prestaba sus servicios como socorrista.

“Una madrugada nos tocó salir a servicio, junto a nosotros Magaña; llevábamos a la persona en la ambulancia quien falleció en el camino, el padre me pide seriedad y saca su estola litúrgica, la biblia y nos pusimos a rezar, ese momento me hizo tener un crecimiento espiritual, más acercado a mi fe a Dios”, recuerda.

El paramédico Jorge Inzunza (en medio) durante el rescate de varias personas atrapadas en el interior de un vehículo, registrado sobre la carretera a Eldorado. Foto: Cortesía | Jorge Inzunza

A los 19 años le tocó acudir al llamado un domingo a las 5 de la tarde. Por la carretera 50 de Culiacán, una camioneta en la que viajaba una familia, se había salido de la carretera y se estampó contra un poste.

Esa noche, cuando llegaron a penas, se estaba incendiando el carro, el señor que conducía había sido atravesado por el cristal trasero, la señora en estado de gestación ya estaba quemada de la mitad hacia abajo y una menor entre las palanca de cambios.

“Los bomberos todavía no llegaban, la gente que estaba ahí comenzó a echarle tierra al vehículo para aplacar las llamas y en mi desesperación yo saco un extintor e intento apagar el fuego, hasta me quemé las manos, porque las personas aún estaban con vida. Fue un. Trauma muy grande”, comenta con los ojos acuosos.

Sucesos terribles

De los más terribles sucesos que ha pasado, fue el descarrilamiento del Tren Bala en San Manuel, entre Guasave y Guamúchil, donde hubo 104 muertos y a él le toco sacar más 40 cadáveres, en dos días de labores rescatistas.

Este tipo de experiencias las comparte con las nuevas generaciones de jóvenes, a quien actualmente le toca capacitar.

Demostración de técnicas de Resucitación Cardio Pulmonar durante un desfile conmemorativo a la Revolución Mexicana. Foto: Cortesía | Jorge Inzunza

Son muchas buenas y malas vivencias que contar a lo largo de 32 años en este mundo del socorrista.

“Nunca dejaré de impactarme con este tipo de sucesos, porque son vidas que dependen de nuestras acciones, aunque hay algunos casos en los que no hay mucho que hacer, pero aun así uno como grupo hace hasta lo imposible para salvar una vida, he llorado de impotencia al no poder rescatar a personas con vida”, asegura Inzunza.

La Medalla al Valor

Una de sus más satisfactorias experiencias fue cuando recibió la Medalla al Valor, reconocimiento que en Sinaloa sólo la han obtenido en Culiacán dos socorristas.

“Es importante recodar al comandante López López quien estuvo en la atención en el gran atraco al Banco Banamex en Los Mochis, suceso ocurrido hace 32 años, en el que fallecieron 4 personas, y más de 40 salieron con vida, por lo que él obtuvo la presea, pues no sólo estamos en accidentes”, reconoce

En agosto de 1989 estaban de guardia Inzuza Bustillos y Joaquín Romero Barrón “El Cadete”; él apenas había llegado a la unidad, cuando “El Cadete” le gritó: ¡hey vámonos, vámonos, hubo un accidente muy fuerte.

Entrenamiento sobre Técnicas de Extracción Vehicular para el mejoramiento del uso de herramientas neumáticas y barras de acero, para personas atrapadas dentro de automotores. Foto: Cortesía | Jorge Inzunza

Un autobús del STASE había caído del puente Jorge Almada, que en ese entonces era de dos carriles uno de ida y uno de venida, esa noche llovía y el camión derrapa y cae con las llantas hacía arriba a la altura del Río Culiacán.

“Llegamos al lugar, la altura del puente era de 20 metros, yo decía y cómo vamos a bajarnos para el rescate de esas personas; en el lugar estaba un camión de plataforma tortón, que transportaba cemento, le pregunté al conductor que sí traía cuerdas, yo me hago un calzón de soga tipo arnés y entre varios me bajan poco a poquito”.

Al llegar hasta abajo rompe uno de los cristales y comienza a sacar a las personas del camión que estaba cubierto por 20 centímetros de lodo, lo que hacía que fuera más aparatoso el suceso.

Jorge comienza hacer el triage, que es la selección de lesionado, para saber quiénes estaban heridos y comenzar a recibir apoyo de los mismos pasajeros para sacar a las personas que no podían moverse, que tuviera fracturas o estuvieran inconscientes.

“Inició el rescate, y como a los 15 ó 20 minutos comenzó a llegar el apoyo; casi a la mitad de los trabajos, yo saco a un niño con vida, todo lleno de lodo, que se pensaba no tenía vida, por ese tipo de acciones, yo recibo la medalla, de hecho esa fue la portada de aquellos tiempos del periódico Noroeste”.

El Negro, como lo conocen sus amigos y apodo que él mismo pregona, ha sido el socorrista más joven en toda la República Mexicana que ha recibido el reconocimiento al Valor.

Con el paso del tiempo Jorge ha entendido que el joven que se acerca a la Cruz Roja para aprender de primeros auxilios, ya nace con un espíritu humanitario y de ayuda, sin importar arriesgar el propio ser por el de alguien más.

En sus 32 años de servicio voltea hacia atrás y se pregunta cómo es que él ha hecho tantas cosas, pero sabe que hay un poder superior que lo ha impulsado a ayudar a la gente.

“Es un instinto de sobrevivencia que tienes, que te impulsa hacer lo que haces, que no te importa dar todo, que se te olvida que estas arriesgando tu vida, pero al final de cada día de rescate te queda la satisfacción de haber salvado muchas vidas, y ese es el mejor reconocimiento que se puede recibir”, expresa muy conmovido.

Cada rescate además significa un gran aprendizaje, ya los errores o las acciones para solucionar un salvamento, le han dado la experiencia de que o no hacer, reflexiona.

Hizo una pausa en su tiempo, para formar su familia a lado de María del Rosario. Tienes tres hijos: Alejandra, Jorge Eduardo y Diane Vianey, estos dos últimos han seguido su ejemplo y también son parte de Cruz Roja.

La otra cara: ser periodista

Jorge Inzunza en Cruz Roja siempre ha sido voluntario, pero en realidad detrás de ese ser que se preocupa por ayudar al prójimo en los rescates y traslados de ambulancia, está el periodista de más de 30 años de experiencia.

Inzunza estudió periodismo enfocado a la publicidad cuando tenía 24 años; su conocimiento en siniestros y accidentes, lo colocó como jefe de salas de prensa de la Policía Judicial del Estado, así como fotoperiodista de Noroeste, en La Hora de Sinaloa, El Debate y El Sol de Sinaloa, en estos últimos medios también ejerció como reportero policiaco; en su último empleo estuvo en esta casa editorial como editor del diario.

El paramédico Jorge Inzunza participó en el rescate de más de 140 personas durante el dantesco accidente ferrovial, ocurrido en la comunidad de San Marcial, Guasave, la madrugada del 08 de Agosto de 1989, que dejó saldo de más de 60 muertos. Foto: Cortesía | Jorge Inzunza

Aunque en el Culiacán muchos conocen a Inzunza como paramédico y rescatista, también como periodista se lanzó a escribir de temas fuertes, sobre todo en los años 90, en que también recibió menciones y galardones.

Maestro de nuevas generaciones en la reporteada, Inzunza se convirtió en un veterano de las historias policiacas en las páginas de los distintos medios arriba nombrados. <EP>Por tres décadas combinó su trabajo como reportero, paramédico y rescatista, y dice que espera vivir muchos años para continuar haciendo lo que le gusta.

Actual mente forma parte en la Fiscalía General del Estado en área de Extorsión de la UEA, forma parte del grupo de Veteranos de la Cruz Roja donde es Instructor de formación básica, hace guardia los miércoles y se sube a la ambulancia con la misma adrenalina del primer día.

"Me considero una persona con valores firmes inculcados por mis padres, ya que somos una familia unidad, que nos apoyamos completamente en las buenas y en las malas, demostrando así, el respeto y la caridad hacia el prójimo".

Despedida

Con esta entrega concluye el primer ciclo de Crónicas de Ambulancia, un espacio semanal que ha buscado recopilar historias de vida de todas y todos los socorristas de la Cruz Roja que a diario arriesgan la vida. Es un homenaje mínimo para nuestras heroínas y nuestros héroes contemporáneos.

Trayectoria Social

Ha sido Vicepresidente de Juventud, Coordinador estatal de la Juventud, Socorrista y Rescatista Comandante en Jefe

Maestros

Le enseñaron la profesión Joaquín Romero Barrón “El Cadete”, el doctor Marco Antonio Rocha Torres y Francisco Aguilar Villareal “Chiquilín”.


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Culiacán, Sin.- La sonrisa de Jorge Inzunza Bustillos se expande en su rostro con emoción al hablar de su labor como socorrista y de rescataste en la Cruz Roja.

El Comandate en Jefe, nació en Culiacán en el 17 de diciembre de 1967, y ya para 1979, comenzaría su vida entregada a esta institución.

Por el cumplimiento del 100 por ciento de asistencia en sus guardias, el Comandante Jorge Inzunza, recibe reconocimiento por parte de Cruz Roja Culiacán. Foto: Cortesía | Jorge Inzunza

Apenas tenía 12 años cuando, motivado por una plática con sus amigos de secundaria, llegó al Comité de Juventud un sábado 9 de septiembre de 1981, fecha que marcó su vida para hacer una carrera humanitaria paralela a su profesión de periodista.

A su corta edad, recibió el primer curso de primeros auxilios encaminados en un futuro para ser socorridas, también participaban en trabajos comunitarios y humanitarios en asilos de ancianos, ciudad de los niños, colonias de las periferias de Culiacán y zonas rurales.

“Para mí era gratificante poder enseñar en los ranchos cómo preparar, construir y mantener una fosa séptica o letrina a la gente de los ranchos, porque compartíamos un conocimiento que sería de mucha ayuda en los hogares de aquellos tiempos”, comenta el rescatista.

A la edad de 16 años todos los jóvenes que son parte de esta etapa ya cuentan con el curso de Socorrista de Primeros Auxilios, y sólo aquel que cuenta con la mayoría de edad puede participar ya en una acción real arriba de una ambulancia.

Jorge Inzunza acompañado del maestro Salvador López Gutiérrez, durante su participación en la Convención Nacional de Cruz Roja Mexicana, llevada a cabo en el estado de Chihuahua. Foto: Cortesía | Jorge Inzunza

Jorge cuenta que le batalló para que sus padres le dieran el permiso para poder andar atendiendo el llamado de emergencia que llegaba a la central de mando de Cruz Roja, pero lo consiguió.

“Fueron 12 años en los que yo presté mis servicios en la guardia de los viernes, que le correspondía a los jóvenes, supervisada siempre por un adulto; los sábados y domingos teníamos capacitación”, comenta.

Sucesos que lo marcaron

Como todos los jóvenes a la edad de 16 años, se describe como un joven con ganas de aprender y era un “desmadre”, porque no paraba en las instalaciones preguntado de todo a todos

El primer servicio en ambulancia fue al El Limón de los Ramos, él iba con mucho miedo, pues habían reportado que un tráiler había caído encima de otro vehículo y que había varios muertos.

Precisamente a edad, conoció al novel sacerdote Magaña, quien en la semana hacía sus funciones de sacerdote y algunos viernes prestaba sus servicios como socorrista.

“Una madrugada nos tocó salir a servicio, junto a nosotros Magaña; llevábamos a la persona en la ambulancia quien falleció en el camino, el padre me pide seriedad y saca su estola litúrgica, la biblia y nos pusimos a rezar, ese momento me hizo tener un crecimiento espiritual, más acercado a mi fe a Dios”, recuerda.

El paramédico Jorge Inzunza (en medio) durante el rescate de varias personas atrapadas en el interior de un vehículo, registrado sobre la carretera a Eldorado. Foto: Cortesía | Jorge Inzunza

A los 19 años le tocó acudir al llamado un domingo a las 5 de la tarde. Por la carretera 50 de Culiacán, una camioneta en la que viajaba una familia, se había salido de la carretera y se estampó contra un poste.

Esa noche, cuando llegaron a penas, se estaba incendiando el carro, el señor que conducía había sido atravesado por el cristal trasero, la señora en estado de gestación ya estaba quemada de la mitad hacia abajo y una menor entre las palanca de cambios.

“Los bomberos todavía no llegaban, la gente que estaba ahí comenzó a echarle tierra al vehículo para aplacar las llamas y en mi desesperación yo saco un extintor e intento apagar el fuego, hasta me quemé las manos, porque las personas aún estaban con vida. Fue un. Trauma muy grande”, comenta con los ojos acuosos.

Sucesos terribles

De los más terribles sucesos que ha pasado, fue el descarrilamiento del Tren Bala en San Manuel, entre Guasave y Guamúchil, donde hubo 104 muertos y a él le toco sacar más 40 cadáveres, en dos días de labores rescatistas.

Este tipo de experiencias las comparte con las nuevas generaciones de jóvenes, a quien actualmente le toca capacitar.

Demostración de técnicas de Resucitación Cardio Pulmonar durante un desfile conmemorativo a la Revolución Mexicana. Foto: Cortesía | Jorge Inzunza

Son muchas buenas y malas vivencias que contar a lo largo de 32 años en este mundo del socorrista.

“Nunca dejaré de impactarme con este tipo de sucesos, porque son vidas que dependen de nuestras acciones, aunque hay algunos casos en los que no hay mucho que hacer, pero aun así uno como grupo hace hasta lo imposible para salvar una vida, he llorado de impotencia al no poder rescatar a personas con vida”, asegura Inzunza.

La Medalla al Valor

Una de sus más satisfactorias experiencias fue cuando recibió la Medalla al Valor, reconocimiento que en Sinaloa sólo la han obtenido en Culiacán dos socorristas.

“Es importante recodar al comandante López López quien estuvo en la atención en el gran atraco al Banco Banamex en Los Mochis, suceso ocurrido hace 32 años, en el que fallecieron 4 personas, y más de 40 salieron con vida, por lo que él obtuvo la presea, pues no sólo estamos en accidentes”, reconoce

En agosto de 1989 estaban de guardia Inzuza Bustillos y Joaquín Romero Barrón “El Cadete”; él apenas había llegado a la unidad, cuando “El Cadete” le gritó: ¡hey vámonos, vámonos, hubo un accidente muy fuerte.

Entrenamiento sobre Técnicas de Extracción Vehicular para el mejoramiento del uso de herramientas neumáticas y barras de acero, para personas atrapadas dentro de automotores. Foto: Cortesía | Jorge Inzunza

Un autobús del STASE había caído del puente Jorge Almada, que en ese entonces era de dos carriles uno de ida y uno de venida, esa noche llovía y el camión derrapa y cae con las llantas hacía arriba a la altura del Río Culiacán.

“Llegamos al lugar, la altura del puente era de 20 metros, yo decía y cómo vamos a bajarnos para el rescate de esas personas; en el lugar estaba un camión de plataforma tortón, que transportaba cemento, le pregunté al conductor que sí traía cuerdas, yo me hago un calzón de soga tipo arnés y entre varios me bajan poco a poquito”.

Al llegar hasta abajo rompe uno de los cristales y comienza a sacar a las personas del camión que estaba cubierto por 20 centímetros de lodo, lo que hacía que fuera más aparatoso el suceso.

Jorge comienza hacer el triage, que es la selección de lesionado, para saber quiénes estaban heridos y comenzar a recibir apoyo de los mismos pasajeros para sacar a las personas que no podían moverse, que tuviera fracturas o estuvieran inconscientes.

“Inició el rescate, y como a los 15 ó 20 minutos comenzó a llegar el apoyo; casi a la mitad de los trabajos, yo saco a un niño con vida, todo lleno de lodo, que se pensaba no tenía vida, por ese tipo de acciones, yo recibo la medalla, de hecho esa fue la portada de aquellos tiempos del periódico Noroeste”.

El Negro, como lo conocen sus amigos y apodo que él mismo pregona, ha sido el socorrista más joven en toda la República Mexicana que ha recibido el reconocimiento al Valor.

Con el paso del tiempo Jorge ha entendido que el joven que se acerca a la Cruz Roja para aprender de primeros auxilios, ya nace con un espíritu humanitario y de ayuda, sin importar arriesgar el propio ser por el de alguien más.

En sus 32 años de servicio voltea hacia atrás y se pregunta cómo es que él ha hecho tantas cosas, pero sabe que hay un poder superior que lo ha impulsado a ayudar a la gente.

“Es un instinto de sobrevivencia que tienes, que te impulsa hacer lo que haces, que no te importa dar todo, que se te olvida que estas arriesgando tu vida, pero al final de cada día de rescate te queda la satisfacción de haber salvado muchas vidas, y ese es el mejor reconocimiento que se puede recibir”, expresa muy conmovido.

Cada rescate además significa un gran aprendizaje, ya los errores o las acciones para solucionar un salvamento, le han dado la experiencia de que o no hacer, reflexiona.

Hizo una pausa en su tiempo, para formar su familia a lado de María del Rosario. Tienes tres hijos: Alejandra, Jorge Eduardo y Diane Vianey, estos dos últimos han seguido su ejemplo y también son parte de Cruz Roja.

La otra cara: ser periodista

Jorge Inzunza en Cruz Roja siempre ha sido voluntario, pero en realidad detrás de ese ser que se preocupa por ayudar al prójimo en los rescates y traslados de ambulancia, está el periodista de más de 30 años de experiencia.

Inzunza estudió periodismo enfocado a la publicidad cuando tenía 24 años; su conocimiento en siniestros y accidentes, lo colocó como jefe de salas de prensa de la Policía Judicial del Estado, así como fotoperiodista de Noroeste, en La Hora de Sinaloa, El Debate y El Sol de Sinaloa, en estos últimos medios también ejerció como reportero policiaco; en su último empleo estuvo en esta casa editorial como editor del diario.

El paramédico Jorge Inzunza participó en el rescate de más de 140 personas durante el dantesco accidente ferrovial, ocurrido en la comunidad de San Marcial, Guasave, la madrugada del 08 de Agosto de 1989, que dejó saldo de más de 60 muertos. Foto: Cortesía | Jorge Inzunza

Aunque en el Culiacán muchos conocen a Inzunza como paramédico y rescatista, también como periodista se lanzó a escribir de temas fuertes, sobre todo en los años 90, en que también recibió menciones y galardones.

Maestro de nuevas generaciones en la reporteada, Inzunza se convirtió en un veterano de las historias policiacas en las páginas de los distintos medios arriba nombrados. <EP>Por tres décadas combinó su trabajo como reportero, paramédico y rescatista, y dice que espera vivir muchos años para continuar haciendo lo que le gusta.

Actual mente forma parte en la Fiscalía General del Estado en área de Extorsión de la UEA, forma parte del grupo de Veteranos de la Cruz Roja donde es Instructor de formación básica, hace guardia los miércoles y se sube a la ambulancia con la misma adrenalina del primer día.

"Me considero una persona con valores firmes inculcados por mis padres, ya que somos una familia unidad, que nos apoyamos completamente en las buenas y en las malas, demostrando así, el respeto y la caridad hacia el prójimo".

Despedida

Con esta entrega concluye el primer ciclo de Crónicas de Ambulancia, un espacio semanal que ha buscado recopilar historias de vida de todas y todos los socorristas de la Cruz Roja que a diario arriesgan la vida. Es un homenaje mínimo para nuestras heroínas y nuestros héroes contemporáneos.

Trayectoria Social

Ha sido Vicepresidente de Juventud, Coordinador estatal de la Juventud, Socorrista y Rescatista Comandante en Jefe

Maestros

Le enseñaron la profesión Joaquín Romero Barrón “El Cadete”, el doctor Marco Antonio Rocha Torres y Francisco Aguilar Villareal “Chiquilín”.


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