Culiacán, Sin.- Entre los cerros de Chihuahua y Sinaloa, donde ningún servicio público llega, asegura Hortensia Gaxiola que ha encontrado al menos cuatro mil personas de la etnia Tarámari; una comunidad invisible al estado.
Desde hace cuatro años realiza colectas de ropa, alimento y cobijas para las familias de esta zona, al mismo tiempo que realiza sus proyectos culturales. Gaxiola se ha tomado el tiempo que el gobierno no: ha subido los empinados y pedregosos caminos hacia la sierra, para ir a ver a los tarámaris y ayudarles en los que necesiten.
Este año, la ayuda no faltó, y montañas de bolsas con cobijas y ropa, bloquearon la entrada de la catedral de Culiacán, entre sábado y domingo.
“Muy empáticos, aunque se fueron más por el lado del frio y necesitamos ahora alimentos no perecederos. Ayer sábado llegué a las 7:00 y desde esa hora, muy puntuales, ya había gente con sus donativos, y nos trajeron tanto que no pudimos llevarlo a la bodega. Pedimos entonces ayuda de la policía municipal para que resguardaran las cosas en lo que descansábamos”, relata, Hortensia Gaxiola, activista del Colectivo Tarahumara Sinaloense.
A lo largo de cuatro años la encargada de cultura en el municipio de Guasave, ha hecho todo tipo de gestiones para que, en la comunidad, que no está censada ni es beneficiaria de alguna beca de gobierno federal, tenga al menos derecho a la educación y a la salud.
A veces veo las fotos de años pasados, de lo que logramos y me da mucho gusto y asombro a la vez de que, he hecho cosas algo arriesgadas, porque llegar a la sierra no es fácil y no cualquiera aguanta Hortensia Gaxiola
De acuerdo con la activista, esta comunidad de manera natural, vive dispersa. Entre casa y casa hay una hora y media de distancia, y tratan de cubrir las necesidades de todas las familias que ahí se encuentran.
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PARA SABER
Los tarámaris, son hombres y mujeres que se distinguen por no tener una identidad definida, viven en cuevas o casas de adobe con techo de palma en la entraña de la Sierra Madre Occidental.
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