“Soy una damnificada del ciberacoso, mis fotos le dieron la vuelta al mundo”, lamenta Karina.
Karina, Yeraldine y Mónica son mujeres a las que las une el dolor, la vergüenza por la bajeza de seres humanos que sin el más mínimo respeto a su intimidad y a la confianza que mostraron en su momento a esa persona que las traicionó, ahora sufren las consecuencias del ciberacoso.
Cada vez más jóvenes están implicados en casos de ciberacoso a través de los medios digitales, debido al uso extensivo y el anonimato que permite utilizar el ciberespacio y así se constata cuando preguntamos si conocen a una persona que haya sufrido de este flagelo y la respuesta es afirmativa.
De inmediato te dan santo y seña del uso de redes sociales que sufrió la amiga, la hermana, la conocida al ser acosada por el novio, “amigo” o compañeros, mediante ataques personales, divulgación de información confidencial o falsa entre otros medios.
“Por vergüenza…me refugié aquí”, dice de entrada Karina, al mostrar su hogar, donde vive desde hace año y medio, alejada de todo lo que le recuerda el viacrucis que pasó.
Vive aislada, en una humilde casa, dejó atrás la vida placentera que llevaba al lado de sus padres en la colonia Las Quintas.
No ha perdido el contacto familiar. Su hermano, es el que más la comprende, le pide que deje ese lugar, pero ella, ha decidido “expiar” su culpa.
Voy a pagar. Lo merezco por tonta, confiada y lo peor es que me enamoré…
Karina se puso de novia con un muchacho de “buena familia” de la capital del estado, concluyó sus estudios de contador público y se fue a trabajar al centro del país.
“Me llamaba a diario, cada mes venía a verme, decía que me quería. Yo también lo amaba con locura, sentía que no podía vivir si un día me faltara, era detallista, caballero, me mimaba, hacía todo para hacerme feliz”, dice.
Cada vez que suelta una palabra, lo hace con cierta burla, a toda costa se quiere castigar, habla, pero su pensamiento está ligado al dolor, a la dejadez y al resentimiento.
Así transcurrieron dos meses, cuando un día me llega con un ramo de flores, cariñoso, me invita a cenar, en medio de velas, me da el anillo de compromiso, me pide que me case con él, mi felicidad es completa…sí, ajá.
Recuerda que era un viernes y el novio se regresaría el domingo. El sábado todavía con la felicidad de la noche romántica, “después de abrazarnos me invitó a dar una vuelta y luego a comer en un hotel, ahí me confesó que tenía reservado un cuarto y quería que le diera la prueba de amor…”.
Karina muestra todavía el coraje que esto le causó “por supuesto que le dije que no, que ya habíamos platicado sobre mi forma de pensar, que quería llegar pura al matrimonio. Él se burló de mí, me dijo que en estos tiempos quién pensaba en eso, pero que me iba a respetar, pero la situación ya no fue la misma. Él se fue, en tres días no me habló, hasta que un amigo, me dijo que entrara al internet. Lo que vi me desmayó”.
Explica que su novio “si así le puedo llamar a este monstruo despechado, había subido a las redes sociales unas fotos mías desnuda”.
De inmediato, ataja: “ya sé qué estás pensando, que cómo si no me quise acostar con él, sí tenía mis fotos en distintas poses. Te explico: un día cuando platicamos sobre mi deseo de llegar de blanco al altar, él meloso me dijo, que si no íbamos a tener relaciones hasta estar casados, por lo menos le mostrara mi cuerpo, lo amaba y consentí; aparentemente me respetaba, me decía cuando me hablaba que se conformaba con verme así y que algún día íbamos a estar juntos, no llegaba a más”.
Karina guarda un largo silencio, su mirada se torna penetrante, no llora, sino que la rabia la consume como si estuviese viviendo ese momento.
Le llamé para reclamarle y lo que me contestó lo pintó de cuerpo entero. Como no quisiste darme lo que yo quería, pues este es el costo, porque a mí me costaba ir cada mes a verte, los regalitos, la manita sudada, ese es el precio y todavía puedo negociar…eres mía o seguiré subiendo más fotos.
Señala que la historia es larga, vinieron una serie de chantajes, hasta que se lo contó a sus padres y éstos fueron a ver a los papás de su novio. Se perdió la buena amistad que había en las familias y su reputación se hizo añicos.
-¿Nombre de tu novio?
-Me lo reservo, yo sí tengo principios y no voy a ser igual que él, pese a que destruyó mi mundo y mi vida entera.
INICIATIVA
La diputada más joven de la actual legislatura de Sinaloa también sufrió ciberacoso. Yeraldine Bonilla, legisladora de MORENA, fue víctima de ciberacoso, por ello, ahora que tiene la oportunidad, presentó una iniciativa para castigar a todos esos acosadores con hasta 10 años de cárcel.
Parca en sus expresiones, señala que ella a su corta edad sufrió acoso cibernético.
“Sí, yo sufrí a través de Messenger, fue muy doloroso, por eso ahora, quiero contribuir a por lo menos que se detenga este problema y se castigue a quien lastima de esta manera”, dijo.
Mónica es otro caso.
Karina y Mónica, las dos entrevistadas por separado, parece que le tienen fobia a las fotos “todo lo que sea de nuestra vida privada, nada, ni fotos, ni grabaciones, nada que nos pueda dañar”.
“Mi peor error, fue seguir el chantaje, caí varias veces en su juego, un día no lo permití y llegaron las consecuencias”, señala Mónica.
Recuerda que en una fiesta de sus compañeras de trabajo, se les hizo fácil tomarse unos videos.
“Era pura vacilada. Estábamos tomadas y nos habíamos quedado cuatro amigas solas, después de la fiesta, se fueron los invitados. Yo me coloqué en una pose provocativa, entonces, se nos ocurrió grabar, jugamos a que éramos un trío, pero todo era vacilada, hasta ahí llegó la cosa, no hubo nada que nos comprometiera más que la toma del video, sin sexo y sin nada, sólo poses comprometedoras, que incluso al día siguiente que lo vimos lo festejamos”.
Narra que olvidaron el asunto, pero que un buen día, la “amiga” que les tomó el video, las empezó a chantajear.
“Primero nos pidió dinero, luego nos hacía caer en su juego, quería que una de nosotros nos acostáramos con ella, con asco acepté, luego las otras dos amigas…nuestro calvario duró unos meses, hasta que al ver que no íbamos a seguir con sus chantajes, subió a las redes sociales el video y todavía sigo pagando las consecuencias, he perdido dos novios, pero por fin, hay un hombre que cree en mí y estamos a punto de formar una familia”.
Señala que tiene información de que la mujer que las acosó está detenida en la capital del país “parece ser que es por el mismo delito, ya la perdonamos, aunque nos haya causado mucho daño”.
“Pero al fin de cuentas la decepción, y la traición causan el mismo dolor”, concluye Mónica.
10 años de cárcel es lo que pide de castigo la diputada Yeraldine Bonilla en su iniciativa presentada en el Congreso de Sinaloa.
Soy una damnificada del ciberacoso, mis fotos le dieron la vuelta al mundo”
Karina
Víctima de ciberacoso