Culiacán, Sin.- María Antonieta Eliseo Varela, sufre desde 2017 la angustia y la desesperación de no encontrar a sus seres queridos, víctimas de la desaparición forzada.
Fue el 31 de octubre de ese año, cuando la vida la golpeó por primera vez, pues ese día un comando armado arribó a la casa de su madre en Culiacán, para llevarse a sus hermanos.
De acuerdo a los relatos de Antonieta, su hermano Jesús Eduardo, se encontraba durmiendo en casa de su madre, cuando un grupo de personas armadas arribo al inmueble, amenazando a cualquiera que de moviera. A base de golpes y esposado, lo subieron a una camioneta polarizada donde se presume ya venia a bordo Luis Antonio, un hermano mas de Antonieta a quien habían detenido previamente también a base de golpes.
"A punta de culatazos levantaron a mi hermano que estaba dormido, lo golpearon, lo esposaron, lo sacaron de la recamara pasando con el frente a mi madre y lo subieron a una camioneta, pero cual fue nuestra sorpresa, que nos informaron que ya habían levantado a mi otro hermano sin darnos nosotros cuenta", recordó.
A raíz de la desaparición de estos dos hermanos, la familia interpuso las denuncias correspondientes, sin embargo, las autoridades nunca han dado certeza de la investigación ni del paradero de los Varela.
DE NUEVA CUENTA
Pasaron apenas 10 meses para que la delincuencia acechara de nuevo la vida de Antonieta, ahora desapareciendo sin rastro a su hijo Luis Enrique Acosta Eliseo.
Fue el 29 de agosto del 2018, cuando este joven salió de casa con rumbo al centro de salud en Culiacán, para canjear sus medicamentos pues padecía de tuberculosis, sin embargo nunca regreso.
Antonieta resaltó que fueron amigos de Luis Enrique, quienes alertaron de su posible desaparición, pues el joven sin avisarle a su madre había quedado de verse con su amigo Juan Antonio Graciano, para cobrarle un dinero, a raíz de esos indicios empezaron a atar cabos, sin embargo lo que venía sería más grave.
Juan Antonio Graciano, avisó a su familia que saldría de casa para ver a Luis Enrique en una gasolinera de Culiacán y ahí entregarle el dinero pero nunca regresó, al cuestionarse ambas familias, se dieron cuenta de que no había rastro de los dos jóvenes.
De inmediato, se iniciaron las averiguaciones en las que una de las cámaras de seguridad de la Gasolinera donde habían quedado de verse, grabó el momento exacto en el que arriban algunas patrullas de la policía municipal y estatal, y se llevan a Juan Antonio.
Antonieta especula que en esas patrullas ya había sido levantado Luis Enrique, sin embargo todavía se desconoce si esto es afirmativo.
"Cuál fue nuestra sorpresa que investigando ese mismo día nos dimos cuenta que también había desaparecido el otro muchacho, el cual había quedado de verse con mi hijo, a mí quién me asegura que ya no iba mi hijo ahí en las patrullas", expuso.
SABUESOS, UN OASIS
A raíz de todos estos sucesos, María Antonieta ingresó al colectivo de búsqueda de personas desaparecidas, Sabuesos Guerreras, donde ha encontrado una familia y una esperanza para buscar a sus tres tesoros.
Luis Enrique dejó dos hijos, a quienes Antonieta acogió como suyos, ella los ha formado en el campo de búsqueda y los ha hecho partícipes en el colectivos Sabuesos Guerreras.
Los pequeños, salen a diario junto a su abuela, para buscar a su padre y tíos. Volantean, escarban, rezan, lloran y sensibilizan a cualquiera que se encuentran en la calle para que se unan a la búsqueda de los mas de 400 tesoros desaparecidos en Culiacán.
"Mis nietos son mi fuerza, ellos son quienes me impulsan a seguir buscando, ellos me motivan y me dicen abuela vamos con el colectivo, si no lo hacemos nunca vamos a encontrar a mi papá y a mis tíos", subrayó Antonieta.
A cuatro años de la desaparición de los hermanos Varela y a tres años exactamente hoy, autoridades y Antonieta, desconocen el paradero de estos tres tesoros.
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