Culiacán, Sin.- “Yo no soy David. No puedo respirar. ¿Dónde está mi papá? Saquen a ese señor, saquen al juez. Traigan a mi papá”, exclamaba David en la sala de su juicio, previo a vincularlo a proceso por feminicidio agravado en grado de parentesco. Luego de que durante una hora golpeara a su madre, hasta que falleciera, el 15 de febrero en el fraccionamiento Montecarlo.
El jueves 18 de enero, se realizó la audiencia inicial de este caso de matricidio, sin embargo, no se pudo vincular a proceso al imputado, ya que por su condición de salud mental, parecía estar ausente y desorientado.
Ante el comportamiento de David en la sala, su defensa pidió que se le realizaran exámenes psiquiátricos para que se constatara que, su defendido, no estaba en “sus cinco sentidos”. Así fue, y este 22 de febrero se reanudó la audiencia inicial del caso 132-2021.
Luego de entrevistas con Joel, su hermano, y su padre, los médicos del Hospital Psiquiátrico de Sinaloa y peritos, determinaron que David padece esquizofrenia paranoica. Además, se dieron a conocer sus expedientes clínicos desde que el hombre tenía 17 años de edad, cuando se le detectó esquizofrenia, depresión y ansiedad.
ESCUCHABA VOCES
De acuerdo a la documentación médica, a los 18 años, David escuchaba voces que le indicaban que dañara a otras personas. Él mismo lo declaró a uno de los médicos, en su momento.
Al cumplir la mayoría de edad, el imputado, presentó conductas violentas con su padre. Lo agredía públicamente y por esta razón decidieron internarlo en el Hospital Psiquiátrico de Sinaloa. David solo estuvo en mes, ya que su conducta fue buena, gracias al medicamento que le aplicaban, por lo que decidieron que era buena idea dejarlo en libertad, siempre y cuando se mantuviera medicado.
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Su conducta era la de una persona normal. Asistió como oyente a la carrera de medicina en la Universidad Autónoma de Durango y sus profesores aseguraron que él era un alumno regular. Incluso sus calificaciones eran aprobatorias. Pero solo cursó tres semestres de la carrera, pues David no podía ser constante en sus estudios, ya que su trastorno lo aislaba de la sociedad en algunas ocasiones.
En 2020 fue cuando su madre, hoy occisa, comenzó a sentir peligro por las conductas de David, por lo que necesitó que su hijo Joel estuviera pendiente de ella. Le dio las llaves de la casa y control del portón eléctrico, en caso de cualquier emergencia que pudiese darse.
No había recibido María Del Carmen ninguna agresión física de David. Solo verbales. Sin embargo, a la mujer le comenzaba a asustar lo que su hijo pudiera hacer.
En los diagnósticos médicos que se leyeron en la audiencia, se encontró que David no tiene afecto por las personas, no puede mantener una conversación y no tiene juicio. A menos no uno consciente. Incluso, los doctores señalaron que él no recuerda haber matado a su madre.
Aún con un tratamiento psiquiátrico, David incluso trabajó en diversas cafeterías. Pero también mencionaba a sus doctores sobre las voces que en su cabeza le indicaban que dañara a otra gente.
Al leerse esto en la sala, frente al juez, se decidió que el hombre permanecerá en prisión preventiva por cuatro meses. Durante este tiempo, tendrá vigilancia médica por el Hospital psiquiátrico, pues sus actitudes pueden resultar dañinas para él o quien le rodeé.
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