Culiacán, Sin.- Era el lunes 14 de noviembre del año 2016, Juan José apenas iniciaba su jornada laboral cuando desde el radio los llaman para un servicio para la zona del aeropuerto.
El informe señalaba un hombre inconsciente con dificultades para respirar en las oficinas de una gasera, conforme a estos datos el paramédico preparó materiales de vía aérea.
En poco menos de cinco minutos la ambulancia ya había arribado al sitio, de prisa Juan José y sus acompañantes se adentraron en las instalaciones de la empresa.
Fueron pocos segundos los transcurridos hasta encontrar una sala de juntas, con una gran mesa redonda en medio y a poco menos de dos metros un hombre corpulento yacía sobre el piso, su piel estaba pálida y su cuerpo sudoroso.
De inmediato Alarcón se aproximó, cuestionando a los presentes lo sucedido, a lo que señalaron que tras informar que sentía malestar y llevarse la mano al pechó, cayó sobre el piso.
Tras varios intentos de reanimación el paciente comenzó a balbucear siendo inentendibles sus palabras, los paramédicos tomaron el pulso, el cual en ese momento resultaba inestable, lo cual los llevó a sospechar de un EVC (Evento Cerebral Vascular). Fue por esto que decidieron trasladarlo a que recibiera atención hospitalaria.
EN CAMINO
De camino al hospital, Alarcón Escamilla ejecutaba la vía aérea, mientras su compañera estimulaba al hombre inconsciente, fue ahí, sobre la parte trasera de la unidad de socorros que el paciente abría por unos segundos los ojos, para volver a cerrarlos y así permanecer durante el trayecto.
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Fueron cinco minutos en los que la ambulancia se abría paso a través del tráfico capitalino de ese inicio de semana, hasta llegar al área de urgencias del Hospital, donde se dio el informe de la sospecha del EVC y fue confirmado por los médicos.
Para Alarcón Escamilla el servicio había llegado a su fin, luego de llenar los formularios con lo sucedido regresó a la para seguir brindando atenciones.
EL REENCUENTRO
Fue a inicios del 2017 cuando después de finalizar un servicio Juan José se encontraba en el estacionamiento del nosocomio a punto de arribar a su unidad, cuando, de repente sintió un pequeño jalón en su pantalón.
Al voltear una mujer de mediana edad dijo “un señor te habla, te quiere saludar”, y señaló a lo lejos a un hombre en silla de ruedas que apenas movía su mano derecha, ante tal hecho Juan se sintió extraño, ya que no reconocía al individuo.
Al aproximarse la mujer señalaba que él era su esposo y hacía casi dos meses había tenido un EVC, José recordó aquella mañana de noviembre, y con gusto se aproximo al hombre, quien con voz entrecortada dijo un ¡Gracias!, casi inentendible.
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Esto hizo que el paramédico se maravillara por tal hecho, de que pasada la situación el paciente pudo decirle un ¡Gracias!, algo que en su profesión se presenta pocas veces.
Después de este suceso ambos hombres entablaron una relación de amistad y cuatro años después siguen frecuentándose.
PERFIL
Juan José Alarcón Escamilla ingresó a Cruz Roja cuando tenía 17 años, a Módulos Escolares, donde realizó el servicio social de la prepa. Llamándole la atención el área de Juventud donde permaneció por cinco años, hasta que en 2014 ingresó a la Escuela de técnicos en urgencias médicas.
Siendo, en octubre próximo cuando cumpla 10 años en la institución.
Su ingreso a Cruz Roja lo llevó a decidir estudiar enfermería, profesión que actualmente combina con el socorrismo.
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