Culiacán. Sin-. ¡Abortar no es fácil… no es un deporte! exclamó Denisse Azucena Díaz Quiñonez, a quien le negaron abortar en su momento, debido a que su salud estaba en peligro y la bebé no tenía esperanzas de vida por un síndrome que le alteró los cromosomas.
En la segunda edición del Parlamento Abierto que se llevó a cabo en el Congreso sobre los temas de Identidad de género, Derecho a la vida y Despenalización del aborto, donde participaron grupos y organizaciones de la comunidad LGBTT, quienes se pronunciaron a favor del derecho humano de las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo, y que grupos religiosos y médicos dejen atrás la doble moral.
Ante diputados de Morena, del PRI, PAS, PT e independiente, Denisse Azucena, con la voz entrecortada, a veces rompiendo en llanto contó su situación vulnerable cuando acudió al IMSS, e Issste en busca de apoyo para abortar.
La narración, cimbró la sala, los legisladores no sabían si callar o aplaudir. La diputada del PAS, Alba Virgen, estaba sobrecogida por la historia llena de dolor e impotencia que después de cuatro años sigue dañando a Denisse.
Azucena Denisse de entrada dijo que duraron tres meses deliberando su situación, preguntando dónde estaba su derecho a decidir, mientras se estaba muriendo.
En el 2017, después de tanto batallar, logró embarazarse, pero desafortunadamente le dieron la noticia de que su bebé tenía un síndrome, además tuvo problemas de vesícula, estaba su vida de por medio.
“Estoy viva el día de hoy, porque soy una mujer privilegiada, no soy una mujer vulnerable, soy una mujer que trabaja, no soy una mujer que ignora, porque si he sido una mujer indígena, una adolescente, si hubiese sido pobre, estaría muerta”, indicó.
Vive de milagro
Aseguró que no está muerta porque su familia pudo mover sus influencias, pudo pagar para que en el Hospital Civil, se juntara un grupo de médicos, analizó su caso, para entonces, ya tenía seis meses de gestación y le practicaron el aborto.
“Tuve que pasar 30 horas de labor de parto para parir a mi hija, finalmente el diez de enero de 2018, nace María Inés Castro Díaz y nace muerta, porque ya sabíamos que iba a morir, ella nunca tuvo una posibilidad de vida. ¿Qué tan Pro vida pueden ser los médicos, qué tanta objeción de conciencia pueden tener, si me mandaron a mi casa? Me dijeron váyase a su casa y cuando la niña se muera, viene para que se la saquemos”, indicó.
Con la voz entrecortada recordó que tuvo que parir a su hija muerta, todo porque en Sinaloa se viene cargando con muchos prejuicios y dogmas religiosos.
“Porque el aborto, otro supuesto, no es legal, entonces a todas las mujeres se nos trata con el mismo criterio porque somos culpables por habernos embarazado, porque se nos juzga, se nos critica, se nos lastima por el simple derecho de embarazarnos. Imaginemos si yo hubiese sido una niña violada, el mismo supuesto hubiera pasado, no me habrían interrumpido el embarazo”, dijo.
Señaló que el proceso de una decisión de abortar nadie se lo contó, porque lo vivió en carne propia.
“Hasta el día de hoy, cuatro años después sigo con los traumas, el dolor, yo amaba a ese ser, era mi decisión abortarlo, pero jamás le diría a una mujer que aborte porque ella tiene el derecho de sus propias decisiones, sobre su vida, sobre su cuerpo. Ninguna mujer tiene que pasar por lo que yo pasé”, indicó
Asimismo señaló que ni a una sola mujer más se le debe decir si debe de abortar o no, mucho menos prohibirles interrumpir su embarazo en el momento requerido.
“Yo lo quise hacer en una etapa temprana para que no fuera tan doloroso, que no fuera tan traumático, pero se me negó ese derecho, porque lo quisimos hacer de manera legal, descubriendo que clandestinamente en casi todas las clínicas de Culiacán se aplican abortos, tienen para pagar, les recetan medicamentos y les dicen cómo aplicarlos”.
Luego, su tristeza la cambia por un gesto de alegría, al anunciar que no se rindió y buscó nuevamente embarazarse.
Maternidad libre
“La maternidad tiene que ser deseada, segura, afortunadamente hoy soy madre de una niña a la que le voy a inculcar todo lo relacionado a la perspectiva de género para que sea libre y decida por sí misma”, concluyó.
También Victoria Valenzuela, advirtió que la mujer es dueña de su cuerpo y nadie tiene que decirle que hacer, al señalar que ella tuvo a su hija hace 28 años, tiene síndrome de Down.
“Fue mi decisión, fue mi derecho tenerla con todos los problemas que conllevaba, ahora ella es una persona realizada, por eso, ya es el momento de que se les dé la oportunidad a las mujeres de decidir".
Por su parte Lourdes Carrillo Ley advirtió que Sinaloa se distingue por ser un estado homofóbico y lamentó que todavía sigan existiendo grupos de doble moral, acusando que los religiosos encabezan esos grupos.
“Estoy hasta la madre de que nos digan aberrantes, ya es tiempo de que nuestros derechos sean cuestionados”, indicó.
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